Por Fernando
Facchin B., 14/08/2015
La ruta de la
dignidad nos dirige al 6D y es necesario entender que no tenemos otra
oportunidad, es ahora o no será nunca que comencemos el rescate de nuestra
dignidad, de la soberanía nacional, de la democracia y del concepto de vida que
queremos y merecemos.
Venezuela se debate
en una vergonzosa crisis político económica, sujeta a todo tipo de chantajes,
mentiras, descalificaciones, insultos y terrorismo por parte del régimen, una
humillante tragedia social. Las parlamentarias determinarán si seguimos siendo
títeres de un régimen que carece de cualquier referencia ética y humanitaria o
si queremos construir una nación sobre los valores democráticos y los derechos
humanos.
Por dignidad
debemos rescatar el parlamento para regir los destinos de un país que no se
rinde ante el miedo, que tiene conciencia de su dignidad, con lo cual vencerá
la codicia de poder.
La dignidad y los
derechos humanos encierran conceptos universales, capaces de superar cualquier
ominoso régimen. Son valores idénticos que no solo deben sentirse sino hacerse
efectivos contra los regímenes autocráticos y humillantes mediante una lucha
sin cuartel contra los obstáculos que se nos impongan.
El diálogo y la
concertación son imposibles en un país que se divide entre indignos e
indignados, parodiando a Galeano, lo importante es que cada quien sepa ubicarse
donde quiere estar.
No hay quien pueda
con la capacidad de contagio que tiene la indignación contra una generación
bonsái y parasitaria y terrorista, una generación que es una degeneración
grotesca de las políticas propias del Estado de Derecho, convirtiéndolo en
Estado de desecho, sin responsabilidad política, social y económica en su
estructura de poder amoral .El miedo, no puede ser más fuerte que la dignidad.
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