Juan Guerrero 31 de enero de 2019
@camilodeasis
Creo
firmemente que Venezuela es el primer país en el mundo donde el hampa
organizada se hizo con el poder del Estado. Han sido las bandas y megabandas de
narcotraficantes, pandilleros, grupos guerrilleros de extrema izquierda y demás
organizaciones delictivas, que a lo largo de estos años, fueron escalando
posiciones de poder hasta desplazar a los dirigentes intermedios, que tenían
alguna formación ideológica socialista, por sujetos que respondían a órdenes de
mafias organizadas.
Porque
no se entiende de otra manera la crueldad, la maldad en las actuaciones del
régimen, que pasó de ser un gobierno autoritario, centralizado y hasta
militarista, en los años cuando el expresidente Chávez estaba en el poder, a un
gobierno despótico convertido, primero en dictadura solapada, y después en abierto
régimen absolutamente totalitario, militarizado y arbitrario.
No
quiero excusar a Chávez, ni la responsabilidad moral que en la historia ha
tenido la izquierda en los países donde se ha impuesto. Por el contrario, ellos
cuentan en su haber con cientos de millones de seres humanos asesinados,
torturados y desaparecidos.
Por
estos días escuché de boca de una amiga un comentario que hacía su mamá. Una
profesora de origen rumano, quien vivió la época comunista de Ceausescu. –Esto
no es nada de socialismo ni comunismo. Allá al menos -en Rumanía- había orden y
seguridad del Estado, afirmaba.
En
Venezuela lo que está quedando es un maltrecho y desordenado país, con una
administración pública destruida, y con una ciudadanía total y absolutamente
desguarnecida. A la intemperie. La mejor ilustración que pueda indicar para
comprender esta desolación, es una imagen del fotógrafo Francisco Bassim
(Reprimiendo el hambre) donde unos militares rodean y apuntan sus armas contra
un grupo de venezolanos, hambrientos, que en el fragor de las protestas se
lanzan al suelo, sin importar que los apunten, buscando entre bolsas de basura
algún poco de alimento para saciar el hambre. Es espeluznante, dramática y
dolorosa esa imagen.
Pero
es que así está el país. Es la miseria y sobre ella, el reinado de bandas
criminales que han copado todo el escenario de la vida pública nacional. Un
inmenso tumor rojo que está ahora explotando poco a poco y riega su podredumbre
al rostro de cientos de millones de inocentes.
Esta
barbarie tenemos que detenerla lo antes posible. Sea con la denuncia constante.
Sea con acusaciones directas. Sea con la presión internacional. Sea con lo más
doloroso y riesgoso: la declaratoria de Emergencia Humanitaria Compleja y la
inminente participación de una fuerza militar internacional combinada, que
neutralice a la fuerza armada nacional afecta al régimen y se enfrente a los
grupos armados paramilitares.
Porque
ese es el otro gran riesgo, además de la hambruna y epidemias en la población.
Es la presencia de miles de militares extranjeros, sean cubanos, rusos,
iraníes, sirios, disfrazados de asesores, médicos, enfermeras, odontólogos,
deportistas, fisioterapeutas, artistas, que a fin de cuentas, es presencia
exclusivamente dedicada a crear terror, miedo y causar muertos, heridos y
desaparecidos. Ese es un ejército de ocupación listo para causar escenarios de
terrorismo, como son los miembros del Hezbolah y el ELN.
La
población venezolana debe estar atenta a las orientaciones que el presidente
(E) Juan Guaidó está ofreciendo. Él y su equipo de asesores tienen un bien
diseñado programa que está siendo desarrollado según un plan diplomático,
político, económico, militar y jurídico para nada improvisado. Eso se está
evidenciando. Tenemos que juntar manos y esfuerzo entorno de este presidente y
equipo de trabajo.
La
liberación del país no será de un día para otro. Es lo deseable pero no
ocurrirá. Sin embargo, el cambio de actitud en la ciudadanía. La inquebrantable
lucha por la libertad y democracia de la sociedad, están dando sus frutos y en
su momento sobrevendrá la decisiva liberación y establecimiento pleno del
gobierno democrático de transición.
De
nuevo regresa la república a las manos de los obreros de la luz eterna: hombres
libres y de buenas costumbres.
Juan
Guerrero
@camilodeasis
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