Por Francisco José Virtuoso
S.J.
Un profesor muy recordado de
la Universidad Católica Andrés Bello iniciaba sus clases de Lógica pidiéndoles
a sus estudiantes que hicieran el intento de dibujar en la pizarra un círculo
cuadrado. Al comienzo la respuesta inmediata era la perplejidad hasta llegar a
la conclusión de que eso era imposible. Así el buen profesor se subía al podio
de los conceptos para explicar qué era una contradicción lógica.
Cuando me imagino las
conversaciones trianguladas que se están dando entre el gobierno nacional, a
través de emisarios internacionales como el ex presidente Zapatero, y algunos
representantes de los partidos políticos de la oposición agrupada en la MUD,
sobre la posibilidad de acordar la postergación o suspensión de las elecciones
pautadas para el próximo 30 de julio, me los imagino a todos intentando dibujar
el círculo cuadrado, para finalmente concluir que es imposible.
La asamblea nacional
constituyente convocada por Maduro no solo es inconstitucional y fraudulenta,
como bien lo sabe la mayoría del pueblo venezolano, que en más de 80% ha
mostrado su desacuerdo a través de las encuestas y a través de la participación
de más de siete millones y medio de personas en la consulta popular del pasado
16 de julio, en la que expresaron su total rechazo ante esta iniciativa.
Pero ahora resulta que el
propio régimen está entendiendo que esta jugada puede resultar su jaque mate, utilizando
la jerga del ajedrez. Si juzgamos por la verborrea de los convocantes y de los
candidatos, la asamblea nacional constituyente no ha sido nunca planteada como
un proyecto político serio. Si solo se aprobaran las promesas que los
quinientos y tantos candidatos vienen exponiendo hará falta una biblioteca para
coleccionar la Constitución.
La constituyente es solo una
jugada política para declarar la revolución permanente, haciendo caso omiso a
cualquier normativa preexistente, para consolidar la dictadura totalitaria de
quienes detentan las jefaturas del régimen, para consolidar la amenaza
permanente como estilo de gobierno. La constituyente es sobre todo un proyecto
para consolidar la dictadura, uniendo a los adeptos en un claro afán hegemónico
contra la disidencia.
Sin embargo, la jugada no ha
salido bien. La oposición no se amilanó, sino más bien se fortaleció. La
rebeldía popular se incrementó y se consolida con cada desmán del régimen,
hasta llegar a tomar su propia autonomía. El apoyo popular al gobierno se
fractura cada vez más, siendo que su principal base de sustentación son
aquellos que guardan alguna relación de apoyo a cambio de subsistencia. La
presión internacional crece y amenaza con medidas extremas en el contexto de
una crisis de financiamiento que puede ser mortal para el gobierno.
Al mismo tiempo es obvio que
la constituyente como espacio colegiado, asambleario, para el ejercicio del
poder, supone un traslado del poder de manos de Maduro a los principales
líderes que controlen el nuevo cuerpo colegiado. Maduro, quien hasta ahora
ostenta la jefatura del Ejecutivo, será uno más en el concierto de voces. Lejos
ha estado Maduro de ser el líder único de la revolución, ahora se reduce aún
más su alcance ¿y hasta su permanencia como presidente?
Constituir la asamblea
constituyente no hará otra cosa que fortalecer la resistencia que ya se ha
hecho incontrolable para el gobierno a pesar de tanta represión invertida,
violación de derechos humanos, amenazas, propaganda, intimidación, etc. Al
mismo tiempo, sume usted la presión internacional que no cesará de crecer y
hacerse sentir y la siempre amenazante incertidumbre ante el retiro del apoyo
que hasta ahora la Fuerza Armada ha dado al régimen.
Al interior de la cúpula que
detenta el poder debe estar también produciéndose una intensa confrontación. Me
sumo a la opinión que ya algunos analistas han señalado, en el sentido de que
para el presidente Maduro y quienes están a su lado detener la constituyente
los seguiría manteniendo como el pivote del régimen; mientras que para quienes
aspiran a fortalecer su posición de poder ven en la ANC su gran (y tal vez
única) oportunidad.
El problema para Maduro es
entonces cómo salir del embarazo de la constituyente que solo le traerá más
ingobernabilidad, aislamiento internacional y debilidad como gobernante ante
sus competidores. La única forma de salir airoso es que logre doblegar a la
oposición obligándola a volver al diálogo y apaciguando la presión de calle a
cambio de posponer las elecciones del 30 de julio. Pero para no aparecer como
blandengue frente a los suyos, a sus competidores y a la propia oposición,
acompaña su oferta de diálogo con un discurso cada vez más altisonante y con
más acciones represivas frente a toda disidencia.
Por su parte, la oposición política
agrupada en la MUD ha dicho y ha mostrado estar dispuesta a la negociación,
pero siempre y cuando los términos sean la suspensión sin condiciones de la
propuesta constituyente y un plazo razonable para la constitución de un
gobierno de unidad nacional para la transición. El problema para la dirigencia
de la oposición es consensuar qué significa esta fórmula y qué significa un
plazo razonable, porque sabe que si no acierta en ello la sociedad civil en
rebeldía no comprará la oferta.
Como los círculos cuadrados no
se pueden imaginar y mucho menos dibujar, estamos entrampados en una
contradicción de la que solo puede sacarnos el gobierno aceptando al menos la
suspensión definitiva de la ANC, como paso previo, indispensable para diseñar
un proceso de negociación que responda efectivamente a las demandas de la
sociedad. Presidente Maduro, atrévase a enfrentarse a sus radicales para salir
del círculo cuadrado en el que usted puso al país.
28-07-17
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