Por Claudio Nazoa
Querido camarada, tu mentor
andaba solo hasta que llegó Fidel. Los tengo vigiladitos. El otro día los pillé
haciendo un juramento en “El Samán que Hierve”. Algo planean. Quieren ser más
diablos que yo. Quieren convertir mi reino en un infierno como Cuba y
Venezuela.
Hoy, la cosa es contigo. ¡Te
felicito, hermanazo! Lo que haces con los venezolanos ni a mí se me habría
ocurrido. Eso de decir que por la guerra económica no hay medicinas, alimentos,
repuestos de vehículos ni productos de higiene, me gustó tanto como la
hiperinflación y la crisis hospitalaria. Y lo de poner a los venezolanos a
comer basura, ¡no tiene nombre! Por cierto, así será la arrechera que le tienes
a Dios, que hasta el pan que representa el cuerpo de Cristo, lo desapareciste.
¡Eres un diablillo! ¡Pillín!
Los miembros de tu gabinete
me dan envidia. No entiendo cómo inventan tanta vaina mala. Cuando se desocupen
Tarek y Tarek, envíamelos. Miiira que yo he visto diablos malucos… pero estos
me dejan loco.
Con preocupación te advertí,
cuando me aparecí como un pajarito y luego como una mariposa, que los
venezolanos ya no se asustan con diablos rojos y eso es peligroso para ti.
Venezuela ya no está usando mi principal arma: la desesperanza. Tu pueblo, anda
alzado y esperanzado. Monta en un caballo blanco que le regaló Bolívar, quien
también está arrecho contigo. Si en los próximos meses te sientes acorralado,
¡sé digno! Quédate tranquilito que personalmente seré yo quien vaya a buscarte.
¡A ti y a tus amigos les
estoy preparando un fiestón! ¡Les tengo una pailota llena de aceite! ¡Van a
gozar una bola! Figúrate que Nerón, Herodes, Calígula, Hitler, Stalin, Pol Pot,
Mao Tse-Tung y su esposa, Papa Doc, Nicolae Ceausescu y señora, Chapita, el
papá y el abuelo del demente de Corea del Norte, Somoza, Pinochet, Mussolini,
Idi Amin, Castro y tu mentor, entre otros, están celosísimos.
Antes de despedirme, dale de
mi parte un saludo especial a los colectivos, a los amigos del Sebin, al
director de la cárcel de Ramo Verde, a los jefes de la Guardia Nacional, a los
magistrados del TSJ, a Tibisay Lucena y a toda esa gente que con tanta
eficacia, me enaltecen como maestro. Eso sí, a Delcy Rodríguez no me la mandes
porque me deja el infierno aislado. Al que sí quiero aquí, es al de Serenata
Guayanesa que no firmó. Necesito un buen músico en el infierno, hasta Dudamel
podría venir.
Todas las maldades las están
haciendo demasiado bien, pero coño, a veces se pasan.
El diablo.
01-05-17
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