Ramón Flores 28 de octubre de 2018
@liderhumano
Cada
día que pasa Nicolás Maduro en Miraflores se traduce en ilegalidad, violaciones
a los derechos humanos, miseria, corrupción y muerte para los venezolanos.
Y es
que el hecho de que por segundo año consecutivo el presupuesto nacional sea
presentado ante la espuria Asamblea
Nacional Constituyente representa una nueva violación a nuestra carta magna,
que establece que la única institución del Estado que tiene la potestad de
discutirlo y aprobarlo es la Asamblea Nacional, investida por el mandato
popular de más de 14 millones de votos en las elecciones realizadas en el año
2015.
Solo
Rusia y China se atreven a hacer algún tipo de negociación con el régimen
chavista, mientras que el resto de las naciones solo concretan algún tipo de
transacción bajo la premisa “show me the money” –“enséñame el dinero”-, dado
que Maduro y su combo son tan maulas que nadie en el mundo les acepta un
“fiao”, y menos se atreven a invertir en Venezuela sin contar con el aval de la
Asamblea Nacional.
En el
caso de las violaciones a los derechos humanos, tenemos el hecho más reciente
ocurrido contra la dirigente política María Corina Machado, agredida
salvajemente por las hordas de Maduro junto a los diputados Omar González y
Juan Pablo García, cuando realizaban un recorrido por la población de Upata en
el estado Bolívar. Nosotros como ciudadanos y venezolanos repudiamos esta
barbarie y nos solidarizamos con María Corina, los colegas parlamentarios al
igual que con su equipo, rechazando la violencia venga de venga.
No
obstante, debemos acotar que este lamentable episodio es el reflejo de una
política de violencia sistemática de Estado que ejecuta este régimen en contra
de los que alzamos nuestra voz de protesta y luchamos desde la desidencia por
restablecer la democracia en nuestro país.
¿Es
que acaso la trágica muerte del concejal Fernando Albán cuando estaba bajo la
custodia del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) fue “casualidad”? ¿La
persecución en contra de mis hermanos Leopoldo López, quien cumplirá cinco años
detenido por plantear y soñar con “la Mejor Venezuela”; y Freddy Guevara, a
quien le violaron su inmunidad parlamentaria y de forma perversa le “montaron”
unos delitos, no evidencian cómo toda la maquinaria del Estado que mal utiliza
el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), se emplea en contra de los que
no nos doblegamos? El caso del valiente diputado Juan Requeses, a quien el
régimen involucra falsamente en delitos que jamás cometió, desnudó ante
Venezuela y la comunidad mundial la maldad y la falta de escrúpulos de una
casta que enarbola de forma farisea banderas de “justicia”, que encarcela a
personas solo por pensar distinto. Exigimos que todos nuestros presos políticos
sean liberados ya.
Pero
la cara de Maduro también está presente en el constante empobrecimiento de los
venezolanos que se expresa en una hiperinflación que parece no tener fin: ¿para
que alcanzan los 1.800 soberanos que hace apenas dos meses fueron decretados
como salario mínimo? El cartón de huevos ya reventó la barrera de los 600
bolívares soberanos, mientras que el pollo y la carne desaparecieron de las neveras
de los mercados y supermercados, al igual que el resto de los productos
incluidos en la lista de “precios acordados”.
Sin
duda que el “Programa de recuperación, crecimiento y prosperidad económica”
apunta a lo que ya hemos denunciado como un plan deliberado para quebrar al
sector privado, con el objetivo de seguir en la consolidación del modelo de
control social, propio de los sistemas comunistas aliados de Maduro.
Pero
la guinda indispensable para todo régimen comunista es su sed de corrupción, y
no conformes con llevar a los venezolanos a comer de la basura, también roban
con los alimentos de pésima calidad que venden a través de los Comités Locales
de Abastecimiento y Producción (CLAP), tal como se confirmó hace poco, con la
investigación que realizan las autoridades de México sobre una multimillonaria
trama de “guisos rojos” que quedó al descubierto y que involucra a la “crema
innata” de la cúpula “revolucionaria”.
Finalmente,
no podemos dejar de expresar nuestra angustia y rechazo a la más reciente
expresión de la crisis humanitaria en la que nos ha sumergido el “socialismo
del siglo XXI”, como es la suspensión del tratamiento de quimioterapia a los
niños que sufren de cáncer hospitalizados en el J.M. de Los Ríos, en Caracas…
¿hasta cuándo este régimen es indolente ante la muerte de inocentes con tal de
mantenerse en el poder?
Los
que perseveramos por la libertad de nuestro pueblo debemos avanzar en la
construcción inmediata de una salida para esta desgracia que significa que
Maduro y su combo sigan en el poder: la vida de millones de venezolanos está en
riesgo.
Ramón
Flores
Diputado
a la Asamblea Nacional
Presidente
del Parlamento Amazónico
@liderhumano
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