Por David Morán Bohórquez
Muchos de ellos sueñan que
Venezuela superará esta crisis con Maduro en el poder, que los precios del petróleo
subirán y que el “Estado Chavista” se atornillará y fortalecerá llegando
finalmente a convertirse en el “mar de la felicidad” cubano, es decir en una
dictadura comunista con ellos, los magistrados chavistas, en la cumbre del
poder por los años que les quedan de vida. En las oficinas del TSJ juran que
defenderán “con sus vidas” la permanencia de la revolución y citan cómo Fidel y
su hermano “resistieron” las agresiones y “bloqueos” del imperio estadounidense
y consolidaron la “revolución cubana” hasta los días de hoy.
Como sueño está bien. Pero
como realidad es sencillamente delirante. Los hechos que llevaron a Cuba a
convertirse en una isla pavorosa son irrepetibles.
Un año después de derrocar a
Batista, Fidel envió al Ché Guevara a un recorrido de dos meses por
Checoslovaquia, Unión Soviética, China, Corea y Alemania Democrática. Tanto la
Unión Soviética como China se comprometieron a comprar la mayor parte de la
zafra cubana y Rusia en enviarle petróleo a la isla. En 1962 la URSS instaló en
Cuba una base de misiles nucleares, que desató la crisis de los misiles
resuelta finalmente entre Jhon F. Kennedy y Nikita Kruschev con el retiro de
los misiles de EEUU en Turquía y de los soviéticos en Cuba. Desde ahí
hasta el desmoronamiento de la URSS en 1991, Los Castro le alquilaron la isla a
los soviéticos como base de escuchas y de guerra electrónica a cambio de
subsidios equivalentes a unos US 720 dólares anuales por habitante. Suficientes
para que el pueblo viviera pobre y miserable pero sin pasar hambre. En los 60s
los subsidios (alquiler) totalizaban 5,1 MMMUSD anuales, en los 70s unos 6,6
MMMUSD anuales, en los 80s 7,2 MMMUSD anuales. Aún así, la dictadura acumuló
adicionalmente una deuda de 35 MMMUSD con la antigua URSS, que Putin condonó en
90% el 09 de julio de 2014.
Caída la URSS en 1991, se
acabaron los subsidios (alquiler) a la isla, que entró en lo que la neolengua
comunista denominó “período especial” que fue una crisis alimenticia y
humanitaria que llevaba a los cubanos a lanzarse desesperadamente en balsas al
mar con el fin de escapar del pavor y la penuria. Los dictadores introdujeron
reformas permitiendo la inversión extranjera y iniciativas privadas limitadas y
paradójicamente el recibo de remesas para sus familiares a los “gusanos”
(cubanos residenciados en Florida). El sentido de vividores de hermanos Castro
le llevó a entregarles a las empresas españolas casi la totalidad del sector
turístico de la isla, a cambio de “comprensión” a su sistema político. En esa
época, Cuba retrocedió a niveles de aldea afrciana
En los primeros tres lustros
del Siglo XXI la dictadura cubana consiguió de nuevo alquilar, esta vez no la
isla, no hacía falta, sino la tecnología de propaganda, al gobierno de Hugo
Chávez y su “revolución” siempre al invariable precio de US 720 dólares por
habitante. Los irresponsables subsidios venezolanos a la dictadura alcanzaron
los 8,1 MMMUSD en 2010.
Desechada Venezuela por su
ruina, los cubanos abrazan ahora las mieles de las empresas de EE.UU.
Para los Estados Unidos,
Cuba no ha tenido mayor importancia desde que dejó de ser una isla alquilada a
los soviéticos. Eso si, buscan cobrar lo que la dictadura expropió a sus nacionales
en los años sesenta. No hacerlo causaría un precedente muy negativo a una
sociedad que opera negocios en casi todos los países del mundo.
No hay en el planeta país o
bloque de países que se meta la mano en el bolsillo para subsidiar otro fracaso
“revolucionario”, esta vez el de Venezuela que demandaría para vivir pobres y
miserables, pero sin hambre, los 720 dólares que cobran los cubanos, en nuestro
caso hoy, unos 21,6 MMMUSD anuales.
Hoy en el mundo no hay dos
bloques de países dispuestos a ayudar como fuese a sus “aliados” en la Guerra
Fría. Incluso China, que ya nos prestó lo que podía, no se mete la mano en el
bolsillo por Maduro. Brasil y Argentina viraron. Y Obama, premio Nóbel de la
Paz, deja la presidencia de EEUU este año.
Venezuela arruinada, con una
deuda total de 160 MMMUSD, en hiperinflación, con escasez generalizada de
alimentos y medicinas, con el petróleo con escenarios de precios entre 50 y 60
dólares por barril para los próximos tres años, con el campo arrasado, con la
delincuencia desatada y con el 80% de la población queriendo activar el
constitucional referendo revocatorio presidencial, hambrienta y de mal humor,
lamento decirles, esperanzados magistrados chavistas del TSJ, que la mejor
salida es apegarse al derecho y la justicia y dejar a un lado los delirios
“revolucionarios”.
Y otra cosa, a los otros que
sueñan con unas Fuerzas Armadas como soporte de un gobierno represivo, también
olvídenlo. Una bala no mata el hambre. Desata furias. Eso lo saben ellos.
11-06-16
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