Por Jesús Alexis González, 30/05/2016
El movimiento chavista ha recibido (no el país) en sus
17 años de permanencia en el poder más de un
millón de millones de dólares, asombrosa cifra que “complementaron” con un
endeudamiento externo que en los últimos 13 años creció hasta 120.925 millones de dólares propiciando que ahora cuando el precio
promedio de nuestro crudo se mantiene (mayo 2016) sobre los $36,3/b(luego de larga permanencia
sobre los $100/b) se debe destinar más
del 50% de las pocas divisas que ingresan al país para el pago de dicha deuda; en un entorno
inflacionario que pudiere superar la tasa del 700% a finales del 2016 impulsada
por la desbordada emisión irresponsable e incontrolable de dinero inorgánico
(el BCV no tiene autonomía) bajo la figura de una liquidez monetaria superior a
¡Bs 3 billones!(finales 2015) con
obvio impacto sobre la inflación (mas masa monetaria vs menos oferta de bienes
y servicios) que ha propiciado una escasez del 82% en el Área Metropolitana de
Caracas (Datanálisis, mayo 2016) la zona ¡mejor
abastecida del país!; al tiempo que a nivel nacional el 87% de los hogares no puede con sus ingresos
comprar los alimentos de la dieta
diaria, es decir ¡el 90% no logra alimentarse con su salario integral!(salario
mínimo mas bono=Bs33.000)perfilando (según investigación de expertos) que solo un 19% de la población no es pobre
y que existe un 34% de nuevos pobres
que hasta hace poco pertenecían a la llamada clase media, siendo que de
igual modo según datos del propio INE en 2014 se registró nacionalmente una caída del 53% en el consumo de alimentos. Tan
reprochable y angustiosa situación, emanó—entre otras razones-- como
consecuencia del financiamiento de un gasto público carente de visión y
objetivos salvo lo atinente a la intención de mantenerse en el poder (al costo
que fuere) en aras de preservar a
Venezuela como trinchera defensiva contra la acción judicial por delitos de
corrupción que irreversiblemente habrán de confrontar; trinchera que intentan
disimular con su habitual cinismo al sostener que “La inflación no es real es inducida” “Hoy Venezuela es un país libre
de hambre”.
Es justamente, la necesidad de interrumpir ese
tránsito hacia el agotamiento de las
posibilidades del bienestar nacional y familiar lo que aspiramos los
venezolanos mediante la realización de un referendo revocatorio (RR) del
Presidente de la República en 2016, y para lo cual las firmas son imprescindibles en al menos 3 de los de los pasos (¿obstáculos?)
establecidos en las flexibles “normas acomodaticias al oficialismo” fijadas por
el CNE con la clarísima intención de retrasar su celebración más allá del 2016;
lo cual solo podremos evitar con la
participación activa de ese 80% (o más) de los ciudadanos que a tenor de
las encuestas rechazamos la gestión
Presidencial y de ese 72% que lo
culpa de la crisis económica, y que por obviedad aspiramos que dicho RR se lleve a cabo en el
presente año. En tal sentido, se hace urgente pasar de la “opinión en encuestas” a variadas acciones pacificas de
presión en pro de obligar al CNE para que cumpla con su obligación de
convocarlo lo cual implica abandonar la
tendencia marginal de participación; asumiendo como marginal todo aquello situado al margen (al borde) y que por ende no forma parte de lo central o de
lo más importante. Sin embargo, es por demás evidente la coexistencia de dos segmentos sociales con nortes encontrados,
uno de ellos integrado por ciudadanos con permanente animo de participación en
actividades tangibles y directas en procura de ejercer presión social para lograr la activación del RR, y otro
sector que a pesar de estar convencido sobre la necesidad del RR en 2016 para
desviar la ruta del país hacia un
precipicio socioeconómico, únicamente centra su “participación” en
esperar pacientemente (y haciendo colas) para “expresarse mediante el voto”(en esencia la finalidad ulterior)al
momento del evento electoral (¡si lo hubiere!); pero que en el ínterin no se convierte en un clamor social que
presione al CNE para su convocatoria, habida cuenta de corresponderse con una
marginalidad hacia la política en general y por ende muy poco comprometida en luchar
contra el proceso de destrucción socioeconómica (y degradación de las normas
sociales) que experimenta el país, al tiempo de asumir la abstención como una autoexclusión (tanto como un rechazo
a la situación reinante como por desinterés) hasta constituirse en una desintegración social-electoral a la
luz de no incorporarse en actividades participativas consagradas en la CRBV.
El escenario antes descrito, le facilita al movimiento
chavista manejar la denominada Tiranía
de Pisistrato como una aparente “dictadura
popular” sustentada en la utilización del pueblo (básicamente de los más
necesitados y frágiles) contra los
partidos políticos (y ahora también contra la Asamblea Nacional y el sector
privado de la economía) hasta configurar una oclocracia donde los demagogos e ineptos gobiernan “en nombre de la
muchedumbre” haciéndolos “sentir” que son ellos quienes mandan desviándolos de
su deber ser en cuanto a contribuir con
la estabilidad de la democracia, con la intención soterrada de intentar
perdurar en el poder ¡sin la obligación
de ejercer un buen gobierno!
Resulta pertinente, desmontar el cuadro mediático elaborado por el movimiento chavista
en cuanto a que Hugo Chávez fue un “arrasador
permanente” al obtener una “mayoría aplastante” en todos los
procesos en los cuales participó; siendo
que nunca superó el 45,3% del total de la población inscritacomo fue en la elección presidencial de diciembre 2006
luego de haber utilizado como “estrategia
pre-electoral” una mayúscula elevación del gasto público populista y del
arranque de las Misiones con fundamento en la transferencia directa de
“bondades monetarias”. Es así, que en la elección presidencial del 06/12/1998
resultó ganador con el 33,4% del total
de inscritos que le resultó “suficiente” para promover en 1999 una
Constituyente en aras de una nueva Constitución (que en efecto logró);
obligando a un evento electoral de relegitimación
el 30/07/2000 donde obtuvo el 32,1%
de la población electoral (hasta alcanzar su máximo ya citado de 45,3% en
2006) para luego “vencer” en la elección presidencial del año 2012 con el 43,3% del total de la población inscrita.
Vale citar, que el actual Presidente de la República fue electo en el año 2013
(luego de retrasar el anuncio de la muerte de Hugo Chávez para ser utilizada
cerca de la fecha del evento como un
“estandarte electoral”) con el 40,1% del
total de inscritos con una “diferencia” del 1,15% con respecto a H. Capriles.
Con relación a la viabilidad del RR en 2016, vale
referenciar el caso de RCTV de ¡hace 9 años! cuando existía la percepción “que eso no sucederá” y ¡sucedió! construyendo otro escalón
hacia el totalitarismo, que en la
actualidad aparentemente se enrumba hacia el Grupo de Empresas Polar (ejemplo de eficiencia empresarial privada)
y muchos al igual que antes sostienen que ¡eso
no sucederá! siendo que con apoyo de terceros comprometidos posiblemente cometan la temeridad de
llevarlo a cabo; de igual modo distintos “Presidentes rotativos” del CNE ya han afirmado que ¡en 2016 no habrá RR! (“reafirmado” por
el cómplice silencio del CNE) y sin embargo con una pasividad desconcertante (y
sin prueba en contrario) se ¡alega que
si habrá! habida cuenta de estar consagrado en la CRBV al tiempo de
responder a la voluntad del pueblo; como
si esos valores democráticos fueran de importancia para el movimiento chavista.
Reflexión
final: el RR será solo posible en
2016 si media la participación activa de ese 80% del pueblo que así lo desea hasta convertirse en una ¡presión social sustentable y medible!
Economista Jesús Alexis González
@jesusalexisgon
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico