Luis Manuel Esculpi 26 de febrero de 2019
@lmesculpi
No
tenían opción de salir bien parados, obviaron la alternativa más inteligentes,
quizás era mucho pedir. En las hipótesis analizadas perdían de todas, todas.
Escogieron la peor fórmula, su talante autoritario y represivo lo mostraron de
nuevo ante el mundo. Consideraron que dejar pasar la ayuda humanitaria -la
alternativa más inteligente y racional- era muestra de debilidad, los regímenes
dictatoriales les aterra mostrar sus carencias, pero ellas resultan más que
visibles.
Los
intentos por retomar la iniciativa mostraron ribetes de ridiculez, el concierto
paralelo resultó una burda caricatura, realizado un solo día a las seis de la
tarde, cuando lo anunciaron para todo el fin de semana, muchos de los artistas
se “enfermaron” a última hora, aparecer a su lado en estos días resulta
enormemente perjudicial para su proyección.
El
sábado mostraron su faz más nefasta, la trasmitieron a todo el planeta, por si
alguien tenía dudas del carácter sanguinario y represivo, el empleo de la
Policía Nacional y de grupos paramilitares en la Ureña y San Antonio, los
innumerables atropellos cometidos hasta el inclasificable hecho de incendiar
camiones que portaban alimentos y medicinas prueban de manera fehaciente la
saña y la crueldad de su actuación.
La
barbaridad de los crímenes cometidos contra los indígenas de la Gran Sabana,
dejando además de la víctimas, cerca una veintena de heridos todos de balas,
como consecuencia de la salvaje agresión por parte de un grupo de la Guardia
Nacional, despejaron las dudas existentes, en cada vez menos sectores de la
comunidad democrática internacional, sobre las características dictatoriales
del régimen usurpador que confrontamos.
La
respuesta de Maduro pretendiendo aparentar normalidad, cuando bailaba mientras
se desataba la represión y la insólita declaración de la flamante
Vicepresidenta al afirmar: “Este domingo solo vieron pedacitos de lo que
estamos dispuestos a hacer…” expresan con toda nitidez la desfachatez de la que
son capaces por la obsesión de mantener la usurpación a cualquier costo.
La
falacia y el cinismo ilimitado lo exhiben sin el menor rubor al trucar la
fotografías e intentar falsificar la realidad, al pretender inculpar a quienes
intentaban apagar el fuego como los incendiarios de los camiones.
Es en
nuestra opinión indudable que en este lamentable episodio la usurpación no se
benefició, ni resultó gananciosa, muy por el contrario su ya deteriorada imagen
se hundió aún más, mientras las fuerzas alternativas enseñaron nuevamente su
disposición a luchar democrática y pacíficamente para alcanzar el cambio
político. El resultado no se puede medir exclusivamente por si pasó o no pasó
la ayuda humanitaria, el escenario de apelar a la represión para impedirlo era
absolutamente previsible, al margen de la imposibilidad de imaginar lo salvaje
de su actuación.
Perseverar
en la ruta señalada, mantener la presión interna e internacional para promover,
el cese a la usurpación, el gobierno de transición y la realización de
elecciones libres, continúa siendo el diseño estratégico, sobre el cual se
fundamenta y debe continuar fundamentándose toda la acción de las fuerzas
democráticas.
La
continuidad de la lucha preservando la unidad, respaldando a la Asamblea
Nacional, a la Directiva y especialmente el liderazgo alcanzado por su
Presidente Juan Guaido, constituyen ejes claves, para continuar con la ruta
emprendida en lo que va de este año.
Hay
una diferencia notable entre los tiempos que vivimos y los de meses anteriores,
el desaliento y el desconcierto dieron paso al renacer de la esperanza, seguir
recorriendo senderos acumulando éxitos, manteniendo la iniciativa política
constituyen pilares fundamentales para lograr los objetivos planteados. La
lucha social y política, incluso en coyunturas favorables como la actual, no se
definen en un día, ni en una sola acción, la suma de logros es garantía de
Victoria. La lucha sigue…
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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