Américo Martín 17 de enero de 2016
Muchas
cosas pueden decirse del tiempo agrio que vivimos. La ronda incesante de
fantasmas, falacias, farsas y fatigas bien puede ser una de ellas. Me ocupo en
esta columna de la maquinación del PSUV contra la Asamblea Nacional, incluyendo
la pintoresca Sala Electoral, que se apresuró a cubrir de agentes suyos. Ha
tenido esa operación la dudosa virtud de reunir
monstruos, mentiras y comedias bufas en ejercicio de inimitable cinismo
En las
elecciones de diciembre se superaron a sí mismos en la compra abierta, descarada,
a plena luz, de votos en todo el país incluyendo el estado Amazonas. Y sin
embargo le cargan ese delito a una obrera del gobierno de Liborio Guarulla,
infamia en la que se apoyó la Sala Electoral para desconocer la soberanía
popular manifestada el 6D y despojar de su investidura a la diputación
electa. ¿No es una desvergonzada forma de cinismo?
–
Bueno, sí, gobernador ¿pero esa señora no compraría votos también
– En
absoluto, no solo porque es una humilde trabajadora a la que no le sobra el
salario sino, sobre todo, porque es honrada y así será tenida hasta que alguno
de los que la infaman se atreva a probar lo contrario. Por supuesto, ninguno lo
hará.
La
nueva AN ha tomado en serio el mandato que ha recibido del electorado. En medio
de la sarta de calumnias, amenazas y
soboteo permanente no pierde un minuto en la ejecución de su agenda. Un
ejemplo entre muchos. Una comisión
investigará la Sala Electoral. Los requisitos que no cumplió y la
Constitución que violó. La preside el diputado Berrizbeitia, a quien don
Américo Castro llamaría “centáurico” por consagrarse en alma, conocimiento y
cuerpo a las tareas. Le temen a las
comisiones creadas para cumplir la función contralora que la vieja AN
había abandonado, consagrada como estaba a encubrir hechos punibles y
justificar violaciones a los DDHH.
Si la
mayoría de la AN se mantiene serena y tan clara como firme, seguirá tejiendo su
labor sin separarse de la Constitución, la paz y la vía electoral y ratificando
el diálogo, que en último término sirve a todos por igual. Enfrenta un
mecanismo tramposo que pretende alejarla de sus tareas. La cuestionada Sala
Electoral, constituida a trompicones, la declaró en desacato por juramentar
tres diputados de Amazonas que estaban revestidos de inmunidad desde que fueron proclamados por el CNE. Es decir, si
alguien pretendía desconocerlos tendría que esperar el levantamiento de su
inmunidad; la Sala no hizo a la AN semejante solicitud y no creo que por olvido
o ignorancia.
Escribo
hoy martes, cuando todavía la AN no se
ha pronunciado, pero un nuevo “seudodesacato” podría ser aprovechado para
inhabilitar a la propia directiva de la Cámara. Por eso, aún bajo justificada
protesta, dejemos la solución al pueblo soberano. Amazonas ha sido despojada de
su representación federativa. Hay que reclamar masivamente elecciones.
Sería
la respuesta más apropiada. Primero, la trampa gubernamental será derrotada con
una votación más abultada, como pronostica la consultora Hercon. Segundo, se demostrará que la única máquina-compra-votos
es la del régimen. Tercero con Guarulla al frente nuestros pueblos indígenas de Amazonas y
Apure derrotarán el racismo de los falsos revolucionarios. Y por último, la
precaria Sala Electoral quedará abochornada y en ridículo.
Hay
algo claro. El gobierno va contra la corriente sometido a la angustia de una
crisis superlativa, frente a la cual
solo tiene retorica dura por fuera pero vacía hasta el vértigo, por dentro.
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