Voluntarios extranjeros que combatieron en la guerra civil contra la República (Franco) |
Por Laura S. Leret, 10/01/2016
Todavía en pleno siglo XXI resucitan argumentos que
justifican el golpe militar contra la República española. Argumentos que no profundizan
en los antecedentes de la Guerra Civil.
España en la década de los años 30, era un país
atrasado, con hambre, analfabetismo, largas jornadas de trabajo e ínfimos
salarios, con un promedio de vida inferior a sus pares europeos. El sistema
político era obsoleto, y con pretensiones imperiales. Un pequeño grupo gozaba
de privilegios. La población española reclamaba cambios. Así fue cómo en las
elecciones municipales de 1931, los votos dieron la victoria a una mayoría de
partidos a favor de una República. El
rey Alfonso XIII claudicó. A partir de 1931 hubo elecciones generales. En 1936
triunfó la coalición de partidos conocida como el Frente Popular.
Los sectores conservadores reaccionaron. Llegando al
extremo de recurrir a la violencia. Hubo atentados en contra de políticos como
fue el caso del socialista Jiménez de Asúa y del asesinato del teniente republicano
José Castillo.
Los militares golpistas derrotaron a la República
española con las armas, con el apoyo de los aviones y armamentos suministrados
por Hitler, Mussolini, con el financiamiento de la aristocracia y burguesía
española, con el beneplácito de la Iglesia Católica. En el ejército de Franco
militaron mercenarios, moros que fueron movilizados a la península, desde las colonias
del norte de África.
Las últimas investigaciones efectuadas por los
profesores de historia Santos Juliá y Paul Preston demuestran que las atrocidades cometidas en el bando
franquista contra los civiles, las llamadas represalias, triplicaron a las
cometidas por el bando republicano. Y mientras en el bando fascista, las
represalias eran justificadas “porque había que limpiar a España”, en el bando
republicano fueron públicamente condenadas.
A pesar de su corta duración, la República intentó
modernizar a la sociedad española, aprobó el voto de la mujer, la aplicación de
la separación de Iglesia y Estado, la
libertad de expresión, de reunión y manifestación, la consolidación de la
salud pública, la reforma agraria, la
separación de poderes, la autonomía
municipal, y los derechos de los trabajadores.
La mayoría de los partidos políticos en España,
excepto el Partido Popular, han asumido las luchas de las organizaciones que
amparan a las víctimas del franquismo, solicitando el cambio de los nombres de
las calles que recuerdan a los generales golpistas, violadores de los derechos
humanos, o a los miembros de la falange, su brazo paramilitar. Fueron 40 años
de dictadura y 37 de una transición “modélica” basada en una Ley de Amnistía
que decretó que no se juzgaban los delitos cometidos durante la dictadura. Una
Ley cuestionada por organizaciones de los Derechos Humanos, como Amnistía
Internacional, que piden su derogación.
Los delitos de lesa humanidad no prescriben.
El escritor Miguel Otero Silva estuvo en España y
participó en la Guerra Civil a favor de la República. Durante la década de los
50 y los 60 los periódicos venezolanos contaron con colaboraciones de intelectuales
del exilio español. Sorprende leer en la prensa venezolana artículos recientes que
en nombre de hacer oposición al gobierno de Maduro, atacan a los ideales que
inspiraron a la República española.
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