Por Marino J. González R.
La medición del desempeño
de los estudiantes en muchos países del mundo dejó de ser un misterio. Gracias
a los esfuerzos de la OECD en las últimas dos décadas, a través del programa de
evaluación de estudiantes, conocido como PISA por sus siglas en inglés, se
dispone de datos para comparar la educación en 72 países en 2015 (última
medición disponible). Los resultados de las pruebas de 540.000 estudiantes de
15 años fueron procesadas para obtener el rendimiento en lectura, matemáticas y
ciencia.
Los cinco primeros lugares en
matemáticas fueron ocupados por Singapur, China, Taiwán y Japón. Ante las
tendencias en la creación de conocimientos en el contexto global, expresadas en
la generación de bienes y servicios que demandan mayor capacidad analítica, es
obvio que aquellos países en los cuales se produzcan mejores resultados en
matemáticas, tendrán amplias ventajas para contar con los recursos humanos que
puedan vincularse con niveles superiores de desarrollo tecnologías.
Vistos estos resultados se
entiende más que Singapur reciba ingresos per cápita de 29.000 dólares por la
exportación de altas tecnologías (también en 2015). Es decir, el círculo
virtuoso se aprecia con toda claridad. Si la idea es crear valor, expresado en
altas tecnologías, se requieren recursos humanos de alta calificación. Con los
ingresos de esas exportaciones se puede financiar un sistema educativo de alta
calidad, que a su vez forma los recursos humanos que se requieren para el nuevo
nivel de creación de conocimientos. El desempeño en la educación de los países
indicados, refleja que en las próximas décadas la dinámica tecnológica tendrá
en Asia un polo de especial relevancia. Más aún, la situación actual en los
Estados Unidos, con restricciones a la incorporación de personal calificado de
otros países, influirá en que Asia reciba estos recursos humanos, sumados a la
población de esos países que decida regresar de los países de mayor desarrollo.
Mientras esto pasa en Asia, en
los países de América Latina la situación es muy diferente. El país mejor
calificado es Chile (en el puesto 44). En los países ubicados en los últimos
quince puestos se encuentran Colombia, México, Brasil, Perú, y Rep. Dominicana.
El caso ahora es el círculo vicioso. Países con menor capacidad de producir
conocimiento valorado en el contexto global, tienden a tener sistemas
educativos de menor calidad, que a su vez aumentan las diferencias de potencial
productivo. Todo lo cual indica que la única forma de corregir el círculo
vicioso es tener mejores políticas para la producción y mejores políticas para
la educación. No basta con afectar el sistema educativo sin modificar el modelo
de creación de conocimientos.
A todas estas, usted apreciado
lector, se preguntará sobre el desempeño del sistema educativo de Venezuela.
Preocupación bastante natural para comparar con la realidad de los países
vecinos. Lamentablemente Venezuela no está incorporada en los países que forman
parte de las mediciones del PISA. Al menos los otros países de América Latina
mencionados tienen sus mediciones y pueden usarlas para mejorar. Se entiende
mucho más todavía que el ingreso per-cápita que recibe Venezuela por
exportaciones de alta tecnología sea 0,67 dólares. Es decir, 45.000 veces menos
que Singapur. Ese es el tamaño de la brecha.
22-03-17
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