JESÚS HERMOSO 08 de diciembre de 2015
En
2013 habían 18.904.364 electores inscritos para sufragar y para 2015 habían
599.742 nuevos electores. El ligero aumento de electores registrado en estos
dos años permite hacer una mejor fotografía de las variaciones electorales del
venezolano. En 2013 estaba reciente la muerte de Hugo Chávez y su delegado,
Nicolás Maduro Moros, era el candidato en medio de un profundo duelo.
Hacer
análisis despersonalizado sobre los electores siempre es complejo, pero cuando
las diferencias hacen una mayoría calificada para la oposición de 112
diputados, es necesario ponerles la lupa. Los resultados son el retrato de un
momento histórico. Son su mejor fotografía, generalmente.
La
Mesa de la Unidad Democrática registró una votación de 7.707.422 votos a su
favor en esta elección, lo que le dio el 67% de los diputados a la Asamblea
Nacional. La diferencia con la elección inmediata anterior es de 343.434 más
respecto de los 7.363.980 obtenidos en 2013.
Aun
cuando en esa oportunidad se trataba de una elección Presidencial, lo que
subyace en ambos procesos (2013 y 2015) es el plebiscito; es el voto
progubernamental contra el voto opositor. Negar esto sería perder sensatez en
cualquier análisis.
Así,
encontramos que el oficialismo en aquella elección conquistó 7.587.579 de electores,
luego de un encarecido pedido hecho por Hugo Chávez para que el voto chavista
respaldara al actual Presidente. Pero en 2015 y cuando se pedía desde el
oficialismo que se votara por Chávez, solo lograron obtener 5.599.025 votos lo
que se tradujo en 1 millón 988.554 de electores menos.
La
oposición obtuvo un crecimiento electoral de apenas 4,6% y el oficialismo un
decrecimiento de 26,2%. El chavismo se abstuvo y el trasvase electoral no se
concretó de la manera esperada, ni se ven reflejados en los resultados por
diputaciones obtenidas por ambos bandos.
Si nos
ubicamos en los resultados de 2010 para hacer una comparativa dentro de un
mismo tipo de elección, tenemos que el oficialismo incluso registró un
crecimiento, ya que de 5.423.324 obtenidos en 2010, pasó a 5.599.025 en 2015 lo
que se traduce en 175.701 nuevos apoyos. Además, de 66% de participación en
2010 se pasó a 75%, lo cual es positivo.
Ya
vendrán los análisis de mayor detalle pero de inmediato se puede asegurar que
el crecimiento electoral de la MUD es significativamente menor a la desbandada
electoral registrada por el oficialismo. Pero 5 millones y medio de electores
siguen generando respeto.
Régimen de mayorías
El
sistema electoral creado por el oficialismo para las parlamentarias de 2010 no
beneficia la representación de las minorías sino la sobrerepresentación de la
primera mayoría. Así, aún cuando el actual crecimiento electoral opositor
respecto a las elecciones parlamentarias de 2010 es de 2 millones 387.058 lo
que se traduce hoy en 56.3% de los votos válidos, la MUD obtiene hoy 67% de los
escaños en el parlamento.
El
sistema electoral impuesto en Venezuela por las hoy víctimas de ese sistema, se
conoce como Gerrymandering y consiste en la configuración de los circuitos
electorales de forma que su constitución permite la configuración de
determinadas mayorías electorales. Este método produce que los porcentajes de
escaños obtenidos en un circuito no coincida necesariamente con la población
del mismo y hace que por ejemplo haya más diputados.
En
Caracas un candidato representa a 229.854 electores mientras que en Delta
Amacuro, estado en el que el chavismo obtuvo en esta oportunidad 3 de sus 4
diputados, cada escaño representa a 56.623 electores.
¿El
voto nulo restó votos a la oposición? En las elecciones parlamentarias de 2010
los votos nulos alcanzaron a 2,9 % de los votantes mientras que en 2013, siendo
elecciones presidenciales en las que se vota por un solo cargo, fue de apenas
0.44%. En esta elección fue de 4,7 % de los que votaron, lo que puede haber
repercutido en algunos circuitos muy reñidos, pero hasta ahora ninguna de las
partes ha denunciado.
Los números en dos bastiones
Anzoátegui,
estado oriental de tradición chavista, pasó de 383.125 en 2013 a 287.145 en
2015. La abstención chavista disminuye en 95.980 mientras que la participación
de la MUD, de 424.685 electores en 2013, paso apenas a 450.619 respaldos
aumentando solo 25.934, relativamente proporcional al crecimiento del Registro
Electoral en ese estado.
En el
emblemático estado Miranda, gobernado por quien fuese candidato a presidente en
las elecciones de 2013, la MUD obtuvo en aquella elección 815.128 mientras que
en 2015 la MUD obtuvo 838.196, apenas 23.068 nuevos votantes inclinados por la
coalición.
En
general esto se repite a nivel nacional, pero en una elección en la que cada
uno de los 113 candidatos nominales, al igual que la representación de 51
diputados electos por lista y los 3 representantes indígenas, podían ganar o
perder por 1 voto, las diferencias en términos generales no tenían que ser
significativas para cambiar el resultado electoral.
La MUD
y el Gobierno están obligados a mirar de manera reflexiva estos números. Los
electores no le dieron el respaldo esperado a la oposición agrupada en la MUD,
al menos no el que se espera de una crisis de esta magnitud y en la que las
quejas de la población cada vez adquieren un carácter más beligerante y la
disposición al cambio alcanza hasta 86,8% según algunos estudios.
Para
el oficialismo, haber perdido el encanto para casi 2 millones de electores en
menos de dos años, habla de manera contundente de la necesidad de redefinir el
rumbo o arriesgarse a sucumbir definitivamente por la indiferencia de sus
afectos, aún no conquistados por la MUD.
Los
ciudadanos (algunos señalan esta responsabilidad principalmente en los
independientes), deben rescatar su carácter beligerante en función de exigir el
cambio inmediato hacia un sistema electoral más representativo y democrático.
Los números han señalado en dos oportunidades (2010 y 2013) que este sistema no
representa de manera correcta la diversidad ciudadana; mucho menos a las
minorías.
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