Por Daniel Lozano / Alex
Vásquez
"Ya lo vemos por allá,
saludándonos con su luz lista para la epopeya bolivariana que vivirá nuestra
patria en 2016". Nicolás
Maduro reapareció en la noche del martes después de
"estar trabajando y pensando" durante ocho días fuera de los focos
públicos. Y lo hizo con su verbo más radicalizado y polémico: arremetió contra
la oposición, hizo un llamamiento a la rebelión del pueblo, promulgó cinco
leyes vía Habilitante, ordenó retirar los taxis regalados durante la campaña
electoral y anunció la convocatoria para enero de un Congreso Nacional
para el renacimiento del bolivarianismo, donde "elaboraremos las líneas
maestras de lacontraofensiva
revolucionaria".
La resurrección de la patria
revolucionaria fue el lema repetido machaconamente por el mandatario.
"Tenemos que construir y fortalecer la identidad socialista que hemos
comenzando", pese a la debacle electoral del 6-D, donde el voto de castigo
a su gestión económica fue clave en el triunfo opositor. "El
imperialismo cree que nos va a tumbar, nos metieron una derecha, pero aquí
estamos, de pie y rectificando", arengó Maduro, que
desde hace 20 días gobierna sin ministros, dimitidos horas
después de las elecciones.
Para continuar la lucha
heredada del comandante supremo, el presidente firmó el decreto de Ley de
Consejos Presidenciales Populares, una instancia que "será superior"
a un Consejo de Ministros, "un sistema de Gobierno popular para
consultar decisiones, que sea el pueblo el del poder y no la oligarquía".
Maduro apura la Ley
Habilitante que le otorgó la Asamblea moribunda y que le permite legislar
a golpe de decreto. Cuando suenen las campanas del Año Nuevo se extinguirán sus
superpoderes, de ahí el acelerador aplicado en las últimas horas. El hijo de
Chávez promulgó cinco leyes, entre ellas una de Inamovilidad Laboral hasta
2019, de manera que la oposición no pueda despedir a ningún empleado de la
Asamblea Nacional o de su canal de televisión, ANTV. El mandatario
insistió en que el nuevo Parlamento "atentará contra los beneficios de los
trabajadores".
Maduro aprobó una ley de
Seguridad Social para la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, una Ley de
Semillas para "transformar el modelo productivo agroecológico y
agrosocialista" en un país con una severa escasez de alimentos y también
firmó un decreto para preservar el Cuartel de la Montaña y su memoria
histórica. Se trata del edificio donde reposan los restos de Hugo Chávez.
El vicepresidente Jorge
Arreaza, marido de la hija mayor del ex presidente bolivariano, explicó que
"la oposición iba a quitarle al pueblo su Cuartel, querían sacar los
restos del Comandante. La burguesía le teme a Hugo Chávez y su memoria, por eso
nos unimos con los colectivos del 23 de Enero [bastión de la revolución en la
capital, donde la oposición también triunfó el 6-D pese a la presencia de las
bandas paramilitares que apoyan al Gobierno] para defender su legado".
La realidad es muy distinta:
la iniciativa revolucionaria se produjo tras aparecer una falsa entrevista a un
líder opositor, una maniobra que se ha repetido desde el triunfo de sus
rivales, ya sea para difundir falsos rumores o justificar manifestaciones de
funcionarios.
"Maduro no termina de
darse cuenta del error que representa hacer anuncios que no anuncian nada. No
hay duda de que habrá un cambio de gabinete, pero no tengo mucha expectativa.
Los cambios deben preservar la concepción humanista y no caer en la tentación
materialista de la derecha", destacó Nicmer Evans, politólogo
revolucionario de la disidente Marea Socialista.
Maduro también prometió
anuncios contra la guerra económica en su 'sprint' de fin de año. Y dejó una
puerta abierta para reforzar al polémico Parlamento Comunal Nacional, "que
es el futuro de Venezuela. Es una instancia que quiero activar con
fuerza", amenazó. Este Parlamento paralelo, surgido a última hora como
contrapeso a la Asamblea Nacional, volverá a reunirse el día 4 de enero en el
Cuartel de la Montaña, sólo horas antes de la juramentación de la mayoría
opositora en la Asamblea.
La derrota electoral escuece
tanto en el chavismo que no sólo se amenaza a los empleados públicos
sospechosos de ser escuálidos (opositores). Semanas antes de las
elecciones, Maduro ordenó la "donación" de 10.000 taxis nuevos a
sus seguidores. Unos vehículos que forman parte de un convenio con China, con
los que se pretende renovar la flota nacional y también realizar el habitual
proselitismo revolucionario. Pero el plan, puesto en marcha por el propio
presidente, no ha dado los resultados apetecidos: "Yo voy a recoger todos
los taxis, hay que rendirle cuentas al pueblo. Algunos los desviaron y
creyeron que se les entregaba un carro [coche] personal".
La alocución del dirigente
sonó a resumen de fin de año, uno de los peores en la historia de Venezuela.
Pese a la censura ordenada para que no se conozcan los datos de su
realidad, los venezolanos saben que en 2015 los precios subieron por
encima del 200%, la peor inflación del planeta por tercer año consecutivo.
También que los índices de escasez de alimentos y desabastecimiento de
productos básicos rondan el 60%. Y que su país lucha a brazo partido por
convertirse en el más violento del planeta, con 27.875 homicidios según la
investigación del Observatorio Venezolano de la Violencia.
Una realidad trágica que no
frenó a Maduro ante el micrófono, salpicando sus palabras de amenazas y
desplantes, dirigidos sobre todo contra Henry Ramos Allup, secretario general
de Acción Democrática y gran favorito para convertirse en el primer presidente
de la Asamblea, el primer no revolucionario tras 17 años de hegemonía
chavista. "Aquí tienes tu Maduro, Ramos Allup, lee estas leyes para
que sepas a quién te vas a enfrentar. ¡Métete a loco, aquí dejo las leyes, atrévete
a tocarlas, vuélvete loco!", espetó el primer mandatario.
En cambio, Maduro respondió
con risas nerviosas cuando uno de sus acompañantes, el músico radical Alberto
Allen, otrora coordinador nacional de los círculos bolivarianos, soltó una
frase para la historia de la televisión: "Aquí el que se rinda, un
pepazo [disparo] por la cabeza, por detrás, ¡pin!". "No sea loco,
está saliendo en vivo", le recordó el presidente.
31-12-15
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