Julio César Arreaza B. 21 de octubre de 2018
En
medio del dolor por su indignante asesinato, queremos rendir tributo al
católico practicante que encarnó Fernando, compartiendo rasgos de su
pensamiento y acción vertidos en la exposición que nos hiciera en la reunión
mensual del 5 de febrero de 2018, de la Asociación Proteología, que tengo el
honor de presidir, a la que asistió como invitado. Antes de su intervención
reflexionamos sobe el capítulo cuarto del Levítico y coincidimos sobre el
fenómeno de pérdida de la fe en las instituciones donde Dios ha sido excluido,
lo cual ha provocado no pocos males a la sociedad actual.
Sin
embargo, Dios no nos abandona sino acompaña al hombre a lo largo de su
historia, lo que pasa es que la presencia de Dios solo la podemos observar con
nitidez después de ocurridos los acontecimientos. Dentro de los males que
padecemos, hay signos de Dios en medio de las tinieblas, que superaremos y
saldremos fortalecidos constituyendo la sociedad más democrática del
continente.
El
abogado Fernando Albán, como concejal del Municipio Libertador, presidió la Comisión de Cultos, Fomento e Impulso del
Buen Vivir. Relató que esa comisión solía asignarse a un concejal a manera de
castigo, pero que en su caso, pese a ser el concejal más votado de Caracas, él
la solicitó. Le tocó reemplazar a una concejal del partido oficialista que por
casi una década se dedicó a otras actividades ajenas a dicha comisión, al
comenzar su gestión confesaba ser evangélica y al terminar se había convertido
a la santería. Razón por la cual a Albán le tocó redimensionar la comisión para
que cumpliera con sus objetivos. Su gestión conectó con las comunidades.
Concibió un reconocimiento público a aquellas personas que realizan una
actividad calladamente en pro de la comunidad, con el nombre “El Buen
Ciudadano”, para que una ciudad marche requiere de buenos ciudadanos repetía.
Promovió también un concurso de fotografía centrado en las ceremonias de Semana
Santa, en la que se premia la que mejor capte la piedad del pueblo. Estas
fotografías contribuyen a preservar la memoria histórica de la ciudad. Fernando
fue el promotor del Taller “Fe, Esperanza y Caridad”, para la formación de los
fieles católicos, y contó con el apoyo del entonces párroco de la Parroquia
Universitaria La Epifanía del Señor, padre Raúl Herrera.
Producto
de sus empeños surge el Congreso Inter-religioso, concebido como un espacio
donde tienen voz las distintas religiones, no solo las cristianas.
La
Comisión de Culto que presidió era una pieza activa en los actos ecuménicos que
caracterizan la celebración de la Semana de la Unidad de los Cristianos en el
mes de enero, nosotros fuimos testigos este mismo año como Fernando
participó en cada una de las
celebraciones diarias con fervor y entusiasmo. Lo vamos a echar de menos.
Como
presidente de la Comisión de Cultos, desarrolló una relación cercana con el
Arzobispo Emérito de Caracas, Cardenal Jorge Urosa, y sus obispos auxiliares, y
con la Conferencia Episcopal Venezolana. De igual manera con las demás
denominaciones religiosas.
Como
católico siempre exhortó a ser más activos en nuestras parroquias, insistía que
la razón por la que otros grupos religiosos crecen es porque media un trabajo
constante de sus miembros, mientras muchos católicos tomamos una actitud cómoda
y un tanto apática.
Fernando
exhibió dotes de organizador nato y de trabajador tenaz y probo, por eso era
tan apreciado en su partido PJ, él reunía las condiciones que pregona la
Iglesia para que un laico participe en política. Fue el mejor ejemplo en estos
tiempos.
Una
anécdota pinta de cuerpo entero al personaje, nos la refiere el que fuera su
profesor hace 19 años, Carlos Zerpa, también director y secretario de
Proteología: “Yo le regalé a Fernando la
oración de Santo Tomás de Aquino del Estudiante, y en el examen final la trajo
reproducida y la dio como regalo a todos sus compañeros, además de una fábula
que tenía como mensaje que siempre debíamos formar comunidad.”
Qué su
testimonio y su martirio nos den fuerzas para luchar contra este régimen
oprobioso y cruel que se ha puesto a espaldas de Dios, la historia y la civilización. Qué su sangre de mártir
fructifique en nuevos líderes cristianos que sean testimonio de su fe en todos
los campos de la lucha por el bien.
¡Libertad
para los presos políticos y regreso de los exiliados!
Julio
César Arreaza B
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