ALFREDO MEZA y EWALD SCHARFENBERG Caracas
10 ENE 2016
El
chavismo prometió en 1999 que barrería de la faz de la política venezolana a
Acción Democrática, el partido donde milita el
presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup (Valencia,
Venezuela, 1943), y a sus más conocidos dirigentes. No cumplieron. Al
Parlamento ha vuelto un orador elocuente y provocador, el perfecto adversario
para el régimen. “Mi caja de velocidad no tiene reversa. Siempre voy hacia
adelante”, dice.
Pregunta. A
juicio del chavismo, usted ha tenido una actitud provocadora fuera del
hemiciclo, sobre todo cuando se grabó esta iniciativa suya de descolgar las
imágenes de Chávez y Bolívar en el Palacio Legislativo. Para empezar, ¿por qué
se dejó grabar en video?
Respuesta. Me
grabaron y ya.
P. ¿Pero
era consciente de que le estaban grabando?
R. No.
Pero si hubiera sido consciente, hubiera sido igual. Por cierto: le
recomendaría al Gobierno, que quiere hacer de esto una guerra, que constate el
enorme respaldo que dentro y fuera de las redes tuvo no solo el video, sino las
palabrotas que dije cuando salieron de aquí retratos que nunca debieron estar.
Porque el abuso no fue sacarlos, el abuso fue meterlos. Ojalá hubieran grabado
el contento grandísimo de los trabajadores que los descolgaron. Entonces, ¿por
qué nosotros ahora vamos a calarnos el retrato indeseable de Chávez? Si ellos
quieren rendirle culto necrológico, muy bien, ¡cada quien adora lo que quiere!
Si ellos tienen devoción por Chávez, pues, que le prendan velas. En lo que se
refiere al retrato de Bolívar, o el que ellos dicen que es Bolívar: Ese es un
retrato que ellos mandaron a hacer porque quisieron cambiarlo todo. Cambiaron
la bandera, cambiaron el escudo, cambiaron la moneda. Y quisieron también
cambiar el rostro de Bolívar que no se corresponde con todos los retratos
históricos, indubitables, del Libertador, y que él mismo reconoció como
parecidos a él. Por ejemplo, el célebre retrato de Gil de Castro de 1826. El
propio Libertador escribió al dorso de ese cuadro: “De todos los retratos que
me han hecho, este es el que más se parece a mí”. Pero ahora resulta que con
una imagen hecha mucho después, no sé con cuál técnica, pretenden que sustituya
a la imagen histórica que el propio Libertador dijo que se parecía a él.
Mientras yo sea presidente de esta Cámara, el retrato que va a estar aquí es el
retrato que El Libertador dijo que se parecía más a él, ningún otro. Si eso
trae como consecuencia una guerra mundial, que venga.
P. Hablando
de pasado y presente, habrá que admitir que hay sectores no solo del
oficialismo sino de la oposición que ven en su vuelta a la Asamblea Nacional y
al primer plano informativo una verdadera imagen de restitución de la vieja
política. ¿Qué tanto se percibe usted así?
R. El
pasado no se devuelve; el pasado ya pasó. Del pasado proviene la experiencia:
tú conservas lo bueno y desechas lo malo. Hoy, ellos son el pasado. El cambio
no es un rostro, el cambio es una actitud. Tú cambias o construyes el presente.
Y este presente es el que vamos a cambiar. Nosotros no medimos a la gente cronológicamente,
la medimos por su capacidad. Que el Gobierno siga utilizando ese argumento
estulto que, en todo caso, a mí me hacen un gran favor. Porque si un
septuagenario como yo, que de algo vale el kilometraje, es capaz de derrotar
solito a esa cauda de treintones ineptos, entonces yo gané.
P. En
qué medida está usted enmarcado en la disciplina de la Mesa de la Unidad
Democrática (coalición opositora). Sus expresiones ante los medios, su gestión,
su decisión de retirar los retratos de Chávez, ¿son iniciativas acordadas
previamente en la alianza?
R. Unas
sí y otras no. En la MUD nunca debatimos el hecho de dejar o no los retratos, y
la decisión de sacarlos no fue de la MUD. Pero como nosotros estamos enmarcados
por una línea gruesa que es institucional, entonces yo procedo
institucionalmente.
P. Esa
decisión de buscar una forma de cesar al presidente de la República dentro de
los próximos seis meses, ¿podría chocar de alguna manera con la propuesta de
Maduro de introducir el próximo martes un decreto de emergencia económica?
R. No,
¿por qué? Que traigan ellos su propuesta y la discutiremos. Ahora, si la
emergencia económica del Gobierno es parecida o idéntica a lo que ha ocurrido
en la economía durante estos últimos 17 años, daremos nuestros argumentos y
contrastaremos los resultados eventuales de esa propuesta con la propuesta
nuestra en materia económica. Pero no nos adelantemos al debate. Yo lo que
quiero significar es lo siguiente; tú puedes revisar cualquier evento
sociopolítico en cualquier caso de la historia de la humanidad y, para
abordarlo, tú no puedes agarrar una especie de bisturí y diseccionarlo, en una
crisis que es como un bloque, separando su aspecto político del económico y del
social, porque las crisis económica y social son consecuencias directas de la
crisis política. No puedes decir, ahora hablemos solo de o económico. Es
imposible. Tenemos en Venezuela un problema social y económico pero que es el
resultado de un modelo político pétreo, inmodificable, dogmático,
comprobadamente fracasado; fracasó en Cuba, en la Unión Soviética y Europa
Oriental.
P. El
escenario de conflicto de poderes que se está configurando entre la Asamblea y
el Tribunal Supremo y el Poder Ejecutivo, en vez de mejorar, agudiza la crisis
económica que usted dice querer atender. ¿Hay conciencia de ello?
R. Que
no se entienda lo que está pasando como algo personal. Cierto que no podemos
evadir una confrontación que no la hemos planteado nosotros. Ellos presentaron
una denuncia por desacato contra nosotros porque quieren neutralizar los
poderes de una asamblea que derivan de una elección popular contundente. ¿Vamos
a dejar así o vamos a afrontarlo? Nosotros no queremos pelear, pero tenemos que
ir al tribunal a defender a los diputados electos por el pueblo, tenemos que ir
al tribunal para expresar y discutir nuestras razones con relación a la
legitimidad y licitud de todas nuestras decisiones, y tenemos que ir al
tribunal, y aquí también lo haremos, para tratar de anular un procedimiento
absolutamente contrario a la Constitución y la Ley, por el que en una especie
de madrugonazo parlamentario, un 23 de diciembre, la Asamblea eligió a 13
magistrados principales del TSJ para asegurarse una mayoría irracional que
defienda al Gobierno y lo proteja de cualquier decisión de la Asamblea. Eso no
lo podemos permitir. Frente a eso hay que actuar.
P. Pero
esa confrontación paralizará el Estado mientras la crisis económica se agrava.
R. ¿Qué
hacemos? So argumento de que este debate paraliza al país, ¿no nos defendemos?
¿Esperamos que nos ejecuten? Pero es que además lo que tiene paralizado al país
no es este rifirrafe entre la Asamblea Nacional y el Ejecutivo. Lo que tiene
paralizado al país es una economía ruinosa que ya lleva 17 años acabando con
Venezuela.
P. Han
prometido una Ley de Amnistía y Reconciliación para liberar pronto a los presos
por motivos políticos. ¿Será la primera ley producida por esta Asamblea?
R. No
la primera, tampoco la segunda. Todo al mismo tiempo. Apenas esté listo el
proyecto vamos a discutir la Ley de Amnistía, pero también la ley que presentó
el diputado Julio Borges con relación a las viviendas, leyes para incentivar la
producción nacional, leyes contra la inseguridad. Aquí no hay una especie de
cola de leyes, de turnos.
P. En
todo caso, ¿en corto plazo puede estar lista la Ley de Amnistía?
R. ¡Claro!
Pero, ¿qué está haciendo el Gobierno? Cuando decimos Ley de Amnistía, Maduro
dice: “No acepto”. Que él acepte o no acepte viene a ser lo mismo a que
nosotros dijéramos: “No aceptamos que él nombre ministros”.
P. Pero
el presidente debe poner el “Ejecútese” a las leyes.
R. Si
no les pone el “Ejecútese”, la Asamblea tiene la facultad constitucional para
hacerlo. Y si no las publican en la Gaceta Oficial, entonces nosotros tendremos
nuestra Gaceta. La ley no puede depender de que él pase la llave y cierre la
Imprenta Nacional. Con relación a la Ley de Viviendas que anunció Julio Borges,
¿entonces qué dijo Maduro? Que él no iba a aceptar que Julio Borges, mediante
una ley, le diera certificados a los habitantes de los apartamentos que él había
construido, como si esa fuera su urbanización, o su compañía constructora. ¡No!
La Asamblea puede perfectamente dictar una ley para proveer de títulos a los
habitantes de la Misión Vivienda para que no sean poseedores a título precario,
para que nadie los chantajee con la propiedad de la vivienda, para que nadie
los amenace de desalojo. Si cada vez que haces una ley Maduro dice que no la
acepta, que no se la cala, como decimos en Venezuela, ¿entonces la Asamblea
Nacional no legisla?
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