TAMOA CALZADILLA 19 de febrero de 2019
@TamoaC
Carlos Vecchio era el segundo a bordo del
partido opositor que lidera Leopoldo López cuando fue obligado a la
clandestinidad y luego a huir de Venezuela. Desde su posición en el gobierno
interino explica qué fechas y momentos fueron clave para llegar al punto en el
que están.
Han
pasado cinco años desde que el ahora encargado de negocios del gobierno
interino de Venezuela, Carlos Vecchio, salió de forma clandestina de su país.
Es la edad que va a cumplir su hijo que nació en el exilio. Llegó con su
familia a Doral, en el sur de Florida, sin demasiada planificación “porque una
cosa es hacer estrategias y escenarios en frío y otra tomar decisiones en
caliente, cuando tienes que correr”, dice ahora, sentado en una oficina que le
presta Visión Democrática, una organización creada para atender a la diáspora.
Vecchio fue
nombrado la voz principal de Venezuela en Estados Unidos y aceptado
como tal por la administración de Donald Trump el pasado 27 de enero. El
segundo a bordo del perseguido partido opositor Voluntad Popular, ahora es el
responsable de articular la diplomacia del gobierno encargado en Venezuela con
EEUU. Todo es producto de un trabajo silencioso que él y otros políticos
exilados han hecho en este país.
En
entrevista con Univision Noticias en Washington, cuenta qué
fechas y momentos fueron clave para lograr la posición donde ahora está la
oposición al régimen de Maduro. De la misma forma habla sobre su vida en la
ciudad de Doral y el impacto que esto tuvo en acercarse al exilio y al senador
republicano Marco Rubio. También explica cómo se imagina el 23 de febrero en
Venezuela.
Varias
cosas lo sorprenden esta tarde: “El apoyo tan grande que hemos recibido” y los
cinco años transcurridos. “Nunca me imaginé tener que salir de mi país por
persecución política”, explica. Cansado, ya sin saco, luego de la jornada
matutina de la Conferencia Mundial para la ayuda humanitaria en Venezuela que
se realizó en la sede principal de la OEA, recibía a periodistas y equipos de
trabajo por turnos.
Una
ilegitimidad que resultó clave
-¿Qué
hechos y fechas han sido clave para que la oposición a Maduro llegara a donde
está ahora?
-La
reelección ilegítima de Maduro el 20 de mayo de 2018 fue clave para todo esto
que hemos logrado. Porque allí se sentencia la ilegalidad de su mandato, se
desconoce dentro de Venezuela pero, también en el ámbito internacional.
Entonces ahí pensamos ‘Aquí hay una oportunidad de cara al 10 de enero de 2019
(día que constitucionalmente corresponde juramentar al nuevo presidente
electo)'. Decidimos que ese día lo íbamos a desconocer.
Comenzamos
a tejer una estrategia, a nivel interno y a nivel internacional. En octubre de
2018 empezamos a generar esa estrategia, en función de la ilegitimidad de
Maduro como presidente de Venezuela. Nos dijimos ‘ hay una oportunidad
política y tenemos que aprovecharla’. Decidimos que nuestra posición sería
desconocer a Maduro como presidente electo y ahí nos acompañó la comunidad
internacional y organismos multilaterales.
Hay
que decir que hay otro día clave: el 4 de enero con la resolución del Grupo de
Lima de desconocer esa reelección y transferir las competencias a la Asamblea
Nacional. Después de todo lo que ha pasado reconocemos que fue un gran acierto
por preservar la Asamblea Nacional como institución legítima, cuando algunos
apostaban a su implosión.
-¿Y
entonces cómo ocurrió la movilización?
- Lo
hicimos en tres niveles: la presión en las calles de Venezuela, con la figura
del Cabildo Abierto, a la que la gente respondió muy bien. En segundo nivel, la
presión de instituciones como el Parlamento, dentro de todo el marco
constitucional, y en tercer lugar, la presión internacional. La respuesta
dentro y fuera de Venezuela a lo que estamos haciendo ha sido increíble. Esto
es inédito.
-El
marco constitucional pone a Guaidó en la presidencia.
-Claro.
Porque ante la situación que teníamos la pregunta era muy obvia: ¿qué pasa
cuando no hay presidente electo? Entonces la respuesta fue el artículo 233 de
la Constitución. Pero hay un usurpador y eso tenemos que solucionarlo.
-
¿Mientras tanto en Estados Unidos qué estaba pasando?
- El
exilio nos sirvió para armar una estrategia contra la dictadura de Maduro. Esto
es el esfuerzo de mucha gente y hay que entenderlo en esa amplitud. Pero te
digo que cuando yo llegué aquí a Estados Unidos en 2014, yo decía que en
Venezuela había una dictadura y nadie me hacía caso. Al principio no me
atendían. Pero eso fue cambiando y ahora mira, republicanos y demócratas nos
apoyan por igual.
-¿Por
qué parece que fue más fácil que escucharan y apoyaran los republicanos que los
demócratas?
-Costó,
pero prefiero decir lo que tenemos ahora, a los dos partidos apoyándonos.
Republicanos,
demócratas y ‘Doralzuela’
-¿Vivir
en Doral (al sur de la Florida) y el trabajo que hizo en esa ciudad, cuna de
los venezolanos en Miami y radio de acción de dirigentes cubanoamericanos como
Marco Rubio, sirvió para sus logros políticos?
- Sí,
vale. Yo nunca lo pensé, eso no estuvo calculado. Yo llegué a Doral
desesperado, con mi mujer a punto de parir y decidimos quedarnos ahí y resulta
que al final del camino ha sido una suerte estar ahí. Los dirigentes
cubanoamericanos se solidarizaron más fácil con el exilio venezolano, puedo
nombrar a Marco Rubio (senador por Florida), a Rick Scott (antes gobernador y
desde noviembre de 2018 senador por Florida), republicanos, pero también a Bob
Menéndez (senador reelecto de Nueva Jersey) y a Debbie Wasserman Schultz
(congresista de Florida), que son demócratas.
-Esos
congresistas fueron importantes para el acceso a la Casa Blanca, Lilian
Tintori, esposa del líder opositor Leopoldo López, estuvo con Trump…
Sí,
claro. Los presos políticos fueron clave, una puerta de entrada para que nos
escucharan en Washington. No solo Lilian, también la esposa de Antonio Ledezma,
la de Daniel Ceballos. Además, no hay que olvidar que los venezolanos de la
diáspora han sido nuestros verdaderos embajadores, cada quien en su área ha
llevado el mensaje de lo que está pasando en nuestro país.
¿Y el
Plan B?
-En la
Conferencia Mundial para la ayuda humanitaria a Venezuela anunciaron que han
recogido 100 millones de dólares. ¿Hay una parte de esa ayuda en dinero? Si es
así ¿cómo y quién lo administra?
-Todo
llega en kits de alimentación, medicinas, insumos, todo está certificado y bajo
controles. Los países se encargan de eso, nosotros no estamos administrando los
recursos.
-¿Hay
posibilidad de que esos alimentos estén envenenados como dijo la vicepresidenta
de Maduro Delcy Rodríguez?
-Cuando
los oyes decir esas barbaridades te das cuenta de que a ellos no les importa
realmente la gente. Pueden decir cualquier barbaridad sin pruebas para evitar
que llegue la ayuda a quienes más lo necesitan.
-Cómo
va a ser ese ingreso de insumos el 23 de febrero por la frontera si Maduro y
los militares lo impiden?
-Eso
va a entrar, eso va a ser apoteósico, como de película, la gente va a hacer que
eso pase, los militares no van a poder pararlo… eso va a entrar por los cielos,
por los mares. Vas a ver que sí.
-Y si
no, si hay un escenario de violencia, si no pueden pasar y se impone la fuerza
y la represión como otras veces, ¿cuál es el Plan B?
-No hay
plan B, porque va a funcionar el Plan A.
La
congelación de bienes
-Desde
Estados Unidos se está adelantando buena parte de la estrategia de congelación
de bienes para el régimen de Maduro. Lo más reciente es el nombramiento de la
nueva directiva de Citgo (la filial de la estatal petrolera en EEUU), ¿qué
buscan con eso? ¿Van a parar mientras puedan administrar ustedes el dinero?
-No,
no. No se detiene nada, de hecho todos los gerentes siguen allí. Lo que
buscamos es impedir que Maduro y su gente sigan poniéndole la mano a los
recursos del Estado. Entre nuestras prioridades está proteger los activos de la
república. Y con Citgo, que es una empresa pública, tuvimos que cumplir un
requisito legal, para nombrar una nueva directiva que impida que se sigan endeudando.
El
papel de Leopoldo López en prisión
El
líder opositor Leopoldo López, director del partido Voluntad Popular, del que
Vecchio es coordinador nacional, está preso desde febrero de 2014 y desde julio
de 2017 tiene un régimen de prisión dentro de casa, en Caracas. Ahí vive con su
esposa Lilian y sus tres hijos, pero no puede asomarse a la puerta ni al techo,
como lo hizo una sola vez. La policía política vigila su casa y movimientos las
24 horas del día, los 7 días de la semana.
Sin
embargo, mucho se ha comentado de su participación en esta etapa política del
país y su mano y cerebro hasta en el proyecto de Plan País que algunos llaman
“la mañana siguiente”.
-¿Podemos
hablar de Leopoldo López y nos puede confirmar su participación en todo esto?
-
Claro, es así. Leopoldo es el gran articulador de todo esto. Tomamos severas
medidas de seguridad y fue muy complicado, pero él ha estado en todo. Siempre
decimos que lo más difícil para todos los que hemos trabajado aquí -que es
mucha gente- ha sido ponernos de acuerdo en cosas tan complejas sin mirarnos a
los ojos: uno preso, otro metido en una embajada (Freddy Guevara, también
dirigente del partido está refugiado en una sede diplomática en Caracas), otros
en España… y así.
La
huida de Venezuela
A
Carlos Vecchio lo acusaron de los mismos delitos que a Leopoldo López:
instigación a la violencia, daños a la propiedad, incendio y asociación para
delinquir. A ambos los persiguieron, allanaron tres veces la sede del partido
en Caracas, en febrero de 2017, pero no lograron atraparlos. Sin embargo, días
después tomaron una decisión: uno se entregaba y el otro se iba del país a
trabajar desde el exilio. “Yo tuve que montar mi clandestinidad en caliente”,
cuenta y todavía prefiere guardar el secreto de los sitios donde estuvo y cómo
finalmente salió del país.
“Tres
de los personajes de la justicia que nos juzgaron están ahora en el exilio, dos
fiscales y la juez… perseguidos políticos ¿qué te parece?”. Uno de ellos, el
fiscal Franklin Nieves, vino a Miami, contó a los medios de comunicación que
todas las pruebas y el juicio fueron una farsa y pidió asilo político. Nunca se
han encontrado cara a cara, pese a que viven en la misma ciudad. “Los he visto
solo por televisión”, dice Vecchio.
De
toda esa experiencia en el exilio escribió un libro, que acaba de salir. Se
llama ‘Libres. El nacimiento de una nueva Venezuela’.
Se
acabó el tiempo y un corresponsal extranjero está parado en la puerta de la
oficina. Algunos compañeros del partido en los pasillos bromean: “Ese es el
despacho del embajador”.
Él se
acomoda para la nueva entrevista, pero parece que se le olvidó decir una última
cosa: “Esto que estamos viviendo ahora es la lucha del mundo libre contra la
dictadura, y quiero decir que me siento orgulloso como venezolano y como
latinoamericano de que la lucha por la libertad se esté jugando en Venezuela”.
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