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lunes, 24 de julio de 2017

El Estado paralelo por @garciasim


Por Simón García


En diciembre de 2015, el triunfo de los diputados de la Unidad develó un proceso en el cual la cúpula en el poder desconocía la voluntad del soberano y liquidaba el derecho de los ciudadanos. Se optaba por una democracia paralela con el control y la supremacía absoluta del Estado, fundido en un solo poder y basado en la coacción y la represión del pueblo.

Estos últimos años han estado marcados por ese antagonismo entre lo nuevo que está naciendo de manos de la sociedad y lo viejo que está muriendo víctima de varios males: la militarización del gobierno, la fusión entre elementos políticos y una asociación de mafias delictivas y el anacronismo de un modelo que sólo genera destrucción. Maduro es el símbolo decadente de la traición, el abandono y el fracaso de lo positivo que contenía un proyecto que inicialmente ganó un amplio apoyo en la sociedad.

El estado paralelo comenzó a consolidarse desde que Cabello, despreciando reglamentos y leyes, designó un TSJ para cumplir una misión distinta a la que le asigna la Constitución. Fueron colocados allí para asegurar la impunidad de una cúpula y con malévola persistencia han actuado contra el derecho.

El Estado paralelo niega elecciones transparentes y competitivas. Por eso volteó la función del órgano electoral y le encomendó evitar elecciones. La liquidación del revocatorio y de la elección de gobernadores comprueban que su tarea es suprimir el derecho a voto y eliminar así el control social sobre los gobernantes.

El 16 de julio el Estado paralelo recibió varias derrotas. En primer lugar la de los números: 7millones seiscientos mil, deducido el % de abstención en este tipo de consulta, es una cifra que no podrá alcanzar una Constituyente que se quedó sin gente. La cúpula perdió el corazón de su proyecto, la democracia participativa, que paso a manos de un pueblo que, en rebeldía al Estado paralelo, dio el ejemplo más extraordinario de democracia protagónica.


Los que fueron a votar y quienes se quedaron en las gradas por distintos motivos, descubrieron que el Estado paralelo es inútil. Un globo sostenido en el aire por la punta de las bayonetas y una minoría, que hay que tomar en cuenta, de la población.

Se ha producido una revolución de los ciudadanos, gracias al encuentro entre la MUD y fuerzas, que fuera del ámbito de los partidos, han asumido su responsabilidad en los destinos públicos. Todos ellos han dado un paso para ponerle fin al atropello y el abuso del Estado paralelo contra toda la sociedad. Ha recibido una derrota de la cual no podrá salir sin restablecer la vigencia de la Constitución.

Esta revolución tiene como actor al ciudadano y contiene la esperanza de rehacer el vínculo de la política con los valores y la ética y generar nuevas bases para rehacer una sociedad avanzada, progresista y de bienestar. Ese es el desafío para conquistar, con la mayor unidad y amplitud posible, otro futuro.

23-07-17




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