Por Roberto Patiño
Todos los venezolanos
vivimos la dimensión inédita y devastadora de la crisis. Nos impacta en nuestra
familia, en nuestros amigos, en nuestra comunidad. Se ha desbordado fuera de
nuestro país y afecta a la región y al mundo.
Esta crisis es producto del
modelo que mantiene en el poder al régimen y que ha convertido a Venezuela en
un Estado fallido. No somos afectados por una guerra o una catástrofe natural,
sino por una forma dictatorial y destructiva cuyo impacto en nuestras vidas
alcanza la dimensión de una emergencia humanitaria. En un contexto de deterioro
acelerado, el régimen continúa ejerciéndolo con sistemas de controles
violatorios de nuestros derechos, medidas de colapso y caos, acciones
represivas de violencia desbordada.
Los venezolanos estamos
movilizados para cambiar esta situación insostenible. En nuestro trabajo en
Alimenta la Solidaridad, hemos visto lo que pueden lograr estas formas de
participación y encuentro en las comunidades de Caracas y el país. Las
personas, articuladas con organizaciones y distintos sectores de la sociedad,
enfrentan la crisis de alimentos con principios convivenciales. Sin el chantaje,
oportunismo, adoctrinamiento y vicios clientelares de la dictaduraComunidades,
organizaciones y voluntariado se articulan en redes de apoyo y trabajo,
conformando un movimiento solidario. De esta forma hemos podido conformar
esfuerzos como Alimenta La Solidaridad, que llega a más de 5000 niños en el
país.
Ahora este movimiento se
manifiesta en toda Venezuela. En conjunto con la comunidad internacional,
iniciamos un proceso de ayuda humanitaria como parte fundamental para enfrentar
la crisis, en línea con la ruta que hemos asumido de cese a la usurpación,
establecimiento de un gobierno de transición y elecciones libres
Desde la activación de la
red Voluntarios por Venezuela en los primeros días de febrero por Juan Guaidó,
más de 700.000 venezolanos se han integrado en esta etapa para contribuir con
su esfuerzo y conocimiento. Esta masiva movilización de personas y
organizaciones civiles ya está funcionando en distintos puntos del territorio
nacional y es el grupo de voluntarios más grande que se haya producido en
nuestra historia.
La ayuda humanitaria debe
atender primero a los sectores más afectados: la población infantil vulnerada
por la crisis alimentaria y los casos de atención médica más urgentes. En una
primera etapa debemos llegar a 300.000 venezolanos que se encuentran en
situación crítica, estableciendo canales de distribución y puntos clave de
atención que permitan sostener y ampliar este esfuerzo en el tiempo.
El sábado 15 de febrero en
las instalaciones del Diario El Nacional, en Caracas, nos encontramos en un
evento multitudinario representantes de organizaciones y personas integrantes
de la Red de Voluntarios por Venezuela. En distintos estados del país, también
se congregan asambleas de la Red. El mensaje es claro: la voluntad de cambio es
mayoritaria y definitiva. Ha sido asumida por el país para lograr la
posibilidad de un futuro real.
Apoyar y participar en los
esfuerzos para recibir, distribuir y hacer llegar la ayuda humanitaria a los
venezolanos es un llamado que está llegando a todos los sectores del país.
Debemos reiterar incansablemente este llamado a los sectores militares para
avanzar en conjunto hacia una transición para el cambio. El 23 de febrero
debe servir para ampliar y fortalecer las redes de participación y continuar el
proceso de articulación nacional sobre los objetivos compartidos de cese de la
crisis y restauración democrática.
En contraposición, el grupo
que secuestra hoy al Estado responde a esta emergencia y a las exigencias de la
gente bloqueando el acceso a puentes con camiones, anunciando el aumento de
gastos de armas. Proveedores de servicio de Internet del Estado han manipulado
la dirección de Voluntarios por Venezuela para redirigirla a otras páginas en
las que busca los datos de los voluntarios para vulnerar sus derechos. Se han
producido informaciones falsas acerca de los alimentos y medicinas de la ayuda.
Se ha desatado una persecución y hostigamiento deleznables en contra de
organizaciones nacionales de ayuda y apoyo desde el Estado.
Estas acciones de violencia
y terror no nos detienen. En la ruta hacia la transición y el cambio los
venezolanos nos negamos a aceptar las vías de guerra y violencia del régimen.
Nos negamos a continuar el caos y colapso con el que quiere postrarnos.
Hemos sido claros: vamos a
construir una nueva Venezuela desde la civilidad, el valor humano y la
solidaridad entre nosotros. El 23 de febrero daremos otro paso en ese camino y
demostraremos nuestra voluntad inquebrantable
Coordinador de Movimiento Mi
convive
robertopatino.com
21-02-19
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