Por Aymara Lorenzo
La oficina de Ricardo
Hausmann, en Cambridge, tiene la armonía propicia para dedicarse a pensar cómo
resolver difíciles problemas propios de un economista que se dedica a diseñar
políticas públicas. De hecho, este venezolano, otrora ministro de Planificación
del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, hoy director del Centro para el
Desarrollo Internacional y profesor de Economía del desarrollo en la Kennedy School
of Government de la Universidad de Harvard, tiene trazadas en su pizarra
algunas líneas de acción en el caso de la crisis de Venezuela.
Pero Hausmann está claro en
que ante el error estratégico en que persiste el heredero de Chávez para
gobernar, no hay posibilidad de solución, por lo que está convencido de que es
inevitable un cambio en las ideas para ejercer el poder. Hausmann reflexiona
que lo que viven los venezolanos dejará un gran aprendizaje, pero también
profundas cicatrices por la magnitud de la destrucción del Estado y de la
sociedad venezolana.
-¿Cuál es su visión de lo
que sucede en Venezuela en este momento? ¿Cómo incide en esto la falta de
planificación estratégica?
Desde que terminé mi
doctorado en Economía en el año 81, he estudiado muchas situaciones. He
trabajado en alrededor de 59 países y nunca he visto una como la que Venezuela
está enfrentando en 2016. Esto es lo peor que he visto, un colapso en tantas
dimensiones y con un costo social de tal magnitud que no tiene similitudes históricas.
Trabajé en Liberia después
de la guerra civil (1999-2003) —claro, un Estado más pobre— donde muchas más
cosas estaban funcionando. Esta es una situación en la cual el nivel de vida de
la gente está colapsando a un ritmo impresionante, la capacidad productiva está
desapareciendo, hay pocos casos en la historia con los que se pueda comparar la
inflación y la hiperinflación. Y en esos pocos casos no hubo el resto de los
colapsos en materia de educación, salud, de electricidad, seguridad.
Venezuela está viviendo el
desastre social más grande que se ha visto casi en el mundo en décadas.
Eso refleja no que ha tenido
mala suerte, sino que a pesar de que el país tuvo la fortuna de tener el boom
petrolero más grande y más largo de su historia, mientras que otros países
guardaron para los años de vacas flacas, Venezuela usó el boom petrolero para
quintuplicar su deuda pública externa, para expropiar al sector privado y dar
la sensación al país de que no importaba si las cosas las administraba el
Estado, porque igual si no las sabía administrar, las podía importar.
Ahora se encuentra en una
situación en la que cayó el ingreso petrolero, tiene una deuda gigantesca y
para pagar esa deuda ha dejado al país muerto de hambre, ha estado liquidando
religiosamente su deuda externa y no ha estado liquidando las importaciones que
está haciendo la economía, y vemos como cierran las empresas, porque no hay
divisas con las cuales mantener al país. Estamos viendo cómo está colapsando
Petróleos de Venezuela (Pdvsa); que a pesar de haberle metido unos 50 mil
millones de dólares, —que son como dos años de exportación de petróleo—al
parque termoeléctrico del país y no hay electricidad, porque esas plantas no
las saben operar. Este desastre donde la gente está dispuesta a pasar horas y
horas de cola para ver si come algo, es el reflejo de un fracaso en la
conducción económica y social del país a pesar de la buena suerte. Y eso la
historia lo va a tener que reconocer así.
-¿Es posible tomar
correctivos de fondo con este gobierno? ¿Existe comprensión tanto en el
gobierno como en la oposición de los graves problemas que hay en Venezuela?
Este gobierno ha invertido
—y ha sido muy efectivo— en desinformar. Esconde la información sobre lo que
está pasando, ni siquiera quiere saber lo que está pasando; manda a parar la
recolección de datos porque no le va a gustar leerlos si los recolectaran.
La oposición venezolana
tiene el problema de no saber la magnitud del problema. Yo paso mucho más
tiempo del que quisiera tratando de averiguar cuál es la situación de
Venezuela, pero con muchísimas dudas sobre una cantidad de cosas porque este es
el gobierno más opaco que hay en el mundo hoy, en todo caso, en América Latina
no hay un gobierno tan opaco como este.
Venezuela es el único país
del mundo que tiene el retraso más grande en sus obligaciones de información al
Fondo Monetario Internacional (FMI). La última vez que se informó plenamente lo
que estaba ocurriendo fue en 2004. El FMI es una organización que está
plenamente informada de lo que sucede en Ecuador y le presta plata a Ecuador.
También de lo que pasa en Nicaragua, pero nadie está informado de lo que ocurre
en el país, y la oposición se está tratando de imaginar la magnitud del
problema.Parte del problema es entender qué es lo que no entendemos. Saber más
o menos qué es lo que sabemos y lo que no.
-¿Cómo se puede aproximar el
ciudadano, —ciudadano en tanto quienes conforman gobierno y oposición— a una
solución a la crisis?
Tuvimos una estrategia
económica en la que el Estado intentó no empoderar a la sociedad, no
acompañarla, sino por el contrario sustituir a la sociedad. Hemos caído en una
dinámica donde pensamos que todos los problemas tiene que resolverlos el
gobierno, no que estos problemas los resuelve la sociedad y lo que necesita es
el acompañamiento del gobierno, pero no que este los resuelva.
Para eso existe el mercado,
la iniciativa privada. ¿De cuándo a acá los gobiernos son responsables de que
haya comida? La comida la genera el mercado, los agricultores, los
agroindustriales; las medicinas las genera el sector farmacéutico, no es que
todas las cosas dependen de que el gobierno haga algo, sino que el gobierno
empodere a la sociedad para que esta pueda hacer cosas.
La actividad privada no se
puede dar porque nada es invertible, es decir, no se puede invertir en nada
porque no te dejan comprar divisas, porque no te dejan vender a unos precios en
los que recuperes los costos, porque te tienen acosado como enemigo. Bajo esas
circunstancias, la sociedad no puede resolver sus propios problemas. El
gobierno ha querido controlar y sustituir a la sociedad en un conjunto de
actividades que no sabe administrar: se cogió el acero y lo quebró; al sector
cemento lo hundió, también al azucarero; hizo lo mismo con el sector
automercado y ellos mismos dicen que el Bicentenario (la red de distribución de
alimentos del Estado) es un desastre.
Es un gobierno que ha
tratado de sustituir a la sociedad y ha fracaso como Estado. Está muy claro el
camino que hay que seguir: devolver el poder a la sociedad para que resuelva
los problemas que tiene, para que pueda generar su propia comida, sus propias
medicinas, y tener un Estado que la acompañe, que la eduque, que la resguarde,
que le provea la infraestructura necesaria, que adjudique los conflictos de
manera justa, pero que no pretenda sustituir a la sociedad. Ese intento del
Estado de sustituir a la sociedad la destruyó y lo quebró.
-¿Hay posibilidad de
conseguir una solución a la crisis con este gobierno?
Definitivamente no, punto.
Pero esta es una crisis creada por las personas y las personas pueden salir de
esta crisis. Venezuela no tiene por qué vivir en esta situación. No es que nos
cayó una plaga, fue creada por error tras error, estupidez tras estupidez,
crimen tras crimen, que nos han llevado a donde estamos.
«Si no quieres caer tan
hondo deja de cavar», y si nosotros dejamos de cavar, y nos movemos en
dirección contraria, estoy convencido de que Venezuela puede recuperarse en un
plazo razonable. Pero no pensando en pajaritos preñados ni hablando con
pajaritos, sino entendiendo la realidad profunda y gravísima de nuestros
problemas; entendiendo cómo se pueden atender para salir de donde estamos. Yo
sí creo que después de una transición política en Venezuela, puede venir una
recuperación económica relativamente rápida.
-¿Cómo se pueden tomar los
correctivos de fondo, cuando quien tiene que hacerlos, no comprende el
problema? ¿Significa esto que primero tiene que generarse una transición en el
poder político para que puedan resolverse los problemas en Venezuela?
Este no fue un error
gerencial del gobierno. Venezuela está viviendo un error estratégico del
gobierno, es el modelo de sociedad, de Estado, es la concepción de la relación
entre el Estado y la gente. Es la concepción de lo que son los retos del país,
es toda una visión enferma del mundo. En todos los considerandos del decreto de
emergencia, el presidente Maduro cree que el desastre que está viviendo
Venezuela es causado por agentes externos que están destruyendo al país.
Que nos explique, por favor,
por qué no están destruyendo a Nicaragua, a El Salvador, a Bolivia. Por qué
Bolivia tiene superávit fiscal, inflación de un dígito y un solo tipo de
cambio, y la economía está creciendo si, supuestamente, esta guerra económica
debería ser también contra ellos. El gobierno no es capaz de tomar
responsabilidad por los resultados de lo que está ocurriendo en Venezuela,
siempre está en la onda de echarle la culpa a otros y todas las ideas que tiene
para resolver la crisis no resuelven nada. Dar un día libre a la gente
para que pueda hacer cola quiere decir que hay menos producción y más gente
comprando menos cosas, es decir, colas más largas; o que la solución al
desabastecimiento es meter más policías —no más gente— a producir. Este es un
gobierno que no es capaz de reconocer ni siquiera que no sabe operar el parque
eléctrico y no está dispuesto a que nadie lo opere. Lo que está viviendo
Venezuela no se puede resolver por las personas que, con sus capacidades,
crearon esta realidad. Venezuela no puede salir (adelante) sin un cambio
político.
-¿Cómo se moviliza ese
cambio?
Con la estrategia que ha
definido la MUD, que quiere promover la salida de este gobierno por la vía
constitucional, con el referéndum revocatorio. Eso es una inversión muy
importante de tiempo, porque ese período va a ser el más negro en la historia
de Venezuela.
El período que va desde que
haya un referéndum revocatorio y luego haya una elección y se instale un nuevo
gobierno, lo va a vivir (el país) como el más negro de su historia, con la
tasas de inflación más alta, el colapso más grande de su producción y de los
niveles de vida. Pero creo que de ahí va a salir un gobierno con un mandato:
«nunca más vamos a caer en este tipo de desastre».
¿Cuáles son las lecciones
que tenemos que sacar de esto? ¿Qué es lo que nunca más vamos a permitir que
otro gobierno venga a vendernos? ¿Cuáles son las cosas que no podemos permitir
que se hagan porque nos ponen en una situación de vulnerabilidad como personas,
como familia, como sociedad?
Creo que tiene que salir de ahí un aprendizaje
social profundo. Los venezolanos han perdido la alegría, el entusiasmo que los
caracterizaban; esas características regresarán con un aprendizaje profundo,
pero creo que, a la larga, nos hará un mejor país.
- La única intención de tomar
medidas de políticas de libre mercado fue la del segundo gobierno de Carlos
Andrés Pérez, cuando usted fue ministro de Cordiplan (Planificación) y fracasó.
Los gobiernos anteriores y posteriores a ese intento han sido de corte
populista y socialista en diferentes grados de intensidad. ¿Está la sociedad
venezolana preparada para que el país se enrumbe hacia una economía de libre
mercado?
El trauma de 1989 se debió a
que entre 1986 y 1988 Venezuela se manejó de una forma parecida, aunque no tan
desastrosa a la situación actual. Había un régimen de cambio múltiple,
controles de precios, de importaciones, el precio del petróleo bajó y no hubo
otra forma que salir de ella que reestructurar la deuda externa, pedir apoyo
financiero internacional, unificar los tipos de cambio, liberar los precios
para que reapareciera la producción. El año 89 fue durísimo, pero los años 90,
91 y 92 la economía venía creciendo relativamente bien. Digo esto no para
justificar las decisiones del gobierno de Pérez porque a diferencia del 89 la
catástrofe la vamos a ver antes de que se tomen medidas, no después, porque la
economía está en proceso de implosión.
En el momento en que se
tomen medidas vamos a comenzar a ver la recuperación. La situación actual y la
del 89 tienen similitudes profundas, siendo esta muchísimo más grave, y
probablemente tengamos que aprender de esta y otras experiencias para poder
salir de donde estamos.
- ¿Está preparada la
sociedad venezolana para enrumbarse hacia una economía liberal? ¿Hacia la
construcción de una democracia de corte liberal?
El gobierno ha fijado un
nivel de precios que genera colas, pero se ha creado en paralelo una economía
de mercado donde la gente vende, compra, se rebusca, bachaquea (intermedia). Lo
que es normal en una economía de mercado es que compras barato en un sitio y lo
vendes caro en otro, o compras insumos, los trabajas y los vendes más caro y de
eso vives. La única razón para llamar esto bachaqueo es porque lo compras en un
mercado regulado y lo vendes en un mercado libre. Cuando todos los mercados son
libres no se llama bachaqueo.
El futuro de Venezuela está
por escribirse, no puedo imaginar qué está pasando por la cabeza de tantas
madres y padres de familia, ni de jóvenes que están tratando de imaginarse su
futuro en una situación tan catastrófica como esta. Ellos no merecen tener la
precariedad y las dificultades que están pasando y no pueden permitir que esta
desgracia que les ha tocado vivir en carne propia la tengan que volver a vivir
ellos o sus hijos. Yo espero que de aquí salga un aprendizaje muy importante
porque es un trauma que va a dejar muchas huellas y cicatrices.
- Hace dos años escribió un
artículo sobre default de Venezuela. El gobierno ha decidido hacer un default
comercial (proveedores) y no financiero (acreedores de los bonos del Estado).
¿Cuál es su visión de esto en función del deterioro de la economía venezolana?
¿Cree que se puede hablar de un default moral?
El gobierno ha hecho default
a todo salvo a Wall Street. Ha dejado de pagar e incumplido sus obligaciones
financieras y no financieras. Le ha hecho default al valor real del salario, a
las universidades, a los oferentes de medicinas, de comida, a los taladros de
Pdvsa, pero ha tenido esta relación peculiar con Wall Street. El gobierno los
ha tratado con guante de seda, pero Wall Street viendo cómo están tratando a
todos los demás, se dice esto: «es pan para hoy y hambre para mañana» y piensa
que es el país más riesgoso del mundo y por eso no tiene acceso a Wall Street.
En el futuro me puedo imaginar investigadores económicos tratando de explicar
cuál pudo haber sido la razón de un comportamiento tan bizarro (bizarro en
el sentido sajón, portugués, o francés, por “extraño”, “raro”, “sórdido”. NR).
- ¿Cuáles son los consensos
sociales necesarios para que el cambio, que según su visión debe darse en
Venezuela, efectivamente se materialice?
El consenso básico de una
sociedad se refleja en su Constitución. Hay que hacerla cumplir. Dice que los
venezolanos tienen derecho a un referéndum revocatorio, y han dado todas las
firmas necesarias. El Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de
Justicia están jugando con la voluntad popular. El presidente Maduro está
escondiéndose de la voluntad popular. Ese es el primer consenso que se ha roto.
Tenemos un gobierno que está
fuera de la Constitución, que pretende perpetuarse y que hasta el día de hoy no
ha dado una pequeña muestra de querer un entendimiento. Y honestamente uno no
puede sentarse a hablar con un gobierno cuando tiene tantos presos políticos
injustamente encarcelados, privados de libertad y torturados. Esa no es la
forma como una sociedad dirime sus diferencias políticas o trata de buscar
acuerdos. Esta ha sido la estrategia de este gobierno: no sentarse, no
negociar, no escuchar. Yo creo que el país ya le perdió la paciencia y no creo
que a Maduro se le pueda dar otra oportunidad.
11-06-16
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