Por Willy McKey
Alguna vez nos prometieron que
en Venezuela no habría más niños en condición de calle. Hoy tenemos niños que
matan.
El saldo es feroz.
Dos menores de edad, uno de 10
años y una de 15, asesinaron a dos sargentos del Ejército. No
es una conjetura. No es una versión de los hechos. Según el informe policial
fueron aprehendidos en flagrancia: un niño y una quinceañera mataron a
puñaladas a dos soldados, aparentemente entrenados para todas las guerras
excepto para ésta.
La imagen de dos soldados
apuñalados por dos niños en situación de calle (o dos “hijos de la Patria”,
como pidió el Poder que nos refiriéramos a este grupo vulnerable) en el síntoma
extremo de la violencia como hábitat único.
Sucedió en el Municipio
Libertador, ese cantón de paz donde la autoridad ha prohibido manifestar con el
fin de evitar la violencia. Sucedió en Sabana Grande, la zona cuyo eje es un
bulevar que fue intervenido por el Poder con la finalidad de hacerlo habitable
y seguro. Sucedió de madrugada: niños con armas blancas atravesando soldados,
como en una pesadilla de Dickens.
Mientras hay grupos armados de
las fuerzas públicas que intervienen en las comunidades con máscaras de
calaveras, fingiendo ser la Muerte, dos niños se colocan por encima de su
disfraz, por encima de su simulacro, por encima de su farsa.
¿A quién podrán asustar
cuando, en mitad de la madrugada caraqueña, dos soldados del Ejército son
asesinados por niños que no necesitan máscara alguna para acabar con sus vidas?
Alguna vez nos prometieron que
en Venezuela no habría más niños en condición de calle. Alguna vez nos dijeron
que si después de un año seguíamos viendo a menores de edad mendigando, sin
techo y expuestos a lo más cruel de los hombres, el presidente se cambiaría el
nombre. Alguna vez habría resultado imposible imaginar a los Hijos de la Patria
convertidos en un enemigo letal de ese mismo Ejército donde hizo carrera aquel
que prometió cambiarse el nombre y no lo hizo.
Los niños de la calle, por
decreto, pasaron a ser los Hijos de la Patria.
¿Volverán hoy a cambiarles el
nombre?
¿Cómo se explica uno el futuro
cuando la violencia del presente nos ha puesto delante a niños que matan?
¿Dónde se pone uno este miedo?
Quizás el presidente Hugo
Chávez Frías no se cambió el nombre, pero lo cierto es que todos hemos ido
perdiendo nuestra capacidad para nombrar. Porque, ¿cómo podríamos llamarnos a
nosotros mismos después de saber que tenemos niños que matan?
21-03-17
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