Por Carlos Molina Camacho
Todos los venezolanos
desearíamos que tanto la nueva Asamblea Nacional como los demás poderes
públicos, particularmente el Poder Ejecutivo, puedan sentarse, por medio de sus
personeros, a dialogar para hallar las mejores soluciones a los graves
problemas de todo orden que enfrentamos los que vivimos en esta tierra de
gracia.
Hace muy pocos días el actual
Presidente de la Asamblea Nacional sugería, delante del Presidente Maduro y en
cadena nacional, que los empleados, técnicos, comunicadores sociales, etc que
laboran en el canal ANTV, formaran una asociación con el fin de autogestionar
esa empresa pública. El Presidente Maduro sin pérdida de tiempo expresó:
“¡¡¡eso es, una cooperativa!!!”
No sabemos cuál será la
decisión de la nueva Asamblea Nacional en relación al asunto planteado, pero la
sugerencia hecha por el Presidente de la A.N. encaja perfectamente dentro de la
actual Ley Especial de Asociaciones Cooperativas.
En efecto, el art. 89 de la
misma en su encabezamiento dispone que: “El Estado, mediante los organismos
competentes, realizará la promoción de las cooperativas por medio de los
siguientes mecanismos: ……numeral 5: “El impulso a la participación de los
trabajadores y la comunidad en la gestión de las empresas públicas y privadas,
mediante fórmulas cooperativas, autogestionarias o cogestionarías”.
Estamos de acuerdo con la idea
expresada por esas dos altas autoridades del Estado. Sí es perfectamente
posible que los que hacen vida como trabajadores en esa planta televisiva
formen una cooperativa para gestionarla, permaneciendo los bienes materiales de
ella como propiedad de la nación.
Ahora, es importante poner de
relieve que organizar una cooperativa no es nada fácil. Siendo una empresa de
autogestión es menester que sus asociados estén muy bien capacitados tanto en
sus derechos como en sus deberes –claramente expresados en el instrumento
legal- y adquieran los básicos e indispensables conocimientos en punto a
administración de la cooperativa en cuestión.
Lamentablemente las
experiencias cooperativas vividas durante estos años de chavismo no son en nada
halagüeñas. Se constituyeron miles y miles de cooperativas sin educación alguna
de sus miembros, los que recibieron inmensas sumas de dinero, y en consecuencia
los resultados fueron sencillamente desastrosos, dañándose la fe en el
cooperativismo como un medio de redención social. Ello sin hablar del
sectarismo político que manchó desde su inicio la creación de muchas de esas
cooperativas.
Sin embargo, los errores
pueden corregirse, y somos del criterio que tanto el Gobierno como la oposición
en la nueva A.N. pueden acordarse en la promoción de esta cooperativa del canal
televisivo y de muchas otras, tanto entre trabajadores como entre consumidores
y usuarios (cooperativas de consumo, de viviendas para la clase media,
educativas, de salud, de transporte, etc.), siempre y cuando se eviten los
costosos errores que se cometieron hace algunos años y ya señalados.
Son más las cosas que nos unen
a los venezolanos que aquellas que nos separan. Ojalá el cooperativismo pueda
ser una de esas herramientas en donde estemos de acuerdo para fortalecer en
nuestro país la llamada Economía Social o Solidaria, pues las cooperativas
tienen una naturaleza socialista o colectiva, pero deben gozar de autonomía
frente al Estado y las empresas privadas.
La política debe estar alejada
de esas unidades económicas toda vez que lo importante en ellas es que brinden
a sus miembros los mejores bienes y servicios, al más bajo costo. Las de
trabajo asociado, que producen bienes o servicios, son propiedad de sus
trabajadores, quienes se liberan así de su condición de simples asalariados en
las empresas mercantiles.
El desideratum debe ser que
cada día haya en Venezuela más propietarios. Hay que democratizar en nuestra
patria la propiedad en todas las áreas de la actividad humana.
El cooperativismo puede unir
tanto a aquellos partidarios del socialismo del siglo XXI como a los social
demócratas, social cristianos, liberales, etc...
Quizás es uno de los pocos
caminos en donde podríamos marchar tomados de la mano y decidirnos de una vez
por todas a edificar una Venezuela socialmente justa, libre y en paz, que sea
ejemplo para otros países hermanos de América Latina. Ese es el profundo anhelo
de todos los que votamos el 6 de diciembre, sea cual sea la opción que
hubiésemos tomado.
Ex Superintendente Nacional de
Cooperativas
01-01-16
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