Por Julio Castro M.
Es terrible, pero en Venezuela
a muchos puede empezar a parecerle normal que cada cierto tiempo haya
amenazas virales: chikungunya , dengue , influenza… pero no es normal que estos
virus se hayan convertido en parte cotidiana de nuestra historia sanitaria.
Ahora tenemos entre nosotros
el Zika, un virus descrito por primera vez en 1947 en Uganda y cuya actividad
reaparece en África cada tantos años. Y no es sino hasta el siglo XXI cuando
sobrepasó las fronteras africanas y produjo epidemias en Tailandia,
Micronesia y otras islas del Pacífico.
Aquellas primeras teorías
asomaron la posibilidad de que el virus haya salido del continente africano por
el mundial de fútbol, bien por viajeros africanos que salieron del continente o
asiáticos que lo visitaron.
Según reportes de la
Organización Mundial de la Salud, el virus Zika entró en América muy
probablemente proveniente de las Islas de Pascua, relacionado con el Campeonato
Mundial de Canoismo de 2014 que se realizó en Río de Janeiro, en el cual
participaron equipos de la Polinesia Francesa, Nueva Caledonia, las Islas Cook
y las Islas de Pascua. De allí se presume que llegó mueve a la zona noreste de
Brasil (Bahia, Pernanbuco y Río Grande del Norte ).
La cantidad de casos que
fueron reportados por las autoridades brasileñas en el período 2014-2015 fue
cercana a los 400.000. Y, a pesar de su poca severidad en cuanto a
manifestaciones clínicas, ya se está presentando un comportamiento que llama a
la reflexión y nos compete a todos los venezolanos.
¿Qué es el Zika y cuáles son
los sintomas?
El Zika es un virus de
la familia Flavivirus, una especie de primo del virus del Dengue que puede
vivir en el entorno selvático mantenido por primates. Los síntomas
característicos de la enfermedad aguda son cuatro: fiebre, erupción en la piel,
conjuntivis y dolor en las articulaciones, manifestaciones muy parecidas a las
del Dengue y el Chikungunya, dos virus que todavía tienen actividad en el país.
Lo parecido de los síntomas
genera complicación adicional a que la mayoría de los diagnósticos se
harán con base en el ojo clínico del médico. Aunque, en general, el cuadro
clínico es menos severo que Dengue: la fiebre es más corta, hasta ahora
no representa mortalidad ni secuelas, el malestar no es tan importante y las alteraciones
de laboratorio son menos notorias que en los casos Dengue.
¿Entonces por qué representa
una amenaza?
La pregunta que surge en este
contexto salta a la vista: ¿por qué un virus con poco potencial de gravedad
puede ser una amenaza ?
Una gran proporción de los
pacientes infectados (entre 50% y 65% según la OMS) pudieran no tener casi
ningún síntoma y aun así tener virus replicante en su cuerpo, algo que
dificulta el seguimiento de los casos.
Ya hemos dicho que la mayoría
de los brotes o epidemias de esta enfermedad ha sido descrita en
pequeñas comunidades de África, islas del Pacífico y zonas aisladas del sudeste
asiático, pero fue la epidemia producida en Brasil durante el 2015, en especial
en la zona noreste, la que dejó en evidencia una de sus principales amenazas:
la infección en las madres embarazadas.
Hasta el momento en Brasil se
han detectado 3.700 casos de niños con microcefalia (cráneo y cerebro
diminutos) y la evidencia apunta fuertemente hacia la infección por Zika en las
madres durante las primeras doce semanas de embarazo.
Y la combinación de una
infección asintomática con potencial de lesión en madres embarazadas es
extremadamente preocupante.
Y surgen más preguntas: ¿cómo
detectar el riesgo de una embarazada de una infección por Zika si no tienen
síntomas? ¿Cómo evitar el contacto de una embarazada en un entorno familiar
donde puede haber Zika con pocos (o casi ningún) síntomas?
Una enfermedad neurológica
severa
Una segunda razón para
preocuparse es la posibilidad que tiene el virus de desencadenar un respuesta
del sistema inmunológico del ser humano que tenga un efecto nocivo para el
propio paciente.
Se ha descrito una asociación
posterior a la infección por Zika con una condición de deterioro neurológico
(concretamente de los nervios periféricos) conocida con el nombre de Síndrome
de Guillain-Barré.
Se trata de una
poliradiculoneuropatía sensitivo-motora, condición neurológica que se produce
porque el sistema inmune de alguna manera confunde al virus con las propias
estructuras neurológicas y las ataca de manera aguda, produciendo un cuadro de
debilidad o parálisis nerviosa que habitualmente evoluciona desde los pies
hacia la cabeza y puede producir incapacidad para respirar, con todas las
consecuencias que eso implica.
Si bien esta condición se produce
en una proporción que oscila entre 2 y 6 por cada 100.000 habitantes por año,
siempre como producto de infecciones virales, ya se han detectado casos de
Síndrome Guillain-Barre en Brasil que aumentan esta posibilidad en 5 y
hasta 6 veces. En resumen: la infección por Zika puede considerarse un
disparador de los fenómenos que conllevan a la condición neurológica aguda del
Síndrome de Guillain-Barre.
En Venezuela durante las
ultimas semanas, según informaciones periodísticas, la cantidad de casos
de Síndrome de Guillain-Barré se ha triplicado con relación a la cantidad de
casos que se esperan “habitualmente” en este período. Y a pesar de que no se
haya establecido una relación explícita entre el virus de Zika y esos casos del
Síndrome, el antecedente en Brasil y Polinesia plantea una asociación bastante
clara.
Para la segunda semana de
enero, se han identificado cerca de 50 casos en varios estados del país que
fueron vistos entre diciembre del año pasado y este mes. Es importante destacar
que esta condición neurológica sólo se produce en una proporción muy baja de
pacientes que padecen de Zika. Por estas razones nos enfrentamos a un
agente viral que tiene la posibilidad real de causar impacto importante en la
salud de los venezolanos: en el corto plazo, por el manejo de los síntomas
complicados con afecciones neurológicas severas; y en el mediano plazo, por el
riesgo de niños con alteraciones cerebrales.
Se requiere la articulación
del sector científico, epidemiológico y logístico. Se requieren políticas
públicas inmediatas en salud, que incluyan el acceso a información de calidad.
Ya hemos expresado en anteriores artículos que sin áreas severamente
comprometidas en nuestro país. Y las nuevas autoridades del Ministerio de Salud
tienen una oportunidad clara para demostrar amplitud y concertación a favor de
los ciudadanos, que son quienes terminan siendo los mas afectados.
Si bien era bastante difícil
evitar la entrada del virus al país, la labor del entorno de salud para
minimizar el impacto de esta amenaza es crucial .
Desde 2014 la OMS notificó a
los gobiernos de América sobre estos riesgos, con una marca sugerencia de
adelantar la preparación necesaria. Pero, lamentablemente, a los venezolanos
nos vuelve a atacar un agente infeccioso con potencial epidémico preocupante en
coincidencia con cambio de Ministro de Salud y, por ende, cambio en los equipos
técnicos.
Pero en los últimos dos años
ya llevamos cuatro ministros de Salud. Y esta situación era previsible.
La ciudadanía debe promover
políticas que los protejan de estas enfermedades. La lucha contra el vector
trasmisor del virus (Aedes aegypti o patas blancas) debe ser una
prioridad, tanto desde la perspectiva familiar de lucha contra los criaderos
como en las estrategias de los diferentes niveles de gobierno para el combate
de la lucha contra los vectores. Y hasta ahora el saldo en esa lucha la han
ganado el vector y la enfermedad. Hay que evitar que se repita.
19-01-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico