Por Froilán Barrios
Definitivamente, el empeño
gubernamental de pauperizar al pueblo venezolano no tiene límites, al informar
el lunes 3/09/2018 el nuevo tabulador salarial para los trabajadores de la
administración pública nacional y descentralizada, que establece un límite
inferior de 1.800 bolívares soberanos, para los obreros y un límite superior de
2.790 para los profesionales universitarios. Adicionalmente, indica a
sindicatos, federaciones de trabajadores de ministerios, institutos y empresas
del Estado adecuar sus tabuladores a este decreto no publicado en Gaceta
Oficial. Es necesario agregar que el aumento del salario mínimo del 17/08/2018
establecido para el sector privado es similar al del sector público.
El efecto es brutal para una
población formal que integra casi 4.000.000 de trabajadores, ya que de forma
unilateral, método característico de los regímenes totalitarios, pulveriza las
escalas salariales logradas tras 50 años de luchas sindicales. Por otra parte,
contiene un segundo impacto que es el aplanamiento de las remuneraciones al
reducir al mínimo el reconocimiento de la experiencia, niveles del cargo y
formación académica. Lo que antes se convenía mediante contratación colectiva,
ahora es decisión exclusiva del dictador, quien descalifica la meritocracia por
ser, según él, un valor burgués, y desconoce el esfuerzo laboral de toda una
vida.
Ni Hugo Chávez se había
atrevido a imponer lo que Maduro ha dado rienda suelta, y es la castración de
los salarios en Venezuela, al mejor estilo castrista en Cuba, donde el salario
de un obrero es de 400 pesos(15 dólares) y el de un profesional universitario
ronda los 900 pesos(30 dólares) aproximadamente, con la diferencia de que en la
isla no hay inflación; evidentemente, no hay nada que comprar, ya que ese
género de dictaduras tiene “cualidades divinas”, ya que decreta el pleno
empleo, abastecimiento y que no suban los precios, así se observen por los
medios de comunicación internacionales las condiciones famélicas de la
población.
Si vamos a Noruega veremos
otra realidad. Es una de las escalas salariales más comprimidas del Primer
Mundo, la distancia entre el salario del jefe de Statoil, la empresa petrolera
noruega, es de 4 veces con respecto al de un obrero, en un país donde la
información es pública; es decir, cada quien sabe qué gana todo el mundo, la
transparencia total. La pequeña diferencia es que el PIB per cápita es de
67.000 euros, el quinto del ranking mundial, con una media salarial anual de
61.935 euros; entre tanto, el venezolano desciende en caída libre por debajo de
9.500 euros.
Nuestro caso está revestido
de tragedia, ya que el presidente obrero decidió meterse a esclavista
neoliberal al implosionar la remuneración del trabajador público, hasta ahora,
ya que su objetivo es imponerle ese tabulador también al sector privado, y así
lograr el sueño del capitalismo salvaje del siglo XIX, tener la mano de obra
más barata del orbe. Antes del disparate madurista de la reconversión monetaria
del pasado 17/08/2018, los salarios de los trabajadores de numerosas empresas
del sector privado sextuplicaban los ingresos de los trabajadores en el sector
público.
Ahora resta conocer la respuesta
de los trabajadores de Pdvsa, Sidor, Venalum, Alcasa, Seniat, construcción,
Corpoelec, Cantv, Metro, entre tantos entes públicos, cuyos sindicalistas en su
mayoría se arrodillan diariamente ante las bondades del presidente obrero; y,
por otra parte, la posición de los profesores universitarios de la Fapuv y
gremios profesionales ante esta operación oficialista de simplemente
desaparecer los contratos colectivos y, de paso, los sindicatos, que pasarán a
la categoría de jarrones chinos si se impone la felonía gubernamental.
12-09-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico