Por Héctor Silva Michelena
La situación de los
venezolanos, desde hace tres años al menos, puede describirse con dos palabras:
crisis humanitaria. Una crisis que tiene un solo responsable: el gobierno. ¿Por
qué? Porque obcecadamente mantiene un modelo económico obsoleto, que hace aguas
por todas partes. Salvo la cúpula en el poder, y sus chupones de pulpo, menos
de uno por ciento de la población, los venezolanos somos náufragos que buscamos
una tabla de salvación. Más de un 85 de cada 100 venezolanos perciben que esa
“tabla” reside en materializar una oración: “salir de Maduro”. Eso significa
que nuestro derecho constitucional de revocar a un presidente, cumplidos
ciertos requisitos, ha de ejercerse como una necesidad absoluta. Sólo así se
abrirá la ruta de la salvación nacional. No será fácil ni rápido salir del
agujero negro, pero las condiciones están dadas para lograrlo. Esto explica por
qué el gobierno - Ejecutivo, TSJ, Fiscalía, Contraloría y, en el caso
urgente del revocatorio, el perverso CNE, oponen los más increíbles obstáculos
para su realización, en 2016.
Si se siguiesen las reglas
electorales, el revocatorio podría realizarse en octubre. Pero no, el gobierno
no lo quiere, así lo exprese claramente la Constitución (interpretatioclaris).
¿Por qué? Porque saben que perderían abrumadoramente. El bloodhoud,
sabueso, no suelta su presa sino una vez muerto.
¿Cuál es la presa? El poder.
Soltar el poder es soltar la presa llamada dinero. Así actúa toda burocracia
totalitaria. Vale exclamación de Marx para ellos: ¡Acumulad, acumulad! La
codicia extrema del poder burocrático pesa más que un billón de toneladas
de democracia. Y más que las 27.875 personas asesinadas en 2015. Y más
que la muy dura degradación de las condiciones de vida de nuestros ciudadanos
¿cuánto vale un gramo de democracia comparado con el peso de Maduro, Cabello,
Padrino, y la cola del cometa militar fascista que gobierna? Veamos.
Te parecerá familiar, pues
con toda seguridad habrás estado, todas las semanas, dos o tres veces,
soportando un sol inclemente a una lluvia torrencial o ligera, para comprar
alimentos o medicinas reguladas; las no reguladas son carísimas, cuando las
consigues. En un artículo titulado “La crisis venezolana en cinco retratos”,
los periodistas Alexander Martínez y Héctor Velasco, de EFE, 7 de julio
de 2016, así trazaron el perfil de la crisis.
“Eugenia quiere emigrar,
Jenner vende menos, Elizabeth llora a su hermano asesinado, Yasmari lucha por
medicinas y Denia contrabandea. Difícilmente, algún venezolano escapa a la
crisis. El país con más reservas petroleras del mundo enfrenta una sequía de
divisas por la caída del precio del crudo, y eso llevó al gobierno a restringir
más el acceso a los dólares. A menos divisas, menos importaciones, y Venezuela
compra casi todo lo que consume. La inflación sube, los salarios se deprimen,
hay escasez y crimen. Todo esto mientras el presidente Nicolás Maduro y la
mayoría parlamentaria opositora libran una lucha de poderes, y se achacan las
culpas de la situación. Aquí cinco microrrelatos de la crisis.
–La frustración: En "El
Goloso"– un puesto callejero de comidas rápidas de Caracas- hay cada vez
más billetes, pero menos ventas. La inflación y la devaluación se mezclan. El
dinero "es una ilusión. Cuando llego a la casa pienso que traigo algo,
pero cuando voy a pagar la factura me doy cuenta que no tengo nada", dice
desconcertado Jenner Morón, administrador del carrito. Venezuela tiene la
inflación más alta del mundo: 180,9% en 2015 (oficial), y para 2016 el FMI
prevé que llegará a 720%. Los bolívares se esfuman. Hace cuatro años, un perro
caliente costaba 22 bolívares, y hoy, 500 (80 centavos de dólar a la tasa
oficial más alta y 48 centavos a la del mercado negro).Jenner, de 21 años,
llegó a vender 500 perros diarios; hoy, unos 120. "Recibimos más dinero,
pero ganamos menos".Además, debe lidiar con el efectivo en una de las
ciudades más inseguras del mundo. Una venta promedio de 120.000 bolívares
representa 1.200 billetes de 100 (el de más alta denominación). Jenner lleva
los fajos a un depósito cuatro veces al día.
–El dolor: “¡Me duelen las
entrañas!” Sentada en las afueras de la morgue de Caracas, Elizabeth Arana se
ahoga en llanto. Su hermano Roswill, un policía de 28 años, murió de un balazo
el sábado en la noche. "Los policías también somos víctimas", comenta
bajo reserva un oficial que acompaña la diligencia. El año pasado hubo 17.778
homicidios (58,1 por cada 100.000 habitantes), según la Fiscalía. La ONG
Observatorio Venezolano de Violencia estima que 27.875 personas murieron
violentamente en 2015 (90 por cada 100.000). En ambos casos, la cifra es varias
veces mayor al promedio de homicidios en el mundo: 8,9 homicicios por cada
100.000 habitantes, según la Organización Mundial de la Salud. La Fiscalía solo
cuenta los casos que tipifica como asesinatos, mientras la ONG incluye todas
las víctimas por armas, incluidos los fallecidos en acciones policiales, que a
priori se consideran resistencia a la autoridad. Arana murió un mes después de
su cumpleaños y deja un niño de cuatro años. La prensa especula que quisieron
robarle la moto, Elizabeth cree que "lo mandaron a matar". "La
crisis económica está incrementado el delito y la violencia de una manera
inédita", indica el profesor universitario Roberto Briceño León, director
del Observatorio.
- La fragilidad: En
noviembre de 2014 le detectaron cáncer de mama, fue operada con éxito e inició
la quimioterapia. Pero en enero de este año ya no encontró medicinas. Yasmari
Bello, una administradora de 39 años, temió entonces por su vida y lanzó una
campaña por redes para encontrar los fármacos. Un día salió a protestar con 60
enfermos de cáncer en igual situación."Me suspendieron el tratamiento
entre enero y mayo. Sufrí estrés, bajé de peso, sentí que había luchado por
meses y que podía recaer". Hoy el 85% de medicinas no se encuentran, según
la Federación Farmacéutica Venezolana. La falta de divisas para pagarles a los
laboratorios vació las estanterías. Bello se salvó de una recaída gracias a que
le enviaron lo que necesitaba desde España. Tiene medicinas hasta mediados de
julio. "No culpo al gobierno ni a la oposición, solo soy una paciente que
busca soluciones".
- La desilusión: Estudiante
de farmacia y empleada en una clínica, Eugenia Parra saca tiempo para hacer
largas colas y comprar alimentos subsidiados."Todo aquí es una cola, para
sacar dinero, para comprar comida", se lamenta esta mujer de 28 años
mientras hace fila. Pese a que le correspondía comprar por el número de cédula,
debió irse con las manos vacías porque no quería perder clase. El alto costo de
vida la empuja a buscar precios regulados. Acentuada desde 2013, la escasez de
alimentos básicos es de 80%, según la firma Datanálisis. Seis de cada diez
venezolanos deben hacer colas hasta de ocho horas para abastecerse, según
Anauco, ONG de defensa de los consumidores. El resto paga para que le hagan la
fila o compra a los "bachaqueros" (revendedores).Las protestas por
comida han empezado a degenerar en saqueos, que dejan cinco muertos en junio.
"Más gana un 'bachaquero' que un profesional. No tengo esperanza de nada.
Si hay oportunidad, me voy (del país). Seguir aquí es perder la juventud",
dice Eugenia.
- La necesidad: Denia
obtiene hasta 4.000% de ganancia por un kilo de azúcar. Su sueldo como conserje
no alcanza y revende productos subsidiados. Es "bachaquera"."Hago
cola donde haya oportunidad" de comprar, cuenta la mujer, que también
contrabandea arroz y harina. Subsidiado, el azúcar cuesta 70 bolívares (11
centavos de dólar a la tasa oficial más alta), pero lo vende en 3.000.Cuando
hay, el gobierno entrega por persona dos unidades semanales de cada producto.
Pero Denia consigue más con la complicidad de funcionarios y distribuidores
corruptos. El "bachaqueo" -por la hormiga "bachaco"- es una
fuente ilegal de ingresos en medio de la voraz inflación. La mayoría de quienes
madrugan a la fila lo hacen para acaparar, según Datanálisis. El gobierno
izquierdista vincula esa actividad con una "guerra económica de la
burguesía" y la penalizó con hasta cinco años de cárcel.Denia, de 52 años,
se justifica: con un salario mínimo de 33.636 bolívares "nadie vive".
Esta cifra equivale a 54 dólares a tasa oficial. Pero para la escritora Thays
Peñalver, el "bachaqueo" es la "explotación del pobre por el
pobre".
Son microrrelatos que
ilustran bien la situación, y la génesis de una tormenta social incontenible
aun por los miles de AK-47, el famoso fusil por su gran fiabilidad. El
G/D Alexis José Rodríguez Cabello, comandante del desfile cívico-militar (?)
del 5 de julio: “Tenemos una ideología clara y las armas para enfrentar a la
oligarquía”. Pero ¿qué es la oligarquía? Según el DRAE: 1. f. Forma de gobierno
en la cual el poder político es ejercido por un grupo minoritario.2. f. Grupo
reducido de personas que tiene poder e influencia en un determinado sector
social, económico y político.
¿Y quiénes la forman? El
gobierno, el cogollo militar corrupto y la boliburguesía de Pérez Abad. Porque,
como ellos y nosotros y todo el mundo lo sabe: más del 85% de nuestra población
rechaza al Maduro, ya en el punto de no retorno.
12-07-16
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