Por Alejandro Moreno S.D.B.
El Observatorio Venezolano
de Violencia al que nos hemos referido en el artículo anterior, da las razones
que, según supone, pueden explicar la disminución de la tasa de muertes en
2018. En efecto, los datos de que dispone indican que en ese año ha disminuido
de 89, en 2017, a 81,4. Sigue siendo altísima, por cierto, tanto que nos sitúa
como el país de mayor violencia en toda América. Sin embargo, hay que buscar
las explicaciones de esta aparente y relativamente buena noticia. Y el
Observatorio da algunas. La primera dice: “Puede ser la acción de exterminio
policial”. Las OLP y otras de semejante criminal contundencia han sido casi
cotidianas. En ellas, sin respeto alguno por los más elementales derechos
humanos, las fuerzas del “orden” (de exterminio, mejor) han actuado por todo el
país. El Estado, pues, ha sustituido eficientemente al malandro. Según esto,
nuestro Estado se ha ido convirtiendo en un Estado criminal, como ya dijimos.
El ciudadano debe cuidarse de él como de un delincuente más, bien organizado,
uniformado, a veces encapuchado, y siempre impune. Un delincuente que actúa con
demasiada frecuencia tanto contra el culpable como contra el inocente. Tampoco
al culpable tiene derecho de asesinar sin más. Vale la pena repetirlo.
Otra razón sería, según el
informe, “la variación de las modalidades del delito”. Estas han ido
progresivamente cambiando a medida que ha ido variando el estado de la economía
y de la sociedad en general. En efecto, ya los delincuentes no se centran tanto
en adquirir el efectivo, que prácticamente ha desaparecido, sino en las
pertenencias objetivas como la comida, que es lo que más escasea, para consumir
y revender a precios totalmente abusivos eliminando, si es necesario, al
poseedor. Por eso ha habido cambio también en los lugares afectados por el
crimen. De las ciudades ha ido extendiéndose a los campos y a los pequeños
poblados del interior donde pueden encontrase más fácilmente los alimentos
necesitados y donde la defensa contra los robos y asesinatos es más débil.
Añade el Laboratorio, como
otra causa de la disminución, la emigración. Si los primeros emigrantes fueron
de la clase media, ahora el grueso de la emigración, los llamados “caminantes”,
entre otros, está formado por gente hambrienta, depauperada hasta el extremo y
que huye además de la inseguridad que el mismo malandraje produce. Entre
quienes emigran, se infiltran criminales que escapan de la policía o de las
bandas rivales y buscan en el extranjero nuevos lugares para su actuación. Esto
está alimentando una xenofobia en nuestros países hermanos, como en Perú y
Ecuador, completamente injusta, porque afecta y seguirá afectando a todos los venezolanos
que en su inmensa mayoría son totalmente honestos. El desastre social y
económico de este régimen produce así sus malignos efectos incluso más allá de
nuestras fronteras.
A todo esto habría que
añadir el número de delitos violentos que nunca será conocido porque no aparece
en ningún informe de ningún tipo, eso que se entiende como las “cifras negras”.
¿Quién puede conocer, por ejemplo, los crímenes que suceden todos los días
dentro del “arco minero” o en todo el territorio de las minas legales e
ilegales? ¿Cómo computar los crímenes que suceden en la extensísima zona
fronteriza que quedarán para siempre ocultos y nunca denunciados por nadie, las
víctimas que no tienen en esos lugares ningún familiar, por ejemplo?
Desgraciadamente, la violencia criminal en Venezuela no tiene hoy límite
alguno, ni conocido ni desconocido porque, además, el mismo régimen se encarga
de aumentarla y ocultar su verdad. Por todas estas razones me atrevo a pensar
que la disminución señalada por la estadística ha de ser más ficticia que
real,. Hay que repetir sin descanso que no nos libraremos de ella si no nos
libramos antes del régimen totalitario y opresor que padecemos. Solo entonces
podremos pensar en ir poco a poco tomando las medidas adecuadas para superar
este problema que nos agobia. Sabemos que no será fácil y tomará mucho tiempo
pues el mal está ya tan arraigado y extendido que nos exigirá un esfuerzo
gigantesco y el acuerdo de toda la sociedad en esa empresa.
19-02-19
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