Por Simón García
Los nuevos rostros en la
directiva de la MUD, personas de primera en conocimientos y experiencia,
resolverán poco si no hay la disposición de los partidos a revisar y renovar su
papel en ella.
Los líderes partidistas no
pueden crear la impresión de que el problema es de coordinación, en vez de
apuntar hacia la política. Bajo ese simulacro se ha interrumpido el aporte de
dirigentes de probada solvencia como Ramón Guillermo y Chúo Torrealba, sin actuar
sobre las causas de un ya perceptible debilitamiento.
La nueva MUD no llegará a
ninguna parte si los 9 partidos políticos no acuerdan orientaciones
estratégicas comunes y acciones en torno al eslabón principal para abrir los
cambios: la fijación del cronograma para las elecciones de Gobernadores y
Alcaldes.
Si nos queremos librar de
autocríticas futuras, hay que definir un norte estratégico para el
restablecimiento de la democracia y sostenerlo con eficacia. Las incoherencias
y la fragmentación son ya insostenibles.
Hay que formular una política
en correspondencia con una población que, en proporción mayor al 75%, no quiere
seguir padeciendo las calamidades actuales. Un planteamiento inclusivo que
exprese la contradicción principal: el choque entre el conjunto del país,
incluida buena parte de los que han sostenido el proceso, contra una minoría
que está defendiendo con todo sus privilegios de poder.
Esa minoría del país, que
podría serlo también entre los revolucionarios, está fuera de la Constitución Nacional
y continúa destruyendo la democracia, las conquistas sociales y la economía de
mercado. Esa minoría convierte la vida de todos en un infierno y nos condena a
una crisis en la que todos perdemos.
La persistencia del modelo de poder a la
cubana ya no le conviene a nadie.
Todas las diversas fuerzas que
resisten o disienten del plan de la cúpula Madurista deberían focalizarse en la
convocatoria de las elecciones de Gobernadores y Alcaldes. No hay duda que
desatarán más lucha política y social que diez marchas en Altamira.
La descentralización de la
lucha estimulará la participación de dirigentes políticos y sociales locales.
Agregará a la necesidad de cambio de régimen político, situaciones concretas
sentidas por la población en cada región.
Según todas las encuestas, un
buen número de candidatos unitarios obtendrá victorias contundentes. Un premio
para una causa que necesita un triunfo después del año perdido.
Pero lo más importante es que
la presión, desde todos los frentes, por cumplir con unas elecciones
inconstitucionalmente suspendidas, obliga al gobierno a mostrar si va o no a
liquidar la vía electoral. Esa tentación, que se está transformando en
realidad, debe ser enfrentada ahora.
05-03-17
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