Por Piero Trepiccione
La comunidad internacional
está haciendo extraordinarios esfuerzos por tratar de resolver la crisis
política que impacta no solo a Venezuela sino a toda la región. Ha tomado
decisiones importantes en materia de sanciones y condenas en foros hemisféricos
y globales al gobierno, para presionar una negociación de alto nivel que
conduzca a acuerdos trascendentales que viabilicen una salida política y
constitucional, ampliamente legitimada interna y externamente.
Pero hasta ahora, las cosas
siguen complicándose fundamentalmente por una razón: la falta de un
interlocutor válido en el liderazgo opositor venezolano.
Un interlocutor es alguien
con quien te puedes entender. Con quien puedes discutir los términos del camino
a seguir. Es una persona o institución con la cual se pueden acordar las
decisiones trascendentales que han de tomarse para intentar resolver
pacíficamente el conflicto venezolano. Obviamente debe tener una legitimidad
respaldada por los diversos factores políticos internos del país y también
por sectores poblacionales de amplio espectro.
Cabe destacar que, en
Venezuela, actualmente, existe un porcentaje enorme superior al ochenta por
ciento de la gente que muestra su descontento abierto con la
situación actual de la economía. Este hecho está impactando sobremanera las
visiones políticas de la población que ahora cuestionan mucho más a la figura
de Nicolás Maduro y se pudieran amalgamar en torno a propuestas
alternativas para generar cambios políticos. Eso ya lo vivimos en 2015,
con las elecciones parlamentarias nacionales.
Pero en este cuadro interno
actual, todos los movimientos de la geopolítica continental y global
se encuentran con la falta de ese interlocutor que pueda facilitar los
ejercicios diplomáticos que se han venido ensayando con respecto a Venezuela.
De hecho, en no pocas oportunidades, cuando los representantes
diplomáticos han intentado llamar al sector opositor, se encuentran conque o
nadie responde o, peor aún, responden muchos sin ningún tipo de coordinación
efectiva. Esto, naturalmente, le agrega un ingrediente de dificultad mayor a lo
que estamos viviendo en el país como consecuencia de la crisis económica y
social, que, tal como lo refleja la más reciente muestra de Encovi 2018, se sigue profundizando a pasos agigantados.
La falta de un interlocutor
es grave, no solo por lo que significa retardar cualquier tipo de
conversaciones que puedan adelantarse para atender el asunto político interno,
sino también por las repercusiones que tendría en una eventual transición que
pudiera generarse a partir de las orquestaciones promovidas por la comunidad
internacional. Esto segundo es más grave de lo que imaginamos. Si no
existe alguien al mando opositor capaz de garantizar acuerdos y hoja de
ruta confiable y transparente para la amplia mayoría del país y de la región,
difícilmente estaremos cerca de llegar a una solución pacífica y relativamente
rápida.
En busca de un liderazgo
opositor
Es necesario que las
próximas veces que se llame desde las organizaciones hemisféricas y el resto de
los países involucrados en el caso Venezuela, se atienda correctamente para
facilitar el camino. Sobre la mesa está la propuesta de Benigno Alarcón del Centro de Estudios Políticos y
de Gobierno de la Ucab para relegitimar al liderazgo opositor en el
país. es una vía absolutamente democrática y transparente par aclarar la ruta y
redefinir el camino a seguir. El descontento generalizado es más que palpable,
solo hace falta aglutinar y clarificar el liderazgo para empezar a reconectar y
atender el teléfono que facilitará más temprano que tarde, la reconstrucción de
Venezuela.
La próxima vez que llamen,
la respuesta frente al ¿aló, oposición? Debe ser, acá estamos, bien plantados y
alineados con el ochenta por ciento de la gente…
09-12-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico