“He dejado hablar al venezolano angustiado
que llevo dentro porque no somos pocos los venezolanos que estamos angustiados
por las tempestades que van a provocar los vientos de odio, de ilegalidad y de
violencia sin razón ni sentido que hoy se están sembrando”.
La cosecha de esa siembra, según Luis
Ugalde (director del Centro de Reflexión y de Planificación Educativa de los
Jesuitas, y ex rector de la Universidad Católica Andrés Bello), está a la
vista. Más de 16 años han pasado desde que el autor de esa frase que él
reproduce ahora, Jorge Olavarría, sorprendió al país feriado del 5 de julio de
1999, como respuesta las arremetidas verbales del entonces recién estrenado
presidente Hugo Chávez.
Ugalde cita a Olavarría, en esta mañana
del viernes en la sede de Posgrado de la UCAB Guayana. Es la misma mañana en la
que periodistas escuchan sus relatos sobre los 100 años de presencia jesuita en
Venezuela (de hecho, para eso ha venido) y sobre la expansión del legado
educativo de la Compañía de Jesús en Bolívar (una treintena de escuelas Fe y
Alegría en todo el estado, por ejemplo).
Pero necesita recordar a Olavarría. Pues
Olavarría, en esa frase de 1999 que pronunció en el Congreso Nacional, condensó
los próximos 17 años. Tal bloque de 17 años, cuya cola es, decía, la cosecha de
“odio, violencia e ilegalidad” (¿28 mil asesinatos en 2015 no dan cuenta de
ello?) tiene ahora una posibilidad de revertirse.
Para ello es justo y necesario, más que
dar gracias al señor, la participación ciudadana desde el reconocimiento y la
solidaridad desde tres focos: “reconstitucionalizar, mejorar el
ámbito socioeconómico y juntarnos”. Sí, tal cual. Pues sin esa unión, añade
Ugalde, nada se podrá.
-En octubre dijo que con la elección del 6
de diciembre veía el principio de una salida. ¿Ya Venezuela está en ese
principio?
-Lo que ocurrió el 6 de diciembre es mucho
más de lo que cualquier optimista hubiese esperado, y para el gobierno ha sido
un golpe que los tiene aturdidos todavía. No se había imaginado que Venezuela
iba a decir “basta”. Eso es lo que significa el 6 de diciembre. No es el
resultado de una elección, sino un malestar. Si mañana se repitiera la
elección, habría varios millones más que se sumarían. Entonces, el inicio
significa eso. Claro, diferir de eso no es fácil. Si no estás preparado para
reconocer los errores, no puedes avanzar. Es como el paciente diabético que le
gusta mucho el chocolate: te puede gustar mucho, pero usted es diabético,
métaselo en la cabeza. Pues, al gobierno se le ha dicho: por allí no es. Se lo
han dicho varios de los que fueron sus ministros: con este modelo económico no
hay salida. Con este modelo político, no hay salida. El mismo Fidel Castro lo
dice. Entonces estas son cosas secundarias. No hay más remedio que aceptar la
realidad. Y la oposición también tiene que aceptar la realidad también. ¿En qué
sentido? Afortunadamente, las celebraciones fueron discretas pero no son una
simple elección. Se trata de unión, de reconocer, de incluir. Igual ocurría
antes, cuando el 60 o 70 por ciento de la sociedad se sentía excluido,
algo por lo cual se dieron los cambios en 1998.
-Hablamos de lo que se mal llama cuarta
república.
-Sí, efectivamente. Que nadie diga:
salimos del chavismo y ya estamos en el paraíso. No, no. Estamos en el infierno
de antes. El paraíso no existe. En 2016 hay que rescatar muchas de estas
empresas. No es volver a lo que había: hay que reinvertir, meter tecnología
porque en 15 años el mundo cambia. Hay que establecer relaciones, atraer
inversión y formar trabajadores.
Si cada quien muestra sus egoísmos, no hay
país posible. Para que haya país, tiene que haber solidaridad. Tiene que haber
suficientes empresas de calidad, exitosas, para los millones de trabajadores.
Si al empresario le va mal, al gobierno le va peor. Si en Guayana no hay
inversión, seguirá yendo mal.
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-Si habla de reinstitucionalizar, ¿cómo
valora el hecho de la salida de la iconografía de Hugo Chávez y de la más
reciente de Simón Bolívar de la Asamblea Nacional?
-No me gusta mucho entrar en ese punto
porque siento que los asuntos se distraen. Lo cierto es que hay cosas que están
claras: el hecho de que allí no esté Chávez es total y absolutamente razonable.
No me meto en la forma en que lo sacaron. Ahí no me meto para nada. Ahora, en
cuanto a Bolívar es más pertinente que esté el cuadro de Bolívar que él mismo
dijo que era una fiel reproducción antes que una imagen inventada. Ahora, la
forma en que la sacaron, que la discutan.
16-01-16
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