Por Luis Vicente León 26 de Mayo, 2014
Los resultados en San Diego y San
Cristóbal fueron tal y como se esperaban. Y, si bien no hay sorpresas, han
demostrado que la sociedad se unifica frente al abuso de poder y puede hacerlo
electoralmente.
Estos resultados deben leerse como una
reacción del elector frente al abuso del gobierno que destituyó y apresó a
alcaldes elegidos por el pueblo, en una acción claramente antidemocrática. El
voto masivo debe leerse como una reacción a la acción gubernamental contra los
alcaldes. Es un voto castigo. El resto de las vinculaciones son secundarias.
Lo que celebra hoy la oposición es su
capacidad para ganar elecciones cuando logra unificarse, a pesar de la presión
de la opinión pública y de la bulla que hacen los radicales de la 2.0. Y, dado
que el resultado fue positivo para la oposición y esa conquista ha sido
electoral, el grupo opositor moderado termina siendo el gran beneficiario de
este episodio.
Estas elecciones, ganadas cómodamente
al tener una mayoría rotunda, soportan la tesis del grupo moderado de que la
vía es la vía electoral, pese a cualquier tipo de sesgos.
Pero hay que tener cuidado con las
lecturas apresuradas y demasiado optimistas: estos triunfos en San Diego y San
Cristóbal no son un indicador extrapolable a una dimensión nacional. El
objetivo del gobierno central al destituir a los alcaldes nunca fue ganar en
esos municipios. Eso era prácticamente imposible. Su intención era atemorizar
al resto de los alcaldes y apaciguar las protestas. Sin embargo, los resultados
son síntomas inequívocos de que sí se puede superar cualquier articulación
maquiavélica de los poderes cuando la mayoría está unida y sobra de manera
significativa a los militantes del oficialismo.
Resulta paradójico que las zonas más
calientes, esas regiones donde los ánimos estuvieron más caldeados y la
confrontación contra el poder fue más conflictiva, hoy sean ejemplos claros de
que una mayoría contundente gana una elección, incluso yendo contra la
corriente.
Los triunfos en San Diego y San
Cristóbal permiten celebrar a una sociedad unida por un objetivo común que
demuestra que votando se puede pasar por encima de los bloqueadores
institucionales. Y ésta también es una buena noticia para quienes planteaban
que no había salida electoral sino radical. Ellos también celebran el triunfo
electoral y las dimensiones numéricas alcanzadas en San Diego y San Cristóbal.
Para mí, el mensaje está bastante
claro: las guarimbas dividieron a la oposición, pero el abuso de poder la
unificó en el voto… como debe ser.
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