Por Simón García
Tengo confianza en la MUD
porque conozco a la mayoría de sus líderes. Los hemos visto en una lucha que
comenzaron casi solos y que luego se convirtió en el extraordinario torrente
humano que ha arrojado durante 120 días un increíble ejercicio de democracia
protagónica. Muestran un balance de éxitos. Basta citar tres: la consulta
nacional que movilizó en un día a más de 7.6 millones de venezolanos y dos
huelgas cívicas respaldadas por la mayoría de la sociedad. El uso de las
trancas es polémico.
Una de sus fortalezas es ser
mayoritariamente jóvenes y con una trayectoria por hacer. Otra es su relación
con el conocimiento. Una tercera, su diversidad y cosmopolitismo, aunque sin
embargo no han encontrado una forma adecuada de equilibrar radicalidad y
prudencia. Esta diversidad y su correspondiente relación de fuerzas ha
dificultado contar, (¿debilidad o virtud?) con un líder común.
Aprendieron que la fuerza del
cambio, aquella que se corresponde a la infantería de un ejército, es la
movilización del pueblo, fundamentalmente en la calle. Pero les falta inventar
fórmulas para organizarla y promover nuevas dimensiones y extensiones de ella
hasta las necesidades cotidianas de la gente.
Han orientado las acciones
contra la convocatoria inconsulta e inconstitucional de una ANC destinada a
liquidar las instituciones cuya independencia estorba la pretensión de
constitucionalizar una dictadura.
En esa lucha hay logros y
fenómenos notables, en los cuales hay que ahondar: 1. Se forjaron las bases de
una unidad potencial entre organizaciones e instituciones que han decidido
defender la Constitución y la democracia. 2. El resquebrajamiento del poder a
partir de la actitud constitucionalista asumida por Luisa Ortega Díaz, FGR, 3.
Se erosionó la base social de Maduro y surgió la distinción entre chavismo
democrático (sin Maduro) y chavismo madurista (sin Chávez,). Siguen en curso
contradicciones internas a propósito de desacuerdos con la represión o
desempeño de la Constituyente. 4. La aproximación, todavía interferida por
prejuicios mutuos, entre MUD y chavismo constitucionalista. 5. La fuerte
irritación popular y una irreversible separación con los responsables de las
muertes de manifestantes y los daños al país. 6. El descontento con la
militarización del gobierno y la asociación de civiles y militares con mafias
de corrupción y delincuencia que usan al Estado para obtener impunidad, 7. El
propósito de edificar un Estado paralelo a las pautas constitucionales vigentes
y profundizar la destrucción del mercado, los derechos y la libertad, 8. La
aparición de una cultura con el ciudadano como actor principal de la
democracia. 9. La definición de unos objetivos programáticos alternativos para
crear consensos para iniciar una transición que reconquiste la
constitucionalidad y permita conformar, con votos, un gobierno plural de Unidad
Nacional.
Son fortalezas para encarar la
reformulación de las luchas después del 30j. Vienen tiempos duros, que
requieren nuevas y mejores formas de lucha para que triunfe la voluntad de toda
una nación sobre la ambición de una parcialidad ilegítima. Y terminará por
triunfar si hacemos nuestra parte bien.
30-07-17
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