Román Ibarra 14 de enero de 2016
Luego
de las elecciones del 6D, y el reconocimiento del triunfo de la oposición a
cargo del Presidente maduro la misma noche, todo ha sido un mar de errores y
atropellos a la constitución y la legalidad de parte de oficialismo. La
Asamblea Nacional presidida por el militarista Diosdado Cabello, sin ninguna
legitimidad, por la arrolladora victoria de la MUD, procedió contra toda lógica
a designar a unos magistrados del TSJ, utilizando un procedimiento traído por
los pelos.
Violó
los procedimientos para la designación, desatendió las impugnaciones hechas por
la ciudadanía, llevó al máximo tribunal a un conjunto de venezolanos que no
cumple los requisitos formales para optar al cargo, y esa misma sala electoral
chimba, e ilegal, ¨desproclamó¨ a la representación parlamentaria indígena,
violando otra vez, el acto administrativo del CNE según el cual, estos
diputados fueron proclamados luego de su triunfo.
Todo
ello con la intención de crear un caos institucional, a objeto de evitar la
gobernabilidad del país. No se da cuenta, o lo hace ex profeso el diputado
Cabello, que con su conducta contraria al derecho y la ética, está lanzando por
un barranco al gobierno de Maduro, que jura defender. Está intentando destruir
la república y nuestro sistema político por la vía de generar el caos en el
parlamento y meter a todo el país en una disputa que a nadie conviene excepto a
él, quien está tratando de salvarse recurriendo al expediente de la violencia.
Camino equivocado Diosdado!!
Por su
parte, el presidente Maduro renueva el gabinete y envía una señal positiva al
designar en la vicepresidencia ejecutiva a un civil, con mucha experiencia
política, con lo cual, tiende tácitamente un puente a la oposición para
comenzar a producir los mecanismos de reconocimiento mutuo, -ojalá así sea-
para la concertación de políticas que nos ayuden a salir de la crisis; del mismo modo observamos como
positivo el hecho de que se haya designado a un empresario reconocido para
enderezar las relaciones con los sectores productivos privados del país. Todos
tenemos fe de que ello puede ayudar y desde luego merecen el beneficio de la
duda.
Pero
para que todo ello ocurra, Maduro tiene que distanciarse del militarismo
atrasado y violento que representan Diosdado y sus secuaces, pues de lo
contrario terminará autodestruyéndose arrastrado por el desastre económico
social que hasta ahora nos ha arruinado. Una buena señal sería el que comenzara
a instruir a su gente para entenderse con la oposición para acordar mecanismos
de gobernabilidad.
Por
fortuna, la ciudadanía puede contar y cuenta con una oposición madura y bien
preparada para la lucha, en términos de que su conformación es una mezcla de
inteligencia, experiencia, juventud, y racionalidad que nos ayudará a entender
y actuar en esta política para tener éxito frente a quienes desde el
oficialismo ofrecen una confrontación.
La MUD
y su fracción parlamentaria tiene varias fórmulas a aplicar que comenzaron con
la propuesta de acatar la sentencia del TSJ, y la renuncia de los diputados
objetados para producir la falta absoluta, y obligar a la celebración de nuevas
elecciones en esa entidad; también tiene ahora la posibilidad proponer la
nulidad de las designaciones de los magistrados del TSJ, y por si fuera poco,
utilizar la mayoría absoluta para modificar la ley orgánica del máximo tribunal
y cambiar su composición para equilibrar el número de sus miembros y quitarle
el sesgo partidista, haciéndola independiente y autónoma como ordena la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Amanecerá y veremos,
viva la MUD.
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