Papa Francisco 22 de julio de 2017
Evangelio
según San Juan 20,1-2.11-18
La
misión a María Magdalena: "El primer día de la semana, de
madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio
que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del
otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del
sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". El día de la
resurrección, María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin
dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco,
sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera
y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: "¿Porque estas
llorando, mujer?" Ella les contestó: "Señor, si tú te lo llevaste,
dime donde lo has puesto". Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de
pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: “Mujer, ¿por qué estas
llorando? ¿A quién buscas? Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió:
“Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto? Jesús le dijo:
"¡María!" Ella se volvió y exclamó "¡Rabuní!", que en hebreo
significa «Maestro». Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he
subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre y su Padre, a mi
Dios y su Dios». María Magdalena se fue a ver a los discípulos y les anunció:
"¡He visto al Señor!", y les contó lo que Jesús le había
dicho" Palabra del Señor
Reflexión
del Papa Francisco:
No es
fácil estar abierto a Jesús. No se da por descontado aceptar la vida del
Resucitado y su presencia entre nosotros.
El
Evangelio nos hace ver diversas reacciones: la del apóstol Tomás, la de María
Magdalena y la de los dos discípulos de Emaús: nos hace bien compararnos con
ellos:
Hoy
nos es dirigido también a nosotros este interrogativo:
- Tomás pone una condición a la fe, pide
tocar la evidencia, las llagas,
- María Magdalena llora, lo ve pero no lo
reconoce, se da cuenta de que es Jesús sólo cuando Él la llama por su
nombre,
- Los discípulos de Emaús, deprimidos y con
sentimientos de derrota, llegan al encuentro con Jesús dejándose acompañar
por ese misterioso viandante.
Cada
uno por diferentes caminos. Buscaban entre los muertos al que está vivo, y fue
el mismo Señor el que corrigió el rumbo.
Y yo,
¿qué hago? ¿Qué rumbo sigo para encontrar a Cristo vivo? Él estará siempre
cerca de nosotros para corregir el rumbo si nosotros nos hemos equivocado.
¿Por
qué buscan entre los muertos al que está vivo? (Lc 24,5) Esta
pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia atrás, a lo que ha sido
ayer y nos empuja adelante, hacia el futuro.
Jesús
no está en el sepulcro, ha resucitado, Él es el Viviente, Aquel que siempre
renueva su cuerpo que es la Iglesia y lo hace caminar atrayéndolo hacia Él.
“Ayer”
es la tumba de Jesús y la tumba de la Iglesia, el sepulcro de la verdad y de la
justicia; “hoy” es la resurrección perenne hacia la cual nos empuja el Espíritu
Santo, donándonos la plena libertad.
Hoy
nos es dirigido también a nosotros este interrogativo:
- ¿Por qué buscas entre los muertos a aquel
que está vivo, tú que te cierras en ti mismo después de una derrota y tú
que no tienes más fuerza para rezar?
- ¿Por qué buscas entre los muertos al que
está vivo, tú que te sientes solo, abandonado por los amigos y quizás
también por Dios?
- ¿Por qué buscas entre los muertos al que
está vivo, tú que has perdido la esperanza y tú que te sientes prisionero
de tus pecados?
- ¿Por qué buscas entre los muertos al que
está vivo, tú que aspiras a la belleza, a la perfección espiritual, a la
justicia, a la paz?
Tenemos
necesidad de sentirnos repetir y de recordarnos mutuamente la advertencia del
ángel.
Esta
advertencia ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo?, nos ayuda a
salir de nuestros espacios de tristeza y nos abre a los horizontes de la
alegría y de la esperanza...
Pero
miren, hermanos y hermanas, Él está vivo, está con nosotros. No vayamos por
tantos sepulcros que hoy te prometen algo, belleza… y luego no te dan nada. Él
está vivo. No busquemos entre los muertos al que está vivo. Gracias. (Homilía
en Santa Marta, 23 de Abril de 2014)
Oración
de Sanación
Mi
Señor, reconozco que me encuentro en deuda contigo por darme la vida y por
poner luz en mi camino en mis momentos de mayor incertidumbre.
Toca
mi corazón, sana sus heridas y llénalo de tu amor, libéralo del miedo a la
adversidad que lo agitan e inquietan. Quiero poner toda mi fe y esperanza en
Ti.
Ayuda
a que mis labios solo pronuncien palabras de bondad. Que a dondequiera que
vaya, pueda anunciarte con alegría por saberte más vivo que nunca.
Que
tu presencia jamás me falte. No puedo imaginarme sin tu amor ni tu fuerza que
me impulsa a ser mejor. No sabría vivir tus promesas, sin tu guía y perdón.
Jamás
permitas que me separe del milagro de haberte encontrado. Ilumina mi mente y
corazón para enfocarme en ganar mi felicidad solo a través de Ti.
Toma
mi vida Señor, quiero actuar obedeciendo tus principios, insistiendo con
perseverancia para lograr mis sueños sintiéndome apadrinado por tu poder.
Cuento
con tu alegría que me impulsa a realizar las tareas más duras con entera paz y
serenidad. Cuento con tu gracia poderosa que me respalda
Ayúdame
a saber tener encuentros de compasión, a vencer los obstáculos de mi vida y a
desechar toda mala propuesta que no me edifique en tu amor. Amén
Propósito
para hoy
Buscaré
alguna Frase de la Biblia con la que me siento identificado y la enviaré a mis
amigos por las redes sociales, agregándole al final del texto lo siguiente:
¡Dios te ama y quiere lo mejor para ti!
Frase
de reflexión
"Todos
estamos llamados a la amistad con Jesús. No tengan miedo al amor del
Señor". Papa Francisco
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