EWALD SCHARFENBERG Caracas 15 MAY 2014
Una delegación
encabezada por el ministro de Exteriores brasileño planeaba viajar este jueves
a Venezuela
Un mes después de su inicio, el
diálogo de paz en Venezuela se derrumba. El ministro de Exteriores
brasileño, Luiz Alberto Figueredo, anunció desde Brasilia la suspensión de la
visita que iba a hacer este jueves a Venezuela junto a sus homólogos de
Colombia, María Ángela Holguín, y Ecuador, Ricardo Patiño, en una misión de la
Unión Suramericana de Naciones (Unasur) para reanimar las
conversaciones entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición agrupada en
la Mesa de Unidad Democrática (MUD). El Vaticano y Unasur auspician la
mesa de diálogo, que comenzó el pasado 10 de abril como una respuesta a la
crisis política generada por las protestas callejeras que ya entran en su
cuarto mes.
La declaración de Itamaraty anuncia
que la visita se realizará en una fecha a precisar “próximamente”. La misión
llegará a la capital venezolana entre el domingo y lunes próximos, según
fuentes políticas.
Aunque la versión oficial atribuyó el
cambio de planes a problemas de agenda de los ministros Figueredo y Patiño, la
postergación refleja las dificultades por las que pasa un proceso que nació
exangüe, con escasa convicción de sus actores y gran escepticismo por parte de
la opinión pública.
Apenas el martes, la opositora MUD,
por boca de su secretario ejecutivo, Ramón Guillermo Aveledo, anunció
que se ausentaría de las reuniones programadas con el Gobierno como
protesta por lo que calificó como el “estancamiento” del diálogo y la
“represión desmedida” que se desató la semana pasada contra los estudiantes que
se manifiestan en la calle.
Según fuentes internas de la MUD, la
delegación opositora que participa, con un alto coste político, en las
conversaciones con el Ejecutivo sufre un fuerte y creciente malestar uado
porque los acuerdos alcanzados entre ambas partes no se han traducido, en la
práctica, en nada. Entre los fiascos está el acuerdo para tener alguna medida
humanitaria con Iván Simonovis, un excomisario de la policía de Caracas
encarcelado desde hace casi diez años y al que la oposición define como un
prisionero político. Simonovis fue examinado por una comisión bipartita de
médicos que constató el deterioro de su salud, un prerrequisito acordado en la
mesa para liberarlo. Sin embargo, la orden de excarcelación no se ha emitido.
“Pareciera que hay un Gobierno que se sienta en la mesa y otro que está en la
calle”, declaró a este diario Ramón José Medina, coordinador de la MUD.
Otro revés con el que tendrán que
lidiar los testigos y facilitadores internacionales es el
auge de la conflictividad en las calles, atizada por los cuerpos de
seguridad desde que día 8 detuvieron a 243 estudiantes en una redada y
desmantelaron los campamentos en los que pernoctaban. Este miércoles, víspera
de la anunciada visita que Unasur finalmente aplazó, la Guardia Nacional y la
Policía Bolivariana arrestaron a 103 jóvenes -entre ellos, 11 menores de edad y
38 estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la más importante
del país- que participaban en una marcha en el este de Caracas que se había
desviado de su destino original, la sede de la Fiscalía General de Venezuela,
para evitar choques.
Con estos arrestos, suman más de 3.000
personas detenidas en Venezuela desde
que las protestas comenzaron el 12 de febrero, a razón de 26 por día. Más
de 2.000 enfrentan la amenaza de un proceso judicial, mientras 225 quedaron
recluidas en la cárcel.
En vista de todo ello, la agenda para
los cancilleres de Unasur y el Nuncio ha cambiado radicalmente de cara a su
pretendida visita a Caracas. Lo que iba a ser una misión como testigos para la
cuarta sesión de conversaciones tendrá que transformarse en un esfuerzo de
persuasión para que las partes vuelvan a sentarse a la mesa. Entre domingo y
lunes, si no surge otro contratiempo, mantendrán reuniones por separado con
representantes del Gobierno y la oposición.
"El diálogo tiene que
continuar", dijo el nuncio apostólico en Caracas, Aldo Giordano, en una
reunión este mismo jueves en la que expresó al opositor Ramón Guillermo Aveledo
su preocupación por el congelamiento de las conversaciones. El propio
presidente, Nicolás Maduro, había anticipado el martes, en su programa semanal
de radio, la visita del secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin,
para participar en la ronda de negociación finalmente suspendida.
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