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viernes, 4 de diciembre de 2015

La oposición confía en que un sector del Ejército dé un paso frente a Maduro por @ejBlasco


Emili J. Blasco


El mensaje corre: «Cuando te avisemos de que hoy es la fiesta, tú estate pendiente». En ciertos sectores activistas de la oposición venezolana se ha dado el aviso de una posible reacción militar contra Nicolás Maduro en el caso de que el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el chavismo, robe la esperada victoria de la oposición en las elecciones parlamentarias del próximo domingo. Lo que hay en marcha no es un golpe, sino una operación para que el llamado «sector institucional» del Ejército alce por primera vez públicamente la voz y gane adeptos en los cuarteles, obligando así al Gobierno a dar un paso atrás.


«No es algo que vaya a pasar el primer día, será algo en escalada», afirma una de las personas que se está coordinando para ese escenario. A medida que, día tras día, crezca la presión popular e internacional, también aumentarían los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que se irían decantando a favor de respetar la voluntad de los ciudadanos que, en ese supuesto, el CNE no habría querido escuchar. La premisa necesaria es que los votantes opositores acudan masivamente a los centros de votación.

La base argumental de esta posición se recoge en el documento «Elecciones y la FANB: la sociedad mide fuerzas con los militares», elaborado por Orbis Consultores, empresa no involucrada en esos movimientos, pero cuyas conclusiones han sido tenidas en cuenta. El documento señala que el «más crucial» de los objetivos de la oposición el próximo domingo es «producir un cambio radical en el ánimo» de la FANB.

Una arrolladora votación en favor del cambio puede servir para «estimular la aparición de grupos militares dispuestos a presionar para un reconocimiento» del triunfo opositor. El no reconocimiento de esa victoria debiera llevar, primero, «a la aparición y visibilización de una fracción pro-cambio dentro de los cuarteles, y luego a que esa eventual fracción disponga de la capacidad real de influencia que se necesita para lograr una solución política desprovista de traumas insuperables».

«Siendo esta la primera vez que la oposición asiste a una medición contando con un amplísimo margen de ventaja», afirma el documento en alusión a la distancia de hasta más de treinta puntos que las encuestas otorgan a la oposición, «la revolución podría apelar al intento de un fraude de gran magnitud, tras el cual pudieran desencadenarse eventos de división en el seno de la FANB».

Violencia

Existe el riesgo, de todos modos, de que esa división derive en un enfrentamiento violento. La cúpula militar se ha acostumbrado de tal forma a ser parte del poder, en lugar de quedarse al margen, como servidores públicos, que parece difícil que vaya a renunciar a su estatus. No es que ante unos resultados cuestionados el Ejército tenga que dirimir entre oficialismo y oposición, sino que como institución forma parte del primero, así que no es juez sino parte.

Además de las posibilidades de autogolpe. también se contempla la posibilidad de que Maduro tenga que designar a un militar como vicepresidente y este le suceda en 2017, cuando tal sucesión podría hacerse de modo constitucional y sin necesidad de acudir a nuevas elecciones hasta que se cubra el mandato de seis años, que concluye en 2019.

Hasta ahora la contestación dentro de las fuerzas armadas apenas ha podido manifestarse, dado el control disciplinario ejercido de modo absoluto por el chavismo, que ha aplicado numerosos castigos y colocado en casi todo elorganigrama de mando a personas afines. Implicada en negocios de corrupción y narcotráfico gran parte de la estructura jerárquica, quienes están en desacuerdo con la comunión establecida entre el estamento militar y la revolución chavista han quedado marginados y sin poder contabilizar el alcance del descontento interno. La posible evidencia de un gran fraude electoral debiera ser el empujón para que el «sector institucional» se sienta en mayoría, con el respaldo de la opinión pública.

Partidismo

A pesar de que la Constitución, como es habitual en un sistema democrático, exige el apartidismo a las fuerzas armadas, estableciendo una estricta separación entre Ejército y política, Hugo Chávez impuso el compromiso de los uniformados con el bolivarianismo. La organización Control Ciudadano acaba de distribuir un informe en el que se recogen todas las manifestaciones públicas de miembros del Gobierno y de altos mando militares que en los últimos años han incurrido en esa vulneración constitucional. Una de las más recientes pertenece al mismo ministro de Defensa, el general Vladimir Padrino López: «El proyecto bolivariano, el proyecto de Hugo Chávez, es el único posible, factible, viable, para seguir por el camino de la independencia, de la patria y por eso estamos aquí nosotros, queridos compañeros de armas».

Ya Chávez impuso en las comunicaciones oficiales de Defensa y en los saludos militares los mensajes protocolarios «¡Independencia y patria socialista! ¡Viviremos y venceremos!» y «¡Chávez vive la patria sigue!»

03-12-15





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