Por José Guerra
En América Latina se denominó
la década perdida aquellos años de los ochenta en los cuales las economías
experimentaron una mezcla nefasta de contracción, alta inflación o
hiperinflación e incumplimiento del pago de la deuda externa y el consecuente
cierre de los mercados financieros.
Solamente dos países se escaparon de esa
turbulencia: Chile y Colombia. El resto de ellos vio sus ciudadanos empobrecerse
y deteriorada su calidad de vida. Pero los estragos causados por la década
perdida nada tienen que ver con lo sucedido en Venezuela en el quinquenio que
va desde 2014 a 2018, cinco largos años de destrucción y ruina de un país. No
se conoce un caso en el mundo de un país que, sin un conflicto bélico
declarado, haya sido sometido a la devastación como ha sido el caso de
Venezuela en el lapso señalado.
El tamaño de la economía
venezolana medido por el PIB en 2018 es al menos 40% menor que lo que fue en
2012 con lo cual el ingreso por habitante ha declinado a un ritmo superior a
ese número. La economía sufre una hiperinflación que este año amenaza con pasar
de 100.000%, lo que implica la destrucción del sistema de precios, el ahorro,
los salarios y las pensiones. Lo que fue la joya de la corona, PDVSA, está en
una situación calamitosa, al punto que al cierre de 2018 la producción
petrolera puede alcanzar cerca de 1.000.000 de barriles diarios,
significativamente menor que los 3.500.000 de 1998 cuando Chávez resultó electo
presidente. Los niveles de pobreza superan el 80% y el espíritu del venezolano
está fracturado y la capacidad de emprendimiento destruida por un sistema
burocrático que penaliza cualquier iniciativa individual de progreso. ¿Cómo
sucedió esta debacle? Hay gente que dice que ello obedece a que Maduro es una
persona torpe e ignorante que no sabe qué hacer con el país. Yo no creo esa
versión de los hechos. Algunos argumentan que el problema obedece a que el
socialismo no se ha aplicado adecuadamente y lo que hace falta es más
socialismo, socialismo del bueno, del que no se ha puesto en marcha ni se
conoce en ninguna parte. Esa tesis carece de cualquier sentido.
Desde mi punto de vista, esta
crisis la generó Hugo Chávez y explotó con Maduro. Todo el modelo que hoy
tenemos es la hechura de Chávez, su obra y pensamiento. Él era una persona
enemiga de la iniciativa privada y por tanto favorecía la propiedad estatal de
los medios de producción y por ello lanzó una frenética campaña de expropiaciones
de empresas que hoy en manos del Estado, todas están quebradas y minadas por la
corrupción. Fue Chávez quien estableció un control de cambio y de precios que
acabó con los incentivos para producir y fomentó una fuga de capitales
monumental. Fue Chávez también quien sustituyó la ley por su voluntad personal
como referencia de la conducta del gobierno. Así, lo que sufrimos hoy los
venezolanos, esta tragedia sin fin, no la originó Maduro sino más bien él fue
el continuador de lo que hizo y dejó de hacer Hugo Chávez.
11-06-18
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