Por Luisa Pernalete
Intente usted pasar la calle
en cualquier esquina: nadie respeta el semáforo, aunque haya funcionarios
cerca. Los motorizados, menos. De paso, a veces van contestando el celular y
llevando niños sin casco. Y si usted va en un carro la situación no es mejor:
los conductores no respetan el semáforo, y los motorizados andan por cualquier
canal.
Estas escenas cotidianas no
se construyeron de un día al otro, son producto de un creciente deterioro del
valor de la norma en el país, y ello esconde un proceso de desinstitucionalización,
deterioro del estado de derecho, dicho en términos coloquiales: sustitución del
imperio de la ley - el único imperio que apoyo– por la ley de la selva, que es
la ley del más fuerte en detrimento del más débil. Total: ciudadano común -sin
carnet, sin uniforme y armas- niños niñas y adolescentes, ancianos, en
creciente indefensión. Así resumo yo el resultado de estos 20 años. En los
cuales hemos tenido un discurso a favor de los pobres, y la pobreza creciendo,
con los pobres de siempre y los empobrecidos, pero todos indefensos, sin
políticas que les proteja, sin justicia en la cual confiar.
El imperio de la ley supone
respeto a las reglas de juego debidamente establecidas: la Constitución de
1999, nuestra carta magna, y en el caso de los que nos ocupamos de los derechos
de NNA, la Lopnna, con vida desde el 2000, basada en le Convención
Internacional de Derechos el Niño, de la cual el Estado venezolano es
signatario. Esos dos instrumentos significaron avances normativos, o sea:
mejores leyes. Parece simple pero es muy importante: si se respeta la CRVB, se
recoge que no debe haber discriminación (artículo 19), sin olvidar que la
Declaración Universal de los DD HH, dice que todos nacemos libres e iguales
ante la ley; se supone que tenemos derecho a protesta pacífica y sin armas
(artículo 68); se supone que queda claro y que los derechos de NNA –67– son
prioridad absoluta (78 de la CRBV y 7 de la Lopnna).
Dígame usted si desde el
1999 para acá, los ciudadanos, y los niños, niñas y adolescentes en particular,
han visto un crecimiento del respeto a esos principios.
Solo unos ejemplos. ¿A dónde
puedo usted hoy acudir si ve un derecho violentado? Hemos sabido de caos de
detenidos con órdenes de excarcelación que se han mantenido meses y años sin
libertad.
El carnet de la patria es la
legitimación de la exclusión. Vi cuando el defensor del Pueblo, en otros
tiempos miembro de una ONG de derechos humanos, dijo que “sacarlo o no era una
opción personal”. Debo tener muy bien mi corazón, porque de otra manera me hubiera
dado un infarto. “Me saqué el carnet porque de otra manera no me meten en la
lista del CLAP” me han dicho señoras. Y esto ha ido creciendo. Según la
Encuesta Encovi, las misiones, que nacieron y crecieron al principio de este
régimen pero que se fueron acabando concentrándose en este reparto de
bolsas-cajas del CLAP, esta cobertura está grandemente ligada al carnet
mencionado. ¿A dónde acude usted para denunciar esta exclusión de necesidades
básicas si hasta el actual defensor del Pueblo le parece normal lo de la
carnetización-excluyente?
Volvamos el caso de las
permanentes violaciones de las leyes de tránsito. Si prevaleciera el imperio de
la ley y se valorara la norma, respetar el semáforo, o el rayado para pasar la
calle, los más débiles, los niños, los ancianos, las personas con necesidades
especiales, estuvieran protegidas, pero si no es así, gana el más fuerte y si
no hay autoridades que hagan respetar las leyes quedan indefensos los más
débiles. Y el irrespeto a las normas de tránsito es como una espiral, es como
onda expansiva, se extiende.
Vayamos a otro ejemplo que
conozco muy bien. La educación como derecho y factor fundamental de una
sociedad (artículos 102 y 103 de la CRBV y 53 Lopnna). Lo primero que debemos
decir es que las memorias y cuentas del MPPE son cada vez más escasas. Según
Provea, para hacer el informe de DD HH del año 2016, no pudieron consultar esa
fuente porque no se hicieron públicas y tampoco las autoridades respondieron
las comunicaciones enviadas. No tener datos complica la contraloría social, y
el acceso a la información es un derecho (artículo 58 CRBV). Pero en todo caso,
podemos decir que en la primera década de este régimen hubo incremento de
instalaciones, sobre todo de liceos. También tuvimos recursos para hacer cualquier
cantidad de maravillas. Pero hoy, sin datos oficiales confiable, tenemos que
buscar datos aislados o datos recogidos por universidades y ONG. Sabemos, por
ejemplo, que hoy hay menos niños en las aulas. “Cero crecimiento de la
educación primaria en una década, decrecimiento de la matrícula en educación
media en los tres últimos años, aumento de la deserción escolar” (Provea
informe 2016, página 35). Y puedo decir que en estos tres meses he escuchado de
casos en el municipio Maracaibo de liceos que han cerrado un turno. Según
Encovi, encuesta 2017, hay más de un millón de NNA fuera de la escuela. Entre
2015 y 2017, el acceso a la educación en la población entre 3 y 24 años,
decreció de 78 a 71%. Y 4 de cada 6 estudiantes faltó a clases por diferentes
razones (Encovi).
Añadamos que el Sistema de
Protección de NNA está en peligro de cierre técnico por falta de personal y
falta de presupuesto. Según una investigación muy reciente de Cecodap, el
Estado carece de respuesta ante las necesidades existentes y en el área
metropolitana este sistema está funcionando al 32% de su capacidad. Y yo añado,
si eso es en el área metropolitana, en el interior debe ser mucho peor. ¿Quién
está defendiendo a esa cantidad de NNA fuera de la escuela? ¿Y los desnutridos?
¿Y los “dejados atrás”?
Finalizo con este otro dato:
para el 2009, en el municipio Chacao, para atender a niños en situación de
calle, existían Prevención Alternativa, casas Don Bosco, Niños de la Luz,
Colmena de la Vida, Negra Hipólita, Niños de la Patria, entre otros. Hoy, el
coordinador de Red de Casa Don Bosco, dice que sólo quedan ellos con vida. Sume
la situación de empobrecimiento creciente, y diga usted si el resumen no es
orfandad, indefensión.
Quisiera decir que en estos
20 años las cosas han mejorado, pero tengo cable a tierra, tengo ojos, oídos,
corazón. Lo que sí puedo decir es que mucha gente sobrevive en este país
gracias a la solidaridad. Eso sí ha mejorado.
06-12-18
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