Por Víctor Amaya
¿La constituyente es
indetenible?
Es poco probable que se pueda detener. Por varias razones: no veo a la dirección de la oposición con capacidad para hacerlo, hay una voluntad estratégica firme del Gobierno de avanzar en esa materia, y están las motivaciones centrales para proponer esa constituyente. Creo que el presidente Maduro está utilizando un formato estratégico similar, mutatis mutandi, al del presidente Chávez entre julio de 2001 y 2004, cuando precipitó la crisis para buscar un reequilibramiento (SIC) del régimen. Creo que esa es la lógica de Maduro. La pregunta es si la constituyente le va a ofrecer la oportunidad de lograrlo o por el contrario va a precipitar una fractura más honda en la coalición dominante.
¿La constituyente genera la
crisis pero Maduro no sale bien parado?
Esa es mi hipótesis. Él está intentado utilizar la constituyente para neutralizar a la oposición, reencuadrar estratégicamente la disputa, y debilitar a los factores internos de descontento que pudieran configurar una nueva coalición. Me temo que esa jugada, una hipótesis, le puede costar el cargo y la legitimidad del sistema político.
¿Qué significa un
"quiebre"?
Es importante saberlo porque está de moda hablar de transición, y pudiéramos estar cerca de su inicio. La transición no se ha iniciado en Venezuela, en estricto sentido. El inicio de una transición está dado por el momento en que algunas autoridades deciden restituir parcialmente las garantías constitucionales violadas, y ese es un proceso gradual y progresivo. Creo que eso intenta la Fiscal, pero ella por sí sola no puede. Haría falta por lo menos otra u otras autoridades que actuaran en esa dirección. Cuando la Fiscal alzó la voz, surgió la inquietud de quién sería el siguiente alto funcionario en saltar. Han pasado tres meses y no ha ocurrido. Si lees la Constitución, la siguiente figura pública en quien se pone los ojos en virtud de sus atribuciones es el Defensor del Pueblo, pues hace falta dos integrantes del Consejo Moral para que se activen ciertos procesos. Pero el Defensor pareciera tener una línea reticente a esto que significa enfrentarse al resto del stablishment, y eso tiene unos costos elevados. Por otro lado, me parece que está muy comprometido ideológicamente. Lo que yo me pregunto es si en un momento límite él va a sostener la misma posición o no.
¿Qué es una situación límite?
Uno que pone a prueba el respaldo de las instituciones al Gobierno: puede ser un episodio de violaciones sistemáticas a los derechos humanos, más de lo que hemos visto; o que se desate un escándalo de corrupción que comprometa a altos funcionarios; o una intervención más decidida de actores internacionales como la activación de la carta democrática OEA o si el gobierno de EEUU recorta las importaciones petroleras con Venezuela, o si las sanciones y sus consecuencias fuesen más visibles.
¿La ANC es una amenaza real,
más allá de esa estrategia de Maduro?
Sí. Es una amenaza real para la demanda de cambio político que se ha instalado en el país desde 2014, y para quienes creemos en prácticas democráticas y republicanas. El problema para el Gobierno es que la constituyente puede ser una amenaza para su propia perdurabilidad. Con la instalación de la ANC se abren varios hitos críticos que pueden profundizar la fractura de la coalición dominante
¿Qué debe buscar la gente para
evidenciar que el rechazo popular tiene un impacto real?
Los regímenes autoritarios colapsan por quiebre o por transición negociada. He estudiado 25 casos de transiciones de regímenes autoritarios a democráticos. De esos, 17 han sido transiciones pactadas, negociadas, con conversaciones en privado; solo en ocho casos ha sido por colapso. Hablamos de toda América Latina, algunos países de Europa como Italia, España, Grecia, Portugal, Checoslovaquia, Rumania, Polonia... Otras conclusiones de ese examen son que no todas las negociaciones se inician entre gobierno y oposición, sino que en muchos casos se produce con otros actores de la coalición dominante. Es decir, quizá no haya que esperar conversaciones formales capitaneadas por el presidente Maduro. Con que otros actores con influencia de la coalición dominante sean los interlocutores, puede ser suficiente para que haya un proceso de negociación serio. El tercer hallazgo es que en todos los casos, sin excepción, los militares juegan un rol relevante que varía dependiendo de los casos. En todos los casos, como conclusión, se produce primero una ruptura de la coalición dominante.
¿La medida con Leopoldo habla
de una negociación con uno de esos factores?
Hay señales de que los arreglos, los equilibrios del oficialismo, son precarios. La pregunta estratégica a hacerse es: ¿cuál sería la cadena de acontecimiento que podría resquebrajar aún más esos equilibros precarios? Me acuerdo de un escrito de William Riker sobre la formación de coaliciones. Él dice que la formación de una coalición está asociada a las recompensas esperadas del conjunto y las individuales de los miembros. Para mí es claro que la transición se puede acelerar mientras más sectores se incorporen, involucra una coalición del chavismo descontento junto con la oposición, y otros sectores.
¿Está obligada la oposición a
ponerse un pañuelo en la nariz?
Está obligada a hacer un esfuerzo de madurez política, como también el chavismo descontento lo está porque uno escucha discursos dirigidos estrictamente al mercado chavista, y resulta que la realidad del país cambió. La identidad política chavista ronda entre 18 y 20 por ciento. La oposición y el chavismo descontento se necesitan.
¿Qué pasa después de la
consulta popular?
No hay un efecto político inmediato, pero sí a la postre. La consulta va a tener tres efectos: vuelve visible la magnitus de la demanda de cambio político, pone al descubierto el talante antidemocrático del Gobierno y le coloca al Gobierno un desafío, que es el contraste de participación entre el 16 y el 30.
¿Cuánto oxígeno le queda al
Gobierno?
La macropolítica está servida para el cambio. Estamos en una gravísima crisis. Lo decisivo es que está en marcha la formación de una nueva coalición política y social, entre los sectores del chavismo descontento que han reconocido en la permanencia del Gobierno una amenaza común a la que percibe la oposición. Entonces comienzan a coincidir estratégica y tácticamente, y ven ganancias políticas en un cambio político. Cuán rápido y probable, depende de cuán incluyente sea esa nueva coalición, de concesiones, de garantías, de acuerdos. Veo que la probabilidad de que se inicie una transición aumenta entre esta fecha y el año que viene.
¿Maduro llega a 2018?
Es posible. Para mí es el escenario más probable, sin desestimar otros escenarios.
22-07-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico