Al director de Últimas
Noticias, Eleazar Díaz Rangel, no le había importado las denuncias que sus
propios reporteros han hecho sobre censura en el periódico. Tampoco que otros
periodistas hayan renunciado descontentos por el viraje que dio la empresa
comunicacional cuando dejó de ser la Cadena Capriles, para pasar a menos del
chavismo.
Pero este domingo, en su
columna semanal, Díaz Rangel admitió que la censura campea por el Grupo Últimas
Noticias. Se escuda el viejo profesor, no se siente culpable de que se limite
la libertad de expresión, responsabiliza a Héctor Dávila, el militante del
chavismo que ocupa hoy la presidencia ejecutiva del grupo editorial.
Aunque Díaz Rangel admite que
se impidió que una información fuese publicada, tampoco aclara en su texto de
qué se trata. Le coloca una tarea al lector, que parece más bien un
trágico chiste: "Si son buenos adivinadores, adivinarán cuál fue esa
noticia que no publicó ÚN aunque salió en todos..."
La cosa ya no está para
adivinanzas, profesor.
LEA LA COLUMNA COMPLETA DE
DÍAZ RANGEL
"Existen periódicos que
el año pasado tuvieron diariamente una circulación promedio inferior a la que
tenían en sus primeros días.
Algo inusual en el mercado periodístico. Otros, como es el caso de Últimas Noticias, venden tanto como la suma de todos los diarios editados en Caracas de venta al público. Y ahora viene la pregunta de interés: ¿qué ocurriría con la noticia más importante del día que aparezca en todos los demás cotidianos y no sea publicada en este? ¿Cuántos lectores de ÚN dejarían de conocerla en el supuesto de que esa circulación sumada sea muy inferior a la de ÚN?
Nada fácil la respuesta, toda vez que una noticia de esa importancia se repite en radio y TV, y muchos de nuestros lectores debieron tener acceso a ella. Además, es de suponer que un porcentaje de nuestros lectores lee otra prensa, de manera que puede estimarse en 50% quienes no leyeron la más importante noticia de un día equis. De allí nuestra preocupación por ofrecer todos los días en nuestras seis ediciones diarias las noticias más trascendentes e importantes, pero además ofrecerlas con un mínimo de equilibrio posible, es decir, que en el caso de la política no ocurra ningún hecho noticioso importante, del llamado oficialismo y de la oposición, que no aparezca en nuestras páginas.
Mantener una política editorial con esas características es tarea difícil en un país con la conflictividad que tiene. En primer lugar, depende del equipo de Redacción, desde quienes planifican las pautas cada mañana, y de quienes le hacen seguimiento a su búsqueda, hasta los reporteros responsables de conseguirlas, valorarlas y redactarlas, y del coordinador o jefe de la respectiva sección. Pero cumplidos los procedimientos señalados, no es garantía de su publicación y que los lectores puedan verla al día siguiente. Faltan las instancias del Director, que la evaluará según criterios periodísticos, de acuerdo con la ética de la profesión y a los principios específicos que guían el trabajo en la Redacción y que a menudo cita el Defensor del Lector.
Aun así, falta la última instancia, que en nuestro caso es la del Presidente Editor, que debe responder a los lineamientos generales dictados por los propietarios de este medio.
Un caso parecido al aquí descrito, como si se tratara de un retrato hablado, ocurrió la semana pasada. Si son buenos adivinadores, adivinarán cuál fue esa noticia que no publicó ÚN aunque salió en todos, absolutamente todos los demás diarios impresos en Caracas"
Algo inusual en el mercado periodístico. Otros, como es el caso de Últimas Noticias, venden tanto como la suma de todos los diarios editados en Caracas de venta al público. Y ahora viene la pregunta de interés: ¿qué ocurriría con la noticia más importante del día que aparezca en todos los demás cotidianos y no sea publicada en este? ¿Cuántos lectores de ÚN dejarían de conocerla en el supuesto de que esa circulación sumada sea muy inferior a la de ÚN?
Nada fácil la respuesta, toda vez que una noticia de esa importancia se repite en radio y TV, y muchos de nuestros lectores debieron tener acceso a ella. Además, es de suponer que un porcentaje de nuestros lectores lee otra prensa, de manera que puede estimarse en 50% quienes no leyeron la más importante noticia de un día equis. De allí nuestra preocupación por ofrecer todos los días en nuestras seis ediciones diarias las noticias más trascendentes e importantes, pero además ofrecerlas con un mínimo de equilibrio posible, es decir, que en el caso de la política no ocurra ningún hecho noticioso importante, del llamado oficialismo y de la oposición, que no aparezca en nuestras páginas.
Mantener una política editorial con esas características es tarea difícil en un país con la conflictividad que tiene. En primer lugar, depende del equipo de Redacción, desde quienes planifican las pautas cada mañana, y de quienes le hacen seguimiento a su búsqueda, hasta los reporteros responsables de conseguirlas, valorarlas y redactarlas, y del coordinador o jefe de la respectiva sección. Pero cumplidos los procedimientos señalados, no es garantía de su publicación y que los lectores puedan verla al día siguiente. Faltan las instancias del Director, que la evaluará según criterios periodísticos, de acuerdo con la ética de la profesión y a los principios específicos que guían el trabajo en la Redacción y que a menudo cita el Defensor del Lector.
Aun así, falta la última instancia, que en nuestro caso es la del Presidente Editor, que debe responder a los lineamientos generales dictados por los propietarios de este medio.
Un caso parecido al aquí descrito, como si se tratara de un retrato hablado, ocurrió la semana pasada. Si son buenos adivinadores, adivinarán cuál fue esa noticia que no publicó ÚN aunque salió en todos, absolutamente todos los demás diarios impresos en Caracas"
03-01-16
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