Por Francisco Alfonzo, 20/05/2014
El movimiento democrático que inició en
febrero de este año, liderado por los estudiantes, ha logrado victorias
importantes en la lucha por la libertad de nuestro país. Han sido más de 3
meses de evolución y cambio constante en ese movimiento, el cual ha tenido
altos y bajos, momentos de efervescencia y de calma. Sin embargo, es necesario
que ahora vaya un poco más allá.
Durante más de 3 meses el país ha estado
atento y a la expectativa de lo que hagan o digan los estudiantes. Gozan de una
gran credibilidad ante la opinión pública venezolana y han demostrado tener la
fuerza y las convicciones necesarias para triunfar en su lucha. Sin embargo,
después de tanto tiempo de protesta, represión, tortura, guarimba y zozobra,
los estudiantes corren el riesgo de que su voz sea silenciada por lo prolongado
y rutinario de la protesta. Debido a que las marchas y otras manifestaciones
estudiantiles han sido prácticamente iguales durante tres meses y ya no se
están logrando nuevos objetivos con ellas, es obvio que lo extenso de esa
situación puede más bien generar rechazo y valoraciones negativas.
Por su parte, mientras que la sociedad
venezolana está atenta y aterrorizada por las groseras violaciones a los
derechos humanos cometidas por el régimen, la situación socioeconómica del país
sigue empeorando. Todos los días meten estudiantes presos de forma arbitraria,
los torturan, no los dejan manifestar, les allanan sus campamentos y los
reprimen desproporcionadamente, esos hechos ocupan las primeras planas y las
noticias. Sin embargo, lo anterior desvía la atención en la opinión pública
sobre los graves índices de inflación, escases, asesinatos, robos, etc. El
gobierno está intentando iniciar un debate sobre el tema del precio la
gasolina. Poco a poco se han incrementado los precios regulados de algunos
productos de la cesta básica. Y mediante el entramado del SICAD y el CENCOEX le
han metido varias devaluaciones a la moneda.
Por su parte, la MUD está concentrada en el
tema del diálogo con Maduro y sus amigos. Parece que todavía creen que de esa
forma van a sacar al país adelante,
pero no hay indicios de cambios, resultados o avances. Muy claro lo dijo Jorge
Rodríguez la semana pasada, afirmando, por ejemplo, que la liberación de
Simonovis no era más que una fantasía.
Existen muchas maneras mediante las cuales
los estudiantes pueden renovar su movimiento para darle un aire fresco y lograr
victorias mucho más contundentes y efectivas en el camino por lograr su gran
objetivo. Este año no hay elecciones, es el año de hacer política. Es hora de
que la protesta de los estudiantes se vuelva positiva, que dejen de quemar,
trancar y confrontar, la mirada y el objetivo de los estudiantes no puede
centrarse en el gobierno, sino en la gente, sin la gente los estudiantes no
lograrán nada.
La situación del país está muy mal, el
gobierno ha creado un caos generalizado en la economía y la sociedad reporta
unos índices de conflictividad tremendos, los estudiantes deberían de
aprovechar esa situación para sacar el mayor provecho posible. Pero el mayor
provecho posible se conseguirá enseñándole a la gente lo mal que lo está
haciendo el gobierno, explicando por qué el gobierno es el culpable,
demostrando que el gobierno es el problema y que la salida es la solución.
Protestando, marchando, guarimbeando o
manifestando se logran muchas cosas, pero muchas otras se lograrían si los
estudiantes salen a las calles a hablar, discutir y debatir con la gente, en
todos los espacios públicos, sobre los errores del gobierno, los problemas que
enfrenta la sociedad, sus causas y sus soluciones. Sabemos que es muy difícil
entrar en los barrios y más a hacer política, pero no es imposible, y no pasa
en todos los barrios, además la gente que ahí vive sale diariamente de sus
casas a trabajar y las plazas, el metro, los autobuses y las aceras son
excelentes lugares para hacer política. Asambleas ciudadanas, debates,
panfleteos, foros, encuentros de todo tipo, son múltiples las actividades que los
estudiantes pueden emprender para lograr convencer a la gente de que el
problema es el gobierno y que la solución es salir de él. Debe ser un objetivo
convencer a los mismos militares que están en la calle reprimiendo.
Los estudiantes están organizados, tienen
fuerza, ganas, convicciones y la inteligencia necesaria para mover a este país.
Las protestas en positivo serían mucho más exitosas que las protestas en
negativo. Si a eso además le sumáramos la ayuda de todos los dirigentes de la
oposición, este país no tardaría en cambiar.
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