Por Oscar Bastidas-Delgado
Quienes desde la perspectiva
de construir un socialismo a la venezolana en los 70s, intentamos diferenciar
nuestras propuestas de socialismo democrático diseñado sobre nuestra realidad
de los construidos por los países dirigidos en aquel momento por partidos
comunistas, cometimos el error de calificarlos como del “socialismo real” en
lugar de comunismos como correspondía. De haberlos calificado así, hubiésemos
diferenciado entre ese comunismo y los genuinos socialismos que en otros lares
del planeta pretendían y aún pretenden constituirse en referencias de
sociedades con valores y principios con las personas como su razón de ser.
Manejar el panorama de los
socialismos posibles cobra vigencia en nuestro país a fin de diferenciarlos del
mal denominado “Socialismo del Siglo XXI” que no es más que la franquicia
comunista cubana adquirida por el fallecido primer mandatario Chávez; ese
concepto vacuo y amorfo del mal denominado “Socialismo del Siglo XXI” no es más
que una mezcla de “Mar de la felicidad” con populismo corporativo y ramplón que
nada debe envidiar al populismo de Mussolini con sus descamisados (cualquier
parecido con los franelas rojas es pura coincidencia), el de Hitler con su
Volkswagen o “automóvil del pueblo”, y el de Perón que con sus ofertas al
pueblo destruyó una economía en interesante proceso de industrialización. No se
equivocó Noam Chomsky al calificar ese dizque socialismo como un atraso por sus
“propuestas guerrilleras, golpistas, y militaristas como de los 60s”.
Tampoco se equivocó Chomsky
cuando, recientemente, los acusó de imponer modelos “desde arriba “como el
cubano de vivienda en el que no se otorga el derecho de propiedad sino simples
adjudicaciones con limitados derechos de uso y de permuta de unas por otras.
Ese nada original populismo extremo con sus nefastas consecuencias en una masa
llamada pueblo se complementa con amenazas y chantajes como despedir del
trabajo a los casi tres millones de desempleados disfrazados de empleados
públicos, o sacar a los adjudicados por la Misión Vivienda de los apartamentos
que simplemente ocupan si no demuestran mediante fotos que votaron por el
candidato impuesto.
Por ello, una propuesta que
formulo a los compañeros de la Mesa de La Unidad, esa que en el tarjetón
electoral tiene ubicada su tarjeta abajo y a la izquierda, es que una de las
primeras leyes conceda el derecho de propiedad a todos los ocupantes de
viviendas de esa misión para el momento en que la ley se publique en la Gaceta
Oficial; así quebraremos el chantaje, abriremos un futuro cierto a esos
ocupantes al permitirle proyectar los arreglos que sus propias viviendas y
poder dejarlas en herencia a sus hijos. Ello pasa por adscribir todas las
viviendas de esa misión al INAVI y establecerles precios apropiados a las
condiciones de pago de las mismas pues las viviendas se aprecian más en la
medida en que se pagan con honestidad.
Venezuela no soporta el
crecimiento del ejercito de pedigüeños formados por estos populistas; por
ahora, el 6 de diciembre, saquemos a los Cabello de la Asamblea Nacional.
04-12-15
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