Carlos Tablante 26 de febrero de 2019
@TablanteOficial
Cuando
hablamos del Estado delincuente, en nuestro libro publicado en 2013,
caracterizábamos la sustitución de las leyes y de la Constitución como un complejo
proceso donde el Estado se hace fallido y se mezcla también con su modo
forajido de relacionarse con la comunidad internacional. A través de ese cóctel
de actividades criminales, la cleptocracia se adueñó de Venezuela. Por medio de
la corrupción política, y con la llave de la impunidad, se abrieron las puertas
a las mas diversas actividades criminales que terminaron de sustituir al Estado
de Derecho por un entramado delictivo cuyos ejes principales son la corrupción,
el narcotráfico y el terrorismo.
No son
las sanciones ni el bloqueo las principales causas de la hiperinflación y del
deterioro en todos los órdenes que sacude hoy al país. La falta de medicinas,
alimentos y la violencia son el resultado del gran saqueo de los dineros
públicos como también denunciamos en el libro con ese mismo titulo, donde a
través de exhaustivas entrevistas constatamos que la nación sufrió un robo de
mas de 350.000 millones de dólares.
El
vínculo de Maduro y su esposa Cilia Flores con investigaciones judiciales sobre
corrupción y tráfico internacional de drogas en EEUU y con el caso del ex
tesorero Alejandro Andrade y su cómplice Raúl Gorrín, confirman nuestra
convicción de que en Miraflores opera un sindicato del crimen.
Desde
luego, también se ha puesto en evidencia el fracaso de un sistema totalitario
basado en un Estado grandote e ineficiente que se adueñó de todo liquidando la
propiedad privada y aplastando al ciudadano con la promesa de llevar a cabo una
revolución a favor de los pobres que ha terminado siendo un grotesco casino
como mecanismo de extracción de las riquezas del país, donde unos pocos
enchufados con el régimen jugaron y juegan con los dineros públicos para
satisfacer sus intereses personales que exponen a través de un estilo de vida
grotescamente lujoso, mientras los venezolanos sufren todo tipo de calamidades.
A esto
hay que sumar la invasión cubana que ha tomado por asalto a Venezuela para
ponerla al servicio de la dictadura castrista convirtiéndola en su colonia,
como bien lo explicó la semana pasada Joaquín Villalobos en su columna de la
semana pasada: Cubanos go home.
Bandas
de delincuentes pagadas por Maduro aterrorizan a los principales barrios y
urbanizaciones, como quedó demostrado ante la opinión pública internacional el
23 de Febrero. Las cárceles son el refugio y el centro de operaciones de los
cabecillas o pranes de estos grupos criminales, que en complicidad abierta con
Iris Varela, ministra del área penitenciaria, atacan a la disidencia con
licencia para matar. En las fronteras actúan en complicidad con el ELN y otros
grupos paramilitares, como también ya es público y notorio.
La
fuerza armada nacional, el poder judicial, los diferentes grupos policiales,
por medio de algunos de sus integrantes, se han convertido en motores de esta
maquinaria criminal que está destruyendo a Venezuela.
La
ayuda humanitaria y la cooperación militar son las opciones propuestas por la
comunidad internacional que tienen viabilidad constitucional bajo el impulso de
la Asamblea Nacional y su presidente Juan Guaidó, que también ha asumido las
funciones de encargado de la Presidencia de la República, para liberar a
nuestro pueblo.
Para
ello, la indignación debe seguir organizada y en la calle. Solo así
conseguiremos que, ademas del aislamiento internacional, el usurpador de
Miraflores sienta de verdad la presión del descontento popular, logrando de
este modo que los oficiales institucionales de las FAN y los jueces exijan al
usurpador que se retire para lograr que la mayoría representada en la AN pueda
negociar con los diputados del PSUV, una ruta de transición pacífica y la
realización de elecciones verdaderamente libres y democráticas.
El
usurpador Maduro representa el pasado, la ambición desmedida de mantenerse en
el poder como sea, sabiendo que es el principal responsable del desastre
nacional y que por ello tiene mas del 80% del rechazo del pueblo.
El
futuro está en el cambio propuesto por la alternativa democrática, para lo cual
es necesario la renuncia del usurpador, establecer un gobierno de transición y
realizar unas elecciones libres y democráticas. Como queda claro, es falso el
dilema de que esta es una confrontación entre izquierda o derecha. El pueblo
venezolano ha sido secuestrado por unos criminales y está luchando para
liberarse.
Es
indispensable seguir contando con el apoyo de la comunidad internacional. Sin
embargo, este gran desafío requiere que mantengamos la unidad, la
perseverancia, la valentía, la coherencia y sobre todo, la conciencia de que
esta es una lucha que nos corresponde liderar a los venezolanos para recuperar
la libertad y la soberanía a través de un gobierno democrático y de unidad
nacional.
Carlos
Tablante
@TablanteOficial
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico