Julio César Arreaza B. 24 de febrero de 2019
La
usurpación se encamina presurosa hacia su fatal destino y se desvanece. Nadie
duda de que la satrapía selló su suerte el 10 de enero de este año, cuando
llegamos a la fecha de inicio de período sin presidente electo. Hoy Guaidó es
más presidente que Maduro, no solo de manera constitucional que es mucho decir,
sino en el ámbito nacional. Aparte de que más de 50 países lo han reconocido.
Una
cosa hemos alcanzado: nuestro grito de libertad al fin retumbó en los oídos del
mundo, y voltearon hacia acá unánimemente, y convertimos a Venezuela en centro
de atención, con lo que sucede a unos nacionales que sufren las crueldades de
una tiranía. Es impresionante constatar el respaldo mundial expresado
cabalmente en el concierto en la frontera y la ayuda humanitaria concretada.
Venezuela hace historia de la buena. Se revalida lo dicho por Betancourt:
nacimos para hacer historia.
Hace
200 años nació la república, y entre ires y venires marchamos hacia la
consolidación de la república liberal democrática. Resulta emocionante validar
que la Gran Colombia está más viva que nunca, se trata de dos naciones hermanas
que entendieron que su destino es vivir unidas y solidarias, como la mejor
forma de afirmar sus genésicos principios y valores que asegura la viabilidad
de países independientes. El mundo le canta a Venezuela y no se queda en puro
bello canto, sino que la apoya decididamente para recuperar su democracia y
libertad.
El rey
está desnudo, si siempre lo llamaron mentira fresca, ahora la eurodiputada
Beatriz Becerra declara que el usurpador no dice la verdad ni a su médico.
Fíjense, en un momento dado, consecuencia de sucesivas frustraciones, le
cogimos temor a la esperanza y hoy el mundo escucha con atención y responde con
solidaridad a nuestro grito de dolor, hambre y sobre todo de renacida
esperanza. La tiranía al decretar y auspiciar la inhumana diáspora le creó
también un problema a otros países, y aquí se rompió el conjuro de la receta
cubana.
Por y
con Venezuela se lanza el reto y desafío de establecer el hemisferio más
democrático, así será Dios mediante, lo que señala que las acciones próximas se
orientarán hacia Nicaragua y Cuba, para liberarlas de la ignominia que las
tiene secuestradas. Maduro insiste en apostarle a la receta del desgaste, pero
este país está cundido de una definitiva esperanza y no abandonará la presión
democrática hasta ponerle cese a la usurpación.
El
impresentable Alto Mando pasó por encima de las víctimas conformadas por los
jóvenes asesinados, los enfermos crónicos y el pueblo que muere de hambre y
enfermedad. Chávez desarticuló la Fuerza Armada para que no lo tumbaran, ahora
la mayoría de los oficiales opuestos a la entrega de la soberanía a Cuba y al
saqueo más grande de la humanidad optan por desobedecer al usurpador. El
objetivo es doble: desalojar al tirano y el desmontaje de un Estado criminal.
¡No
más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!
Julio
C. Arreaza B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico