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domingo, 18 de mayo de 2014

No basta estar sentado, @Mario_Villegas


Por Mario Villegas, 18/05/2014
Columna de Puño Y Letra

Ha dicho el presidente Nicolás Maduro que no se va a parar de la mesa de diálogo con la oposición, lo cual habría que saludar si es que esa afirmación corresponde a una sincera y firme determinación de interactuar en forma constructiva con la disidencia política para producir salidas eficientes a la compleja y cada vez más difícil situación nacional.

Pero no basta con que el Jefe de Estado permanezca sentado. ¿De qué vale tener a un mandatario presidiendo una mesa de diálogo si él mismo no garantiza las indispensables condiciones de respeto y equidad para que esos encuentros se efectúen en un entorno apropiado, amén de interlocutores oficiales serios y confiables, capaces de avanzar con su contraparte hacia soluciones concertadas y perfectamente compatibles con el andamiaje constitucional? ¿De qué vale que el presidente Maduro permanezca sentado si detrás de él o desde sus lados se mueven hilos que sabotean, con palabras y con hechos, el esfuerzo por solucionar dialogando lo que algunos descocados de ambos bandos preferirían resolver a pescozones y cañonazos?

Hace varias semanas, mi hermano Vladimir, miembro de la Comisión Política de la Conferencia Nacional de Paz, invitó públicamente a la oposición y al gobierno a hacer un “alto al fuego y a la lengua” en aras de conducir y mantener exitosamente el diálogo que recién se iniciaba. Desde esta columna, yo agregué la necesidad de ponerle también un alto al chantaje y a la retaliación, puesto que algunos dialogantes de ambos sectores, incluido el mismo presidente Maduro, son objeto de chantaje abierto o soterrado por parte de individualidades y grupos radicalizados ubicados en sus respectivas aceras políticas.

Tristemente, ni ha habido alto al fuego, ni a la lengua, como tampoco han cesado los chantajes y las retaliaciones. Importantísimos dirigentes oficialistas han recrudecido sus declaraciones provocadoras y descalificadoras contra la oposición en general y contra importantes voceros de la Mesa de la Unidad Democrática. El mismo Maduro ha llegado a formular expresiones totalmente a contravía del clima y la confianza necesarios para continuar ese diálogo. O el Presidente no cree mucho en el diálogo o ha pisado el peine y cedido ante quienes lo chantajean desde sus propias filas.

Si bien en la oposición hay posturas abiertamente contrarias a las conversaciones con el gobierno, está perfectamente demostrado que la mayoría de las fuerzas políticas que integran la MUD, tanto en siglas como en votos, han marcado distancia de los atajos y las tesis cortoplacistas que animan a ciertos sectores radicalizados. Pese al costo que eso haya podido significarles al seno de la propia oposición, esa mayoría de la MUD ha privilegiado el camino del diálogo con el gobierno en procura de soluciones a la crisis política, económica y social que vivimos los venezolanos.

Esa posición categórica y responsable por parte del liderazgo de la MUD contrasta con la ambigüedad e inacción que ha exhibido el presidente Maduro ante las destemplanzas de varios de sus compañeros de viaje, algunos de los cuales tal vez están más interesados en que el diálogo fracase para verlo fracasar a él más que a la oposición misma.


El martes pasado, Vladimir escribió con todas y cada una de sus letras que el Presidente “tiene la responsabilidad política principal de tomar decisiones, las adecuadas, las justas, las necesarias, las que reclama la coyuntura” y que eso “tiene que pesar mucho más que presiones sectoriales, prejuicios, retóricas e incluso chantajes ideológicos o emocionales”.

Ciertamente, el Jefe del Estado tiene en sus manos la responsabilidad de satisfacer la esperanza de la inmensa mayoría de los venezolanos que, en un 80 por ciento, apoya las conversaciones entre el gobierno y la oposición. El diálogo sigue siendo un anhelo mayoritario entre las bases del chavismo y de la oposición. Pero como he dicho otras veces, ese diálogo tiene que ser serio, equitativo, respetuoso, democrático, incluyente, visionario, productivo, ejemplarizante y contagioso.

Si ese camino fracasa, la sociedad puede caer definitivamente en la frustración y la desesperanza, un caldo de cultivo muy apetecido por los pescadores en ríos revueltos.

ENTREVISTA

Enrique Ochoa Antich, dirigente político
“Dos monólogos no constituyen un diálogo”

-¿Frente al diálogo la única alternativa es la guerra o existen otras?
-Frente al diálogo la única alternativa es la confrontación, la negación del otro. Lo único democrático es, por definición, el diálogo. Dos monólogos no constituyen un diálogo, así como dos mitades no son un país. El diálogo de sordos no sirve. El diálogo debe conducir a acuerdos y consensos. En la disyuntiva guerra o paz, el diálogo representa la paz.

-¿Ese diálogo tiene enemigos en la oposición? ¿Quiénes son y por qué?
-Obviamente. La opción radical, encarnada hasta nuevo aviso en el proyecto de “la (así llamada) salida”, que han postulado en particular María Corina Machado y Leopoldo López, niega la idea misma de dialogar con el gobierno, pues cree que el propósito de la oposición es derrocar al gobierno ya. Para ellos el diálogo sirve sólo para “estabilizar la dictadura”, como han dicho. Frente a la oposición radical está la oposición democrática, que reconoce el derecho del chavismo a existir y por tanto dialoga con él. Frente a “la salida” está “la ruta democrática”, cuya primera estación es el 2015.

-¿Y tiene enemigos en el oficialismo? ¿Quiénes son y por qué?
-También. Los sectores más radicales que encarna Diosdado Cabello, pero que en general están conformados por grupos de ultraizquierda, ideológicamente comunistas, a los que Maduro ha atacado públicamente. Este radicalismo chavista tiene dos causas: en algunos, el deseo de preservar prebendas burocráticas y el temor a un cambio político; en otros, la convicción ideológica de que los problemas de la revolución se resuelven profundizándola y no rectificando.

-¿Hacia cuáles acuerdos cree que hay que avanzar con mayor premura y cuáles podrían esperar un poco más?
-Los principales son la renovación democrática de los poderes por la mayoría calificada de la Asamblea; la libertad de los presos políticos y el regreso al país de los exiliados; y la integración plural de acuerdo al principio de representación proporcional de las comisiones parlamentarias. Otros acuerdos pueden esperar. Quiero decir que una condición básica para el diálogo es desterrar los insultos y las descalificaciones.

-¿Hay manos extranjeras actuando contra las conversaciones entre el gobierno y la oposición?
-No creo. Aunque rechazo las continuas injerencias de funcionarios de los Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela, con lo que sólo ayudan al gobierno.

-¿Cómo evalúa el papel desempeñado por los cancilleres de Unasur y el Nuncio Apostólico?
-Muy positivo. Su disposición y su fuerza digamos contralora como testigos han sido invalorables.

-¿Por qué las actuales protestas arrojan más detenciones y procesos judiciales que el 27 y 28 de febrero de 1989?
-Porque el 27F no fue una rebelión con ningún propósito político. Fue una explosión casi biológica del cuerpo social que duró tres o cinco días. Habría que preguntarse también por qué durante aquellos sucesos se produjeron 500 muertes en cinco días y hoy 42 en dos meses. Si se quiere normalizar la situación del país, las causas que se les siguen a los estudiantes deben ser sobreseidas.

-¿Los gobiernos chavistas han respetado mucho, poco o nada los derechos humanos?
-Poco. Creo que, en promedio, algo semejante al pasado.

-¿Está conforme con la actuación que en todos estos años ha tenido la Defensoría del Pueblo?
-Para nada. Ha sido desde sus inicios una institución subalterna del Poder Ejecutivo.

-¿Cómo debería ser y proceder una Comisión de la Verdad para que sus conclusiones merezcan confianza a toda la sociedad?
-Primero, estar conformada -en su mayoría- por individualidades autónomas de los partidos políticos y de las instituciones involucradas en los hechos. Segundo, asegurando que todas las partes puedan exponer sus pareceres. Tercero, comprometiéndose de partida a que sus conclusiones sean sancionadas por unanimidad.

-¿Satisfecho de haber acudido a la Conferencia de Paz convocada por el presidente Nicolás Maduro?
-Asistí al proceso de paz en Táchira, solamente. Al final no a la Conferencia propiamente porque no se dieron las circunstancias. Me reuní con la oposición y con el gobierno (varias veces con el ministro Miguel Rodríguez Torres y con el gobernador José Vielma Mora). Estoy satisfecho. Creo que desde la opinión pública algunos contribuimos para que se diera el escenario propicio al diálogo ya en marcha entre la MUD y el gobierno.


Mario Villegas
Twitter: @mario_villegas

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