Mensaje
con Destino: CORDÓN UMBILICAL DE
COLOMBIA Y VENEZUELA.
Por Jesús
González Briceño, 20 de mayo, 2014.
Colombia
y Venezuela han sido la más grande
obsesión de Fidel y Chávez, y no menos de Maduro, quien es un discípulo de
ambos aunque no calza sus niveles
intelectuales pero muy similares al primero en sus métodos represivos. La
conformación de un escenario de Colombia
Perú, Ecuador y Venezuela, una nueva Gran Colombia Bolivariana-castrista, sería
la consumación del mayor éxito fidelista para luego morir en paz con su
conciencia revolucionaria. Ese proyecto no es nada descabellado porque existen
condiciones reales para su realización
con dos protagonistas como Correa y Ollanta Humala que están a toque, aunque no han sido tan favorables las condiciones políticas de
ambos países pero las ganas no les faltan, ni faltarán en el futuro próximo. Ya
Fidel quemó sus naves en Chile con Salvador Allende y anteriormente con el
Bogotazo y el Santiagazo marxistas de 1948.
No atañe
en esta ocasión las venideras elecciones
presidenciales colombianas con la
reelección de Juan Manuel Santos en un escenario de lograr la paz con las FARC y
el ELN, que con su reelección abrirá las compuertas del comunismo castrista,
porque la realización de las negociaciones por la PAX COLOMBIANAE con los
jerarcas de la guerrilla en la
Habana no fue fortuito ni ocasional, en vez premeditado, para que recibieran el
asesoramiento y experiencia invalorable del comunismo cubano, de tal modo
que ciertamente los negociadores guerrilleros han tenido acorralados a los
representantes santistas y pareciera que
los culpables del largo proceso de hostilidades
y quebrantamiento de los derechos humanos son únicamente los gobernantes
colombianos.
En este
proceso de negociación Gobierno-FARC, el presidente Santos y su equipo
gubernamental, antagónico al expresidente Uribe y su partido, han dado la
impresión de que tuviera una agenda oculta,
una carta debajo de la manga como un mago, aparte de su empeño reeleccionista, compatible con la traumática tradición de los gobernantes
latinoamericanos de permanecer en el poder por largos períodos, a la
usanza de Juan Vicente Gómez, Pinochet,
Getulio Vargas, Somoza, Trujillo, Chávez y los Castro, y muchos más, y por la
necesidad de lograr las pacificación de Colombia envuelta en una lucha
fratricida desde Gaitán. La justificación de Santos no es nada nuevo y la repetición
de la historia hegemónica al sur del Rio Grande se repite históricamente.
Pero no
es solamente esta argumentación la que trasluce, hay poderosos motivos en esa
bestial y sucia política colombiana por
conservar el poder de grandes emporios o de familias, o por seudoideales revolucionarios, pero en el caso
que nos ocupa hay otros ingredientes
malsanos u oscuros que se develarán después de las elecciones
presidenciales colombianas el 25 de mayo próximo para poder apreciar las
consecuencias o mejor dicho los resultados de los acuerdos alcanzados, en casi dos años de negociaciones, y los que
faltan todavía, si Santos es reelegido
para ver en que
pararán los logros sobre reforma rural integral ( agrarios,) participación política y el último
recientemente sobre las drogas ilícitas.
Pero todo está por verse porque la
aproximación del evento presidencial trae
consigo muchas y diversas sorpresas:
Santos ha perdido mucho terreno en las encuestas y apela al chantaje de que si
no gana se perderá el proceso de paz con los guerrilleros, desatándose una campaña sucia perversa contra el
candidato del uribismo con el recién video de su candidato Iván Zuluaga,
denunciado por la revista Semana dirigida por Alejandro Santos Rubino, astilla
del mismo palo, con el hacker Sepúlveda,
y utilizando al Fiscal General de
la Nación, de confianza del presidente, Luis Montenegro, para hostigar al
expresidente y actual senador Álvaro Uribe.
La corrupción
y perversión de los poderes públicos colombianos han llegado al máximo a propósito de este venidero
proceso electoral en que se destituyó y
restauró al alcalde bogotano Gustavo
Petro, ex miembro del pacificado M-19
como una jugada para apartarlo momentáneamente de sus
aspiraciones presidenciales porque le
restaba votos izquierdistas a su
candidatura. Las FARC protestaron esta medida suspensiva pero fue sólo una
mueca simulada porque su objetivo principal es que Santos renueve su mandato para incorporarse a la vida política
colombiana.
La otra
cuestión que aparece contradictoriamente
es la
cercanía de presidente Santos con
los guerrilleros del M-19, siendo conocido
alias SANTIAGO en tanto su
poderosa familia posee el más grande monopolio de la red comunicacional del país,
además de haber desempeñado la misma presidencia de la república y con un hermano, Enrique, quien era compinche
del Tirafijo, cofundadores del movimiento guerrillero M-19.
En este
proceso negociador para acabar las hostilidades de larga data se ha visto de
todo, con un movimiento guerrillero, FARC-ELN, que no ha cesado de realizar masacre de militares, civiles y menores de
edad inocentes, y ataques contra la infraestructura del país, e infiltrando
movimientos agraristas y protestas recientemente durante este proceso de
negociación en la Habana y decretando unilateralmente el cese de las hostilidades del 20 al 28 de
mayo, para no perturbar los comicios, sin que el presidente Santos se haya
manifestado contundentemente contra estas acciones terroristas. Es posible
que se pierda la reelección de Santos,
beneficiando al candidato de Uribe, Iván Zuluaga, pero sería algo grandioso que
otro candidato como Peñalosa pudiera alcanzar
el deseado trofeo presidencial, pero las encuestas no le favorecen. No obstante
el desarrollo de los acontecimientos muy
previos a este evento comicial puede cambiar el futuro castrocomunista de
Colombia lo que significaría la frustración de los Castro y el aceleramiento de
la separación de Maduro en Venezuela.
Colombia y Venezuela están unidas
por un cordón umbilical.
Jesús González Briceño
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