Pablo Pérez 01 de junio de 2016
@PabloPerezOf
El
país está en un momento clave, pues se necesitan vías que permitan destrabar la
crisis, erradicar el modelo y aplicar los correctivos que sean necesarios para
superar el profundo deterioro causado por un Gobierno no sólo malo, sino
perverso porque logró su objetivo primordial: empobrecer a los venezolanos,
aunque falló en su intención de controlar y resignar a la mayoría.
El
diálogo es una extraordinaria oportunidad de lograr el cambio, siempre y cuando
sea sincero y se sustente en unas condiciones claras que restituyan la
institucionalidad perdida a manos de un régimen que abusa del poder. Un diálogo
para que el Gobierno gane tiempo, no lo vamos a aceptar. Eso sería una burla
para los venezolanos.
Por
eso las condiciones que ha puesto la Unidad para acudir a ese diálogo son las
correctas: activación del revocatorio, libertad de los presos políticos,
rescate de la institucionalidad y la admisión de la crisis humanitaria para
atender a los venezolanos que pasan hambre o mueren por la falta de un medicamento.
No hay
forma que el Gobierno pueda descalificar y desestimar alguna de esas
condiciones. Todas son legales, todas son legítimas y todas ayudan a construir
las soluciones a la crisis y eso pasa por una salida electoral y eso lo
representa el referendo revocatorio y que el pueblo decida si Maduro se va o se
queda. Ese derecho lo tenemos los venezolanos y eso nadie lo puede poner en
duda porque está en la Constitución.
El
pueblo venezolano merece la oportunidad de acudir a las urnas a decidir su
futuro y a eso le teme el Gobierno. Tienen miedo de ser arrasados por la
voluntad de cambio, de progreso y libertad. Pero de cara a la comunidad
internacional no pueden desestimar el revocatorio o programarlo para cuando
ellos quieran, sino cuando el ciudadano decida qué es el momento y el momento
es ahora. La ley está del lado del pueblo.
La
situación del país no aguanta más. El venezolano está viviendo una situación
personal y familiar muy precaria y el actual Gobierno con su fracasado modelo,
no puede aportar soluciones a los problemas que agobian a la inmensa mayoría de
los ciudadanos. El sistema socialista se agotó y quebró al país.
El
diálogo real y sincero puede ser la solución, siempre y cuando los radicales
cesen en sus pretensiones de evitar un cambio. Ese cambio debe ser democrático,
constitucional y en paz. Lo contrario sería un suicidio para la República.
Apoyemos a la Unidad en este esfuerzo. No descalifiquen a priori las
posibilidades de lograr acuerdos con la veeduría internacional. No creo en el caos,
ni en la violencia. En ese escenario nadie gana y todos perdemos.
@PabloPerezOf
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