Por Naky Soto
La cobija. El sacaleche. La
chaqueta. El acta. La agenda. La lista se mueve con ellos. José Rafael va,
Manuela viene. Rodrigo espera en su coche, sonriendo, mirando, con un leve hipo
que marca su respiración. La lista sigue y el chequeo ocurre por tonos de voz.
Manuela revisa, José Rafael sonríe. Ella carga a Rodrigo, él carga todo lo
demás. Quería usar unos Converse hoy, pero su mamá la convenció de la
prestancia que demandaba el acto. No usa maquillaje. Lleva las uñas cortas. Sus
zarcillos son discretos. Sin perfume, sin adornos.
Es Psicóloga con un máster en
Gestión Pública y emergió en la política con dos roles distintos: como hija de
un gobernador del estado Aragua y, luego, como miembro del movimiento
estudiantil de 2007. Uno siempre ha signado al otro. La familia es
determinante. Ser “la hija de Didalco” es una variable con la que ha
vivido. Ser una líder del partido Voluntad Popular es lo que la ha
edificado.
Un café con leche y un
pastelito de queso son su desayuno. Una abeja merodea al bebé y congestiona la
conversación, lo suficiente para levantarse de la mesa y buscar un vaso
plástico para aislarla. Como Directora de Atención y Participación Ciudadana de
la Alcaldía de El Hatillo, Manuela se habituó a trabajar con sus vecinos,
escuchando demandas y sincronizando agendas, las suficientes para
entender que la romántica estaba desatendida y que a su alrededor las
opciones eran pocas. José Rafael estaba regresando después de vivir
doce años en el extranjero. Cada uno fue el primer “like” del otro en una
aplicación para citas. Y todo funcionó con la misma fluidez que ahora revisan
sus implementos, a pesar de la ausencia del sueño continuo. Ahora levanta el
vaso, la abeja vuela y nuestro viaje continúa.
Ésta será la
primera vez que se separará de su bebé, tras mes y medio de nacido.
Su sobrino de 8 años le asegura que puede irse tranquila, que él se
encarga de Rodrigo. Al menos lo dejó plácidamente dormido después de
amamantarlo en el carro. Regresa con la noticia de que las estaciones de
Metro de La Hoyada y Capitolio están cerradas. De aquí en
adelante manejará ella.
Manuela Bolívar retratada por
Giovanna Mascetti para el trabajo especial de #Prodavinci5E // 2016©
[05/01/2016]
Manuela quedó como diputada
suplente por voto lista en el estado Miranda poco después de parir. Hizo la
campaña embarazada y su equipo cree que la gravidez le sumó energía. Cualquier
madre en Venezuela sabe de campañas y conquistas: un paquete de pañales, un
pote de leche. Ella ha ido a todas las reuniones del partido con su hijo y lo
ha amamantado delante de sus compañeros, a pesar de que para algunos no sea una
imagen complaciente y de la reticencia a lo femenino o el pudor por el pecho de
una amiga.
Miguel Rodríguez Torres había
incluido a Manuela en la lista de terroristas que develó en 2014. El 10 de
septiembre de 2015 fue agredida en las inmediaciones del Palacio de Justicia
por supuestos simpatizantes del chavismo, mientras esperaban la sentencia contra
Leopoldo López. Gritó que estaba embarazada, pero eso no detuvo la agresión ni
animó a los funcionarios policiales y militares que estaban en el lugar a
intervenir.
Ha sido profesora de la
Escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello, Directora de
Asuntos Sociales del Instituto Metropolitano de Caracas y Coordinadora del
programa LIDERA de Futuro Presente, de donde han egresado centenares de jóvenes
activistas venezolanos. Hoy la madre le dio paso a la legisladora.
Manuela Bolívar retratada por
Naky Soto para el trabajo especial de #Prodavinci5E // 2016© [05/01/2016]
Conversa tranquila mientras
conduce en esta rara versión de una Caracas sin tráfico, distinta a la ciudad
donde aprendió a manejar. Lo hizo a los 16 años, pero a esa edad aún tenía
escoltas. Con el obelisco al frente sonríe por los banderines naranjas acumulados
en la Plaza Francia de Altamira. Va listando los rostros que puede identificar.
No se estaciona bajo la plaza porque necesita sacarle fotocopias al acta de
proclamación. Sin ese documento no la dejarán entrar al Palacio Legislativo. Un
compañero de partido se sube al auto: “Marico, no puedo creer que hoy vamos a
asumir el Poder”, es su primera frase. Todos ríen.
Con las fotocopias listas,
salen de Centro Plaza. Saluda y presenta. Lo hace explicando brevemente
quién es cada quién. Habla de méritos, de logros. Camina. Los están esperando.
Al cruzar la plaza se distinguen unos hombres en liquiliqui que hablan desde lo
alto de uno de los banquitos. Explican la ruta que seguirán. Hay banderas
LGBTI, mucho naranja, coros breves. “Hoy comienza el cambio”, repiten.
“¡Vamos!”, se dicen. Varias personas hacen de sus cornetas instrumentos de
saludo, cambian luces, bajan las ventanas. Los diputados cruzan rumbo a
sus autobuses y, en el camino, Manuela se cruza con Tamara Adrián y la
abraza con afecto. Le dice: “Si nosotros estamos haciendo historia, tú la estás
cambiando”.
Manuela Bolívar, junto a
Tamara Adrián, retratada por Giovanna Mascetti para el trabajo especial de
#Prodavinci5E // 2016© [05/01/2016]
La cabina del autobús es muy
oscura, con unas raras luces azules como si te tocara ver el mundo desde el
casco de Darth Vader. El diputado Luis Florido explica el proceso del día. Ya
están todos. Juan Andrés Mejías pide que arranquen, que ya es hora. Pero Abreu,
el chofer, no está.
El efecto de las pantallas
encendidas se repite en cada rostro: cada teléfono
abre el compás de sus propios cosmos. Manuela responde los mensajes con
notas de voz. Llega Abreu. Arranca el autobús y no se detiene hasta más
abajo de la esquina El Chorro. Se alinean y comienzan a subir sonriendo,
cantando. La gente aplaude. “¡Sí se pudo!”, les dicen. “¡Viva la voluntad popular!”,
responden ellos. Pero en el cerco de la Policía y la Guardia Nacional les
avisan que su ingreso es por la esquina de Pajaritos. Marcha atrás. Manuela
acelera el paso. “¡Vamos, trotando como Leopoldo!”, dice mientras lo hace. Otro
cerco de policías y militares filtra el ingreso. Revisan su cédula y su
credencial. Manuela sonríe. Se despide con la mano. Sigue.
“Me acaban de robar el
celular”, denuncia uno de los miembros de su equipo. El policía que está más
cerca le comenta a su compañero: “Los días como estos son los favoritos de los
rateros”. “Tuvo que ser uno de ellos mismos”, le refuta el otro, señalando
con la boca al grupo de opositores que aplaude el ingreso de los diputados.
Manuela Bolívar retratada por
Naky Soto para el trabajo especial de #Prodavinci5E // 2016© [05/01/2016]
Ya rumbo a la Av. Fuerzas
Armadas el toque de queda sigue siendo el mismo. Muchos negocios cerrados, poca
gente transitando. Una señora comenta indignada que no la dejaron llegar más
cerca del Palacio Legislativo y que ya la derecha empezó a quitarle
sus derechos, mientras se asoma la marcha de empleados públicos. Todos van con
carnets, con franelas de sus instituciones.
No hay consignas, ni pitos ni
música. Es un acto de presentación, no de apoyo.
05-01-16
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