Por Andrés Cañizález
La significación política
del 23 de febrero de 2019, así como su impacto en una eventual transición
en Venezuela, nos corresponderá analizarlo en el futuro. Aún es temprano para
saber si lo sucedido el 23F con el intento de ingresar ayuda
humanitaria en Venezuela contribuirá al quiebre del régimen autoritario de
Nicolás Maduro o si por el contrario, todo lo sucedido ese día terminará
fortaleciendo a la cúpula en el poder.
Si algo dejan en claro estos
acontecimientos no sólo es la decisión gubernamental de impedir el ingreso de
ayuda humanitaria, también está la acción deliberada por evitar que en el
país se conozca lo que está ocurriendo.
El 23F vivimos una vuelta de
tuerca a la censura. La decisión oficial sintetizada en la célebre frase “de
eso no se habla”, tan corriente en las dictaduras, fue también protagonista
este 23 de febrero.
He revisado tres reportes de
la situación que afectó a medios, periodistas y ciudadanos este 23F producidos
por Espacio
Público, IPYS
Venezuela y Medianálisis.
Cada uno pone acentos y ofrece particularidades dignas de reseñar. Cuando se
revisan los tres documentos surgen varias conclusiones que trataré de esbozar
acá. No hago un resumen de los reportes, tras su lectura sintetizo puntos de
vista.
La censura en Venezuela vive
un nuevo capítulo en torno a fechas conflictivas. Si se revisa el
historial de situaciones tensas o conflictivas de los últimos años, en cada una
de ellas se pierde al menos un espacio de información. En este caso se
sacó del aire al canal nacional de Chile y a Radio Caracol de la
oferta de la televisión por suscripción. El “delito” de estos medios:
sencillamente transmitían en vivo desde el lugar de los acontecimientos.
Como ha sido moneda
corriente, las órdenes de suspender a canales internacionales (ya el
viernes 22 con el concierto en la frontera ocurrió otro tanto) sencillamente se
transmiten de manera verbal a las empresas de televisión por suscripción y
éstas ejecutan de inmediato. No hay procedimientos administrativos previos.
Tengo el poder de censurar y lo ejerzo.
Hace algunas semanas en este
mismo espacio citamos el texto de J.M. Coetzee, el premio nobel de literatura
sudafricano, dedicado a la censura.
En un sistema autoritario,
en el que reina la censura, sostiene Coetzee, aquellos que se siguen expresando
cuando otros son silenciados, terminando incorporando las claves del
censurador. Saben de qué se puede hablar y de qué cosas el régimen no quiere
que se hable.
En términos muy coloquiales,
no hace falta la llamadita telefónica de Conatel para saber qué cosas debes
mostrar o no en una fecha como el 23F. Eso es lo que me imagino sucede
con medios televisivos de alcance nacional como Venevisión o Televén. La
censura se va naturalizando al punto de que la omisión de cobertura televisiva
nacional sobre hechos trascendentes, se asume como asunto común y corriente.
Los ciudadanos, sin embargo,
no están conformes con tal situación. Medianálisis consultó a diversos
ciudadanos ese 23F en relación a cómo viven ellos la ausencia de información en
los grandes medios tradicionales de radio y televisión. Para muchos venezolanos
de a pie está clara la existencia de un sistema de censura que se
impone sobre el país y su ciudadanía.
La idea de un cambio en el
sistema político, en mi opinión, también representará una oportunidad sin
para establecer un modelo mediático que reestablezca derechos de
ciudadanos, periodistas y empresarios del sector.
La violencia también se
manifestó, de nuevo, contra periodistas por parte de uniformados y de civiles
armados identificados con el chavismo. En cada momento de conflictividad estos
actores colocan como objetivo a los trabajadores de la prensa.
El ciudadano es el que más
pierde
Un aspecto que se va
convirtiendo en recurrente es el bloqueo de páginas web informativas,
redes sociales y últimamente directamente la caída intencional de los
sistemas de telefonía móvil y de la propia prestación del servicio de Internet.
En materia informativa y de conexión el país está llegando a un marasmo sin
par.
La desinformación, que es
consecuencia de todo lo señalado en el párrafo anterior, sólo termina
beneficiando al régimen de Nicolás Maduro.
El gran perdedor es el
ciudadano. Una ciudadanía desinformada y desarticulada en lo
político puede ser maleable por la campaña de propaganda que parece
no cesar, como lo viene a demostrar la particular interpretación oficial dada
por Jorge Rodríguez de lo ocurrido este 23F en la frontera entre Venezuela y
Colombia.
Finalmente, el periodismo
con el pie en el terreno de los acontecimientos, que hicieron valerosos
periodistas venezolanos y extranjeros, es lo que nos permitió saber qué
ocurrió realmente este 23F. Su rol ha sido fundamental en esta jornada y lo
será aún más en el tiempo por venir en Venezuela.
26-02-19
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