Por Sebastián Boccanegra
La causa de la derrota
del 6 de diciembre no fue por la gestión, dijo en días recientes Aristóbulo
Istúriz para explicar el revés sufrido por el gobierno de Nicolás
Maduro. Lo que provocó la pela que se llevaron fue la “guerra
económica”. Vamos a aceptar por un momento que la fulana guerra fue la causa de
la derrota y no la gestión.
Según esta visión de las cosas, la
gestión gubernamental es efectiva y el país cuenta con unos servicios
públicos de primera, la seguridad personal es aceptable y el nivel de vida de
la mayoría de los venezolanos ha mejorado. Ocurre muy frecuentemente que cuando
la gente accede a posiciones de poder su visión de la realidad empieza a
distorsionarse.
El estar rodeado de asistentes
y guardaespaldas generalmente es peligroso. Hace que el olfato, en este
caso el político, se haga menos efectivo. Istúriz, cuyo nombramiento nos parece
positivo, era cuando lo conocimos un político metido en la calle. Ahora lleva
ya mucho tiempo en las alturas del poder. Tiene más contacto con los informes y
estadísticas oficiales que con la realidad.
Si viviera lo que tiene que
vivir cualquier paciente en un centro de salud pública, seguramente se
preocuparía y concluiría que la gestión tuvo también algo que ver con lo
ocurrido el 6D. Lo mismo se puede decir para la educación, cuyo nivel es
bastante preocupante. Debería llamarle la atención que la inmensa mayoría de
los líderes del proceso no se atienden en los hospitales públicos ni llevan a
sus hijos a escuelas del Estado. ¿Por qué será?
De la seguridad hay poco que
agregar. El índice de homicidios sigue creciendo y no se ve ningún tipo de
política efectiva para ponerle freno. Los cuadrantes no cuadraron nada y la
Operación de Liberación del Pueblo ha sido tan inefectiva como todos los planes
anteriores. Claro que rodeado de guardaespaldas Istúriz se puede sentir
más seguro.
Para curar a un paciente el
médico tiene que acertar con su diagnóstico, de lo contrario el caso se puede
complicar. Lo mismo ocurre en política y en economía. Las palabras de
Istúriz nos dicen que el diagnóstico está errado y que la crisis que vive
el país tiene más probabilidades de agravarse que de revertirse. Esperamos a
que el Gobierno haga los anuncios concretos sobre lo que piensa hacer para
enfrentar la situación. Ojalá nos equivoquemos pero creemos que vamos
seguir cuesta abajo en la rodada.
15-01-16
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