Por Emma Sánchez Álvarez
El presidente de Datanalisis
confiesa que se espanta al imaginar que "al final esto puede acabar en
guerra". Asegura que la única solución es negociar con respeto mutuo.
"El gobierno tendrá que ceder su constituyente", dice
Entre los siete días que
median entre la consulta popular realizada el pasado domingo 16 de julio por el
sector de la oposición venezolana, convocada por la Mesa de la Unidad
Democrática, y las elecciones para escoger a los representantes de la asamblea
nacional constituyente promovida por el Presidente de la República, Nicolás
Maduro, y convocada por el Consejo Nacional Electoral para este próximo domingo
30 de julio, variadas han sido las voces que buscan analizar el desenlace y las
perspectivas que abrirían ambos eventos.
Luis Vicente León, directivo
de la empresa Datanalisis, economista y profesor universitario se ha
adelantado, a través de sus redes sociales, a avizorar los caminos que pueden
plantearse para la solución de la crisis que arropa por igual a todos los
venezolanos. Faltando siete días para el evento electoral constituyente
oficialista, León añade desde Contrapunto otras aristas y aportes que
podrían generarse de ambos eventos, pero, además, emite su opinión personal del
camino que podrían transitar los dos bandos a partir del mes de agosto.
Sin muchas esperanzas en
cuanto a una negociación entre gobierno y oposición, que él considera la única
solución posible a la crisis política, el especialista en estudios de opinión y
estadísticas expresa también mucho temor por lo que podría desencadenarse en Venezuela:
una guerra con el ingrediente del ejército en la calle.
–En primer término, ¿cuál es
su análisis de lo que ocurrió y de cómo se desarrolló la consulta popular
realizada por la MUD el pasado domingo 16 de julio?
–Lo primero que hay que
entender es que ante una consulta popular de este tipo, obviamente todas las
partes van a jugar su rol político. El gobierno, por una parte, dice que la
consulta popular es ilegal, que no votaron ni tres millones de personas, que
muchos electores votaron hasta cinco veces y que los rectores son unos
tramposos. Ese es el discurso político convencional de ese sector. Por su
parte, la oposición calificó la consulta como un evento absolutamente
constitucional, legal, vinculante, y que Maduro tiene que salir de la presidencia
"como corcho de limonada", como se dice popularmente, porque el
pueblo lo revocó tomando en cuenta los resultados de esa consulta, y que ellos
son garantía de que todo el proceso fue perfecto, etc, etc, etc. Esto son los
discursos políticos que normalmente esperamos que se expongan así.
Ahora bien, yo no le doy
importancia sobre la legalidad o no de la consulta popular, no porque no sea
importante sino porque a final de cuentas este es un hecho político,
estratégico y simbólico por encima de cualquier otra consideración (...) porque
la oposición sabe que al día siguiente el Presidente Maduro no iba a aceptar la
posición planteada por la oposición de renunciar, sabían que eso no iba
ocurrir. La oposición organizó la consulta para sentar precedentes, para tener
en el futuro un argumento y justificación de cambio y, en el corto plazo, con
el objetivo de añadir a su protesta pacífica y democrática más presión para
provocar la salida del gobierno o una negociación.
–¿Cómo interpreta usted los
resultados a nivel matemático y el por qué los rectores de la MUD anunciaron la
primera cifra de 7.186.170 con el 95% de los votos contados, y luego, al día
siiguiente, anuncian que votaron 7.535.259 con el 99.1% de los votos
escrutados?
–Yo, la verdad, más bien me
sorprendí de que los datos reconocidos y anunciados por la MUD y por sus
rectores estuvieran absolutamente alineados a lo esperado. Yo esperaba que, en
un debate político tan loco y polarizado como el que se está dando en
Venezuela, la MUD presentara una cifra muy superior. Esperaba que ocurriera
algo como lo que se vio en la hora loca, algo así como de una votación por
encima de los 11 millones. Siendo sincero, fue bastante seria y respetable la
presentación de los rectores.
A la pregunta de por qué primero
anunciaron una cifra 7.186.170 millones con el 95% de los votos, y luego
anuncian que fueron 7.535.259 mil con un 99,1%, es absolutamente normal. Ellos
presentaron un dato de 7 millones 200 mil sobre un 95%. Cuando haces la regla
de tres, si tú conviertes estos 7 millones 200 al 100%, te va a dar 7 millones
580, más bien lo hicieron en base a 99%. Es decir, numéricamente es perfecto.
Los dos números son completamente consistentes, no es ninguna locura. El
Gobierno, por supuesto, dijo que esos números son falsos, manipulados y que
inventaron unos votos para que fueran exactos para estar por encima de la
votación con la que había sido elegido el presidente Maduro.
–Pero el alcalde Jorge
Rodríguez afirmó que en la consulta popular votaron solamente 2 millones 300
mil personas...
–Cuando se entiende que fue un
evento simbólico y motivante, si fueron 2, 5 o 10 los votos eso da lo mismo. Lo
importante es que la MUD movilizó a un gentío que salió a la calle y que se
sintió entusiasmada y emocionada por ejercer su derecho al voto. No fue un voto
convencional. Fue la expresión de una desobediencia civil, porque tan pronto el
gobierno afirmó que era ilegal, cuando votas ejerces una protesta en contrario
y en oposición a alguien que me está diciendo que no tengo ese derecho. Por lo
tanto, es el evento de desobediencia civil lo que hay que atender, y que ha
sido el más masivo que ha tenido la oposición durante toda sus convocatorias a
las protestas.
–¿Quién nos garantiza que los
resultados que dieron los rectores de la consulta popular son fidedignos y
reales si no hay auditorías?
–¿Estamos absolutamente
seguros de que ese fue el resultado? No podemos estar seguros. Como yo tampoco
hoy estaría seguro de los votos que va a haber en la elección para la asamblea
constituyente. La consulta popular estuvo controlada por una de las partes del
sector político venezolano, aunque yo considere que sea más seria. La otra
parte la controla el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), que ha
demostrado que ya no es una institución independiente. Cuando el CNE trabaja
para validar un proceso y no para preguntarle al pueblo, entonces ya tú y yo
perdemos la confiabilidad en sus datos. Y no se trata solamente en que puedas o
no demostrarlo o auditarlo o no. El problema es que yo no esperaría que si
tienes un 80% de abstención, la primera cosa que diga la presidente del CNE es
que felicita al pueblo venezolano porque solo votó el 20%. ¿Usted se imagina
cuantos votos exactos, esa misma noche, hubo con una abstención elevada? Lucena
no lo va a decir. Lo que va a decir es que ganó el proceso para la ANC con el
99.9%, es decir, ganó el chavismo. Y la opsición no va a poder auditar ese
resultado, porque ni siquiera pudo auditar los resultados de la Asamblea
Nacional en Amazonas. Lamentablemente nosotros no tenemos hoy día instituciones
realmente independientes. No lo es la Mesa de la Unidad, obviamente, ni lo
pretende ser, pero tampoco lo es la institucionalidad venezolana, y en este
caso concreto, hablamos del CNE.
–Después de esta consulta
popular, ¿ahora qué? ¿Qué piensa usted que va a ocurrir el 30 de julio con la
convocatoria electoral que hace el oficialismo para avalar una asamblea
nacional constituyente y cuáles son sus estimaciones sobre los resultados?
–Primero debemos evaluar el
desarrollo del evento de la consulta. Y te digo claramente que fue bueno.
Supongamos que en vez de 7 millones y medio la oposición obtuvo 6 millones y
medio, porque pierdes un millón de votos que según el gobierno eran repetidos.
No se puede ocultar que asistió un gentío que se manifestó. Eran seis marchas
gigantes de movilización nacional. Esto por supuesto es un mensaje estratégico
sensacional. Yo dije antes de que los rectores presentaran sus datos, que a mí
no me importaba saber cuántos votos hubo, me interesa saber qué van a hacer con
esos votos. Para mí es fundamental saber cómo y en qué conviertes esa energía
potencial, que tampoco se mostró completa por miedo, y que es mucho más grande
que esos 7 millones y medio... por lo menos 3 millones más.
Pero además, cuando vez las
encuestas, el 75% de la población dice que votaría, si le preguntaran, en
contra de la asamblea constituyente, y 83% piensa que la ANC no tiene ninguna
necesidad de hacerse ni que resuelve los problemas del país y de los
venezolanos. Cuando uno observa esto, entrar al debate de 1, 10 o 20 votos, que
si más o si menos, se convierte en un debate absolutamente estéril, porque
primero esta consulta no era para esto sino que fue un evento para moverse y
motivar. Ahora bien, lo importante es: ¿lograste convertir esa energía
potencial que es más grande incluso que ese voto, en energía cinética para
parar al gobierno de su propuesta de Asamblea Constituyente? Aquí abordamos el
tema complejo.
–Entonces, en consonación con
su respuesta, ¿insiste usted, como lo ha expresado a través de sus redes
sociales, en que debe darse una negociación entre gobierno y oposición como
salida a la crisis que vive el país?
–Es la única salida. Yo no
estoy seguro que vaya a ocurrir. Eso es otra cosa. Yo simplemente pienso que no
existe, en mi opinión, ninguna forma de resolver este problema que no sea con
una negociación. No sé si se pueda lograr porque las condiciones están todavía
débiles.
–¿Por qué piensa usted que las
condiciones están débiles para una negociación?
–Para este proceso se
necesitan dos partes que tengan poder de negociación. Segundo, que puedan
contar con un representante dispuesto a comprometerlos, y tercero, ceder algo
que le duela muchísimo a sus propios grupos. Es decir, para los dos es un costo
negociar y ceder en cosas que sus grupos consideran vitales. Esto quiere decir
que son decisiones impopulares para ambos lados.
Mira la barrera tan
importante, para negociar es fundamental que tengas a alguien que te pueda
comprometer. Yo puedo mandar a negociar a alguien que funja de emisario porque
yo no fui. Bueno depende quién es ese emisario. Si es mi abogado con un poder
que pueda firmar por mí, entonces la negociación sería exitosa. Pero si yo
mandé a un siguiente que no tiene ningún poder, que no me puede comprometer y
que lo que él diga allí yo después le pueda tirar tres trompetillas, esta
negociación no va para ningún lado. La pregunta es: ¿están en capacidad estos
sectores de tener su representante o representantes que lo puedan comprometer,
y que luego el pueblo chavista u opositor o independiente los va a seguir y
aceptar? Y la segunda pregunta es: ¿están dispuestos a ceder lo que van a tener
que ceder?
–¿Y qué aspectos tendrían que
ceder el gobierno y la oposición según usted?
–El gobierno sin duda va a
tener que ceder primero, el respeto a una democracia que no está respetando.
Una Constituyente que rechaza la mayoría de la población contundentemente, y
tiene que tratar de buscar mecanismos para ir a una elección en función a lo
que establece la Constitución de 1999, que exige ser mayoría para gobernar. Y
este gobierno sabe que no es mayoría ni la va ser en el futuro, por lo menos
Maduro.
Por otro lado la oposición
¿está realmente dispuesta a que no haya una elección presidencial hasta
diciembre del 2018, cuando termina el período presidencial para el cual fue en
efecto electo por el pueblo, y buscar un cronograma electoral distinto que no
termine con la salida o la cabeza de Maduro? Porque cuando pidas la cabeza de Maduro
no hay negociación posible. Cuando tú le digas “Maduro dame la cabeza ya”. ¿Qué
te va a decir? “No sea bolsa, o sea a cambio de qué”. No, que te perdono. Y
responderá, ¿y quién te dijo a ti que yo estoy en las cuerdas para que me
perdones? Le van a pedir la cabeza porque si no salgo a la calle, porque si no
a lo mejor algún día paso de Chacaíto con las bombas lacrimógenas o a lo mejor
cruzo los colectivos armados en Miraflores, llego a Miraflores y logro que los
militares se fracturen y te saquen del poder, y entonces a lo mejor en el
futuro te corto la cabeza.
La negociación no puede partir
por la destrucción de tu adversario. La negociación va a tener que partir por
el reconocimiento mutuo, y por entender que van a tener que ceder. El gobierno
tendrá que ceder su Constituyente y su deseo de permanecer en el poder siendo
minoría permanentemente y en el tiempo, como la oposición tendrá que ceder en
su decisión y solicitud de esperar que el chavismo se va a multiplicar por cero
en un conflicto existencial, y que mañana más o menos tendremos un presidente
elegido por el pueblo, universal, directo y secreto. Ninguna de estas dos cosas
van a pasar.
–¿Y si no se logra una
negociación? ¿Qué porcentaje tiene Maduro para la elección de la Asamblea
Constituyente?
–Sin una negociación habrá una
Constituyente el 30 de este mes, en días, que se convierte en un evento de vida
o muerte para ambas partes. Cuando esto sucede tienes garantizado el conflicto.
Para el gobierno la Constituyente no es un capricho, es la subsistencia porque
sabe que, de lo contrario, tendrá que respetar la Constitución del 99 en algún
momento, que es una Constitución liberal y democrática que le obliga a medirse
universal, directa y secretamente, y sabe que no puede ganar ningún evento electoral
incluyendo una junta de condominio en Miraflores. No puede ganar.
La Constituyente no es
constitucional ni legal ni legítima, porque en la carta magna no hay ninguna
forma en la cual en realidad el presidente tiene derecho a convocarla sin
preguntarle al pueblo. Dice que el presidente tiene la iniciativa para empezar
el proceso, pero no para convocarla. La iniciativa se hace para que el Consejo
Nacional Electoral arranque el proceso de consulta a la población en un
referéndum aprobatorio, como se hizo en la Constituyente de 1999.
Pero además, este gobierno
cambia la forma como se elije. Maduro fue electo con 51% de los votos. Si él
hubiera utilizado el mecanismo que está proponiendo para estos comicios, Maduro
no sería presidente de la República, sería Henrique Capriles. Pero ahora,
cuando es una minoría de apenas un 20%, le cambias el sistema para tratar de
imponer un mecanismo con el cual la minoría se quede con la mayoría de la
Asamblea Constituyente. Esto tampoco es legal, ni democrático ni es constitucional.
Y finalmente, el gobierno está
hablando de un referéndum aprobatorio que no puede prometer, porque la Asamblea
Constituyente se convierte en un “soviet supremo” que decide lo que le da la
gana, incluyendo sacar a Maduro. Por lo tanto nada es una garantía. El gobierno
quiere cambiar la Constitución para aparentar ser constitucional, y quiere
dejar ese “soviet supremo” que está por encima de las instituciones para lo que
quiera. Pero además, amenaza al adversario con que ese “soviet supremo” lo va a
usar para destruirlo, para cortarle la cabeza, para quitar a la Fiscal y
meterla presa, para meter preso a Capriles, a Falcón, a Guarulla y a los
alcaldes. Resulta que lo único que crecerá en Venezuela es la construcción de
cárceles.
Este proceso, convirtió a la
oposición en otro kamikaze. Así como el gobierno es un kamikaze que está
dispuesto a lo que sea, la oposición siente que el día “D” es esa Asamblea
Constituyente porque sabe que con ella no hay vida, y el gobierno construyó del
otro lado a unos autores que están dispuestos a echar el resto.
–¿Y la hora “0” que convoca la
oposición…?
–Yo no tengo ni idea qué es la
hora “0”, y estoy seguro que la oposición tampoco, porque al final tiene la
complicación de enfrentarse con un gobierno que tiene dinero, poder, armas,
control militar y que está dispuesto a todo. Y la oposición que necesita
pararlo, tiene una gran ventaja que es la mayoría que la puede mostrar
electoralmente, pero cuando no hay elecciones, ¿cómo la muestra?
–Los anuncios de la MUD en
oportunidades, parecen no ser suficientes para la gente, que se ha ido a la
calle, inclusive sin convocatorias...
–Ese es un problema, que
teniendo la mayoría, sin embargo tampoco tiene el control organizativo. Los
líderes no son homogéneos. Las posiciones están divididas. Los radicales contra
los moderados. Los líderes individuales tienen expectativas de convertirse en
presidentes y eso también genera conflictos. Tienen visiones distintas, y
además se anarquizan. La mayoría de las propuestas de la MUD en realidad son
planteamientos de protestas pacíficas, te pueden gustar o no. Un paro, una
huelga, una marcha, un trancón son protestas pacíficas. Pero cuando las
protestas pacíficas se anarquizan son el peor dolor de cabeza para la
oposición.
Lo que pasa es que la
oposición necesita tres condiciones para ganar en esta batalla y provocar una
negociación: liderazgo unificado con objetivos concretos, que emocione y genere
esperanza de triunfo. Y ahí tiene una debilidad. Que se masifique la protesta,
que no sea una guarimba en el Este de Caracas. Necesita un país que se
manifiesta completo: en los barrios, calles, pueblos, hospitales y
supermercados, y que haga ingobernable al país, que no lo puedan controlar con
bombas lacrimógenas ni tanques porque es el país completo que se niega a que le
violenten sus derechos. Pero eso tampoco está pasando. Las protestas son muy
grandes e importantes pero está en guetos.
La tercera condición de la
oposición es lograr que se fracture tu adversario, y entonces se pueda generar
la negociación que hoy vemos como remota y difícil. Si el gobierno se fractura
y los militares entienden que si no hay una negociación, van a tener que salir,
no a matar a 100 personas, que ya es un escándalo y barbaridad la cantidad de
niños muertos, puede ser mucho peor, y el que crea que esto es el peor momento
histórico, no entiende nada. Todavía aquí no ha participado el ejército. ¿Usted
se imagina a lo que estamos pasando ahora, que es horrible, añadirle una
prohibición de venta de petróleo, un colapso financiero y además un paro
indefinido?
Tomando en consideración que
somos un país petrolero, que lo que no se va a parar es el petróleo porque el
gobierno va a recibir, aunque sea poco, el único dinero que entra al país, y la
gente nada. ¿Vas a enfrentar a un sector privado pauperizado y famélico, y una
población que no dura tres días sin que le paguen el sueldo diario porque se
muere de hambre, a luchar con el gobierno que todavía puede recibir algo de
recursos por lo que saque de petróleo? Aunque esté quebrado, va a tener más
plata que tú. Este es un proceso que tiene que terminar en una negociación. Al
gobierno tampoco le conviene esto porque está en peligro, porque al final puede
acabar en una guerra, que a lo mejor ahora controla el gobierno pero ¿cuánto
tiempo pasará para que también se armen los opositores, o que haya
financiamiento o intervención internacional?
Estas cosas pueden pasar. Yo
me espanto de imaginarlo y lo rechazo abiertamente. Pero esto es un riesgo que
el gobierno sí tiene, y lo debe hacer recapacitar. ¿Cómo llevas a un país a un
drama internacional, en el cual la gente va a pasar hambre y se pueden morir
miles de personas en el conflicto para pasar a una Constituyente, que sabes que
eres minoría y que la rechazan los venezolanos? El gobierno se plantea un
conflicto existencial nada más y nada menos que con la mayoría del país. Al
final, más tarde o más temprano te van a sacar. Eso va a pasar. Más vale que el
gobierno entienda que debe reducir el costo de salida, porque lo otro es un
suicidio colectivo.
–Pero la comunidad
internacional está presionando para el gobierno retire su propuesta de Asamblea
constituyente y llame a elecciones. Además EEUU ha amenazado con sanciones
económicas…
–La presión internacional
podría terminar en asustar a algunos actores del chavismo si es una estrategia
inteligente, porque si son sanciones masivas y generales al país empeora el
panorama porque tan solo castiga a la población. Esos anuncios de sanciones no
sabemos si son personales o clásicas represalias, que pueden irse por una
sanción general petrolera que lo que hace es empobrecer más al pueblo y
convertir al gobierno en un "big brother" como los cubanos, o como lo
fueron muchos años, los libios. No hay claridad de cómo va a ser la sanción. Yo
esperaría que EEUU hubiera aprendido la lección de que sanciones unilaterales
generales a un país son absolutamente negativas.
–¿Cree usted que una cosa es
lo que piensan el gobierno y la oposición, y otra la gente?
–Tanto el gobierno como la
oposición no asumen su rol de liderazgo porque se la pasan aterrorizados de los
ataques en las redes sociales. Yo me atrevo a decir que la mayoría de los
líderes opositores racionales, porque hay unos irracionales locos de los dos
lados, no son así y tampoco de los chavistas, pero le tienen pánico a lo que es
la opinión pública. Confunden el Twitter con la opinión pública. Ya, de
entrada, un líder de verdad no se para ni siquiera por la opinión pública. Si
él considera que se requiere tomar una decisión que es impopular pero que es la
que va a resolver el problema, la asume a pesar de los costos políticos que le
generen. Están los casos de Mandela, Adolfo Suárez y Gandhi. Cuando vives en el
centro de la tormenta tienes que ser un estadista de verdad para entender tu
responsabilidad, e incluso asumir que a lo mejor vas a ser destruido
políticamente en el camino en el corto plazo, pero que tienes una
responsabilidad con tu país, con tu familia y con la historia. Y esto no lo
estamos viendo.
24-07-17
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