Por Félix Seijas Rodríguez
El PSUV cierra el 2015
debilitado. Con respecto a la elección Presidencial de 2013, ha perdido el
apoyo de dos millones de votantes. La figura de Nicolás Maduro termina en peores
condiciones. La confianza de los venezolanos en su capacidad de administrar el
país no supera 25%, mientras que una masa cercana a 80% considera que no debe
terminar su período presidencial.
La oposición, por su parte,
consolidó el 6-D lo que fue un año exitoso. Es cierto que el crecimiento
electoral con respecto a 2013 fue inferior a 400.000 votantes y que el abultado
número de diputados obtenidos sobre representa la proporción de sufragios
alcanzados –gracias a un sistema electoral que permite tales aberraciones–. Sin
embargo, el triunfo se obtuvo gracias a un año en el cual la imagen de
"unidad" se afianzó ante un electorado que la coalición opositora
logró compactar y activar, con movimientos contundentes como lo fueron las
candidaturas unitarias y la tarjeta única (aquella abajo, a la izquierda, en la
esquina, la de la manito) a través de una campaña que de manera acertada basó
su promesa sobre el sentimiento que hoy une a los venezolanos: el cambio. El
éxito queda en evidencia cuando observamos que se trataba de elecciones
Parlamentarias, las que históricamente registran la menor participación, y
dónde la MUD consiguió llevar a sus votantes a sufragar.
Sin embargo, el reto que
enfrentó la MUD en 2015 es minúsculo comparado con lo que le espera en 2016.
Por un lado la oposición, desde la Asamblea, tiene la obligación de dar
respuesta a la oferta electoral con la cual obtuvo la mayoría calificada. La
expectativa que tal resultado ha creado es alta, no solo entre quienes votaron
por la Unidad, sino también entre aquellos que se abstuvieron y una parte de
quienes votaron por el PSUV. Para estas personas, la oposición llegó al poder y
quieren ver si tanta “alaraca” era solo eso, o si en realidad estos políticos
tienen "con qué". Ellos quieren ver "cambio" –que al final
represente mejoras en sus condiciones de vida–. Por lo tanto, para la oposición
es indispensable que la población, en poco tiempo, perciba que tal movimiento
empezó. De no ser así, le será muy duro motivar a sus seguidores en futuras
elecciones, y más aún sumar nuevos adeptos.
Recordemos que los dos millones de
votantes que perdió el PSUV del 2013 al 2015 no votaron, en su gran mayoría,
por la Unidad, sino que eligieron abstenerse. Este grupo de personas –que crece
día a día– están expectantes, vigilantes, siguiendo de cerca lo que puede o no
puede hacer la oposición luego de lo que electoralmente ha conseguido.
El gobierno, como ya lo viene
haciendo, empleará todo lo que esté a su alcance para limitar la capacidad de
maniobra de la Unidad dentro de la Asamblea, así como para golpear su imagen
endosando a la cuenta opositora los problemas actuales y por venir en materia
económica, política y social. Los venezolanos, en mayor o menor medida,
entenderán lo que ocurre. Sin embargo, ninguno le aceptará a la oposición tales
verdades como excusas para no cumplir con lo prometido, ya que ellas serán
consideradas como parte de un "juego" esperado por todos. Por lo
tanto, la oposición debe actuar de manera precisa y agresiva. Ellos deben demostrar
que tienen la capacidad de responder a los obstáculos que desde el Gobierno
tratarán de imponerles, y que pueden hacerlo de manera firme pero sin
atropellos. Esta es la clave o el elemento "diferenciador" que les
posicionará como la alternativa válida a lo existente, acelerando la migración
de los abstencionistas hacia sus filas.
Entonces, y solo entonces, la MUD será
una fuerza electoral consolidada.
Mientras tanto, seguirá dependiendo de lo que
haga o deje de hacer su rival.
Ahora bien, la única manera de
afrontar tal reto es basándose en el piso que soportó el éxito de 2015: unidad.
Y no me refiero a que dentro de la coalición no existan diferencias de
criterios. Esto siempre ha existido y existirá; pero si se analiza lo ocurrido
durante el año que está por finalizar, el gran logro de la MUD consistió en
trabajar sus diferencias en casa sin que aquello trascendiera de manera
importante a los medios de comunicación. Es cierto que en esto puede haber
ayudado, paradójicamente, el bloqueo comunicacional al que ha sido sometida la
Unidad, pero también es cierto que desde la dirección de la MUD se logró
manejar, de manera eficiente, todas las situaciones que se presentaron. Este es
el trabajo que tiene que continuar y afianzarse aún más durante el 2016.
La definición inicial –y sus
ajustes en el tiempo–, sin aspavientos públicos, de una agenda estratégica
única, de un protocolo de acción ante ataques, atropellos y situaciones que se
presenten en un año de escenarios cambiantes, de los mecanismos para la
selección de la directiva de la AN –lo que ya ha sido trabajado y alcanzado– y
del manejo de lo que será el inevitable movimiento que generará la aproximación
de elecciones regionales, será determinante para que dentro de 365 días, al
analizar la actuación de la coalición opositora, se pueda repetir la expresión:
"ha sido un año exitoso".
31-12-15
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico